Un boricua entre los ‘magos’ que encuerdan las raquetas del US Open
21 encordadores profesionales preparan más de cinco mil raquetas en largas jornadas de trabajo
Durante un torneo de tenis de dos semanas como el US Open se encuerdan unas 5,500 raquetas. Algunos jugadores utilizan una sola raqueta durante un partido, pero la mayoría utiliza varias, cambiando, por ejemplo, cada vez que se introducen pelotas nuevas durante el partido, lo que ocurre cada nueve juegos.
Rafael Nadal comienza el partido con cinco raquetas en su bolsa, pero a medida que avanza el choque, envía las raquetas usadas a cambiar el cordaje. En menos de 20 minutos esa raqueta vuelve a estar en la pista lista para ser utilizada si es necesario.
Roger Federer tiene hasta 12 raquetas listas para cada partido.
Para poder atender toda esta demanda de cordajes, cada torneo tiene un equipo de encordadores bajo la dirección de una marca de materiales de tenis. En el US Open, desde hace 14 años es Wilson la marca oficial, que en esta edición cuenta con 21 encordadores de 11 países diferentes.
Entre ellos está Dimas Méndez, 29 años, un boricua de Ponce afincado en Nueva York que, después de 10 años encordando para aficionados en clubes y tiendas, hace dos comenzó a encordar en el circuito profesional. Éste es su primer US Open, pero también ha estado en los dos últimos Open de Australia, en el Open de Japón, Indian Wells y antes de final de año se irá a China.
Estos días en Flushing Meadows ha preparado las raquetas de nombres tan conocidos como el argentino Diego Schwartzman, el canadiense Denis Shapovalov o su compatriota Mónica Puig, quien pidió expresamente que fuera Méndez quien trabajara en su raqueta, a quien conoce de la isla.
“Es una experiencia única que muchos encordadores quisieran tener”, asegura Méndez sobre su trabajo en el US Open con Wilson, equipo cuya característica es que todos tienen que encordar la raqueta exactamente de la misma forma. Eso dificulta el trabajo, ya que cada encordador tiene que pasar por un entrenamiento específico de esta marca, aunque tenga experiencia previa.
“Es como enseñar trucos nuevos a un perro viejo”, describe Méndez.
El ritmo es intenso, con jornadas que pueden llegar a las 17 ó 18 horas, “hasta las dos o tres de la mañana”, en las que un encordador trabaja en unas 35 raquetas.
“Es un trabajo que hay que quererlo. No mucha gente aguanta”, asegura Méndez, quien está aprendiendo, viajando y haciendo contactos en este mundo para en el futuro poner su propio negocio.
Muchos de los 21 encordadores del US Open trabajan otros torneos durante el año o tienen sus propios talleres en clubes privados. Es el caso de Dustin Tanversley, del área de Dallas – Fort Worth, que ha trabajado en los últimos once US Open con Wilson.
Tanversley es habitual de otros torneos en Estados Unidos como los challengers de Cleveland y Dallas, y el Winston-Salem Open, pero espera viajar la próxima temporada a París para trabajar en Roland Garros, ya que Wilson será por primera vez encordador oficial del Abierto de Francia.
Los cordajes en números
· La tensión es clave. A más tensión, más control, pero menos potencia. Los profesionales tensan el cordaje entre un máximo de 77 libras y un mínimo de 31.5, aunque la mayoría se sitúan entre 40 y 60 libras. Nadal tensa sus raquetas a 55 libras.
· Se necesitan unos 40 pies de cordaje para cada raqueta.
· En los primeros días del US Open, cuando más partidos se juegan, se llegan a encordar 500 raquetas en una sola jornada.
· El tiempo medio que toma encordar una raqueta es de 18 a 20 minutos. Pero en caso de pedido urgente durante un partido, se reduce a 12 a 15 minutos.
· Los jugadores del US Open tienen que pagar por este servicio. Sin contar el costo del material, pagan $30 dólares por encordado.