Empleados con habilidades blandas, empresas más competitivas

Las personas que saben trabajar en equipo hacen la diferencia

Empleados positivos, empresas fuertes.

Empleados positivos, empresas fuertes. Crédito: archivo

Según un estudio de la prestigiosa Fundación Carnegie, solo el 15% del éxito laboral proviene del conocimiento y de las destrezas técnicas, mientras que el 85% se debe a la correcta gestión emocional y social; es decir, a las llamadas habilidades blandas.

Desde niños, nos educan en habilidades blandas. Nuestros padres nos enseñan a dar las gracias, a recuperarnos tras una caída, a compartir los juguetes, a no pegar a los amiguitos del parque… Además, el colegio y la universidad capacitan a los jóvenes para ser personas solidarias, empáticas, creativas, adaptables, puntuales, sociables, comunicativas, capaces de trabajar en equipo. En eso consisten las soft skills, o sea, las habilidades blandas tan demandadas en el mundo laboral.

Pero esta es la teoría. En la práctica, no todo el mundo ha adquirido las mismas capacidades emocionales, razón por la que conviene entrenarlas, y no solo para tener éxito en el trabajo, sino para alcanzar la satisfacción y el bienestar en todos los ámbitos: personal, social, de pareja…

El entrenamiento habitual que más demandan las empresas son los programas de formación interna en los que un equipo de profesionales, generalmente psicólogos, entrena a los trabajadores, ya sea en grupo o de manera individual. Esta es uno de los programas más demandados en los últimos años del Instituto Europeo de Inteligencias Eficientes que dirijo.

¿Cómo mejorar las habilidades blandas?

Una parte de esta formación incluye el denominado role playing, una técnica de dinámica de grupo que utiliza la dramatización, la simulación o el juego de roles, etc. y, sobre todo, sirve para entrenar las habilidades más importantes en la empresa como:

Comunicación. Quien sabe comunicarse de forma efectiva es capaz de construir, convencer y llegar a su público objetivo.

Solución de problemas. Las personas exitosas están capacitadas para evaluar las situaciones cambiantes que se producen a su alrededor, ser flexibles y diseñar soluciones creativas que permitan seguir avanzando en el escenario competitivo en el que se desenvuelven.

Motivación. Tiene mucho que ver con la productividad. Los trabajadores motivados son capaces de implicarse en su trabajo y también de contagiar a los demás su entusiasmo.

Trabajo en equipo. La colaboración es esencial en las empresas. Las personas que saben trabajar en equipo no suman con los demás: ¡multiplican!

Buenos modales. Saber tratar al otro implica sentir empatía, una cualidad primordial en las personas.

Precisamente por la empatía es por lo que me ha sorprendido leer que la empresa estadounidense Talespin haya creado a Barry Thompson, un empleado artificial que permite a los responsables de recursos humanos practicar situaciones difíciles, incluso la más incómoda de todas: el despido.

El objetivo es que Mr. Thompson ayude a las personas a ensayar con él situaciones conflictivas, sin dejarse impresionar por su hostilidad, disgusto, agresividad, pena o desesperación cuando es despedido.

De este modo, los humanos podrán entrenar sus habilidades blandas no para ayudar a alguien a superar una situación dramática, sino para aprender a aparcar sus emociones mientras el androide los pone en situaciones difíciles. ¿Útil o aterrador? ¿Un arma más para mejorar o para parecernos a las máquinas?

http://www.ieieamerica.com/

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