Kumamoto busca a contrarreloj crear el partido “Futuro” en Jalisco
El joven jalisciense no quita el dedo del renglón de hacer historia en la política mexicana
MEXICO.- El político jalisciense Pedro Kumamoto recorre en los últimos meses palmo a palmo el estado de Jalisco. Suda, sube, baja en busca de firmas que lo avalen. Va con el mismo equipo que lo llevó a registrarse en dos candidaturas independientes, pero con un fin opuesto: crear un partido que se llamaría Futuro.
Kumamoto había sido renuente a ser parte de una institución política clásica —fue diputado del Congreso de Jalisco en el periodo 2015-2018 por la vía independiente, pero perdió en ese camino la elección al Senado.
Ante el fracaso, lo reconsideró y así lo dijo: en el sistema político mexicano un independiente no tiene representación proporcional en el congreso aunque hubiera tenido miles de votos (772,000 en su caso), entre otras desventajas.
“Kumamoto y su grupo de compañeros organizados con el nombre de Wikipolítica no eran un partido político oficialmente, pero sí lo eran para operar, por eso ahora buscan financiamiento oficial, acceso a medios de comunicación y curules de representación que tiene cualquier partido”, precisó Nicolás Loza, analista político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
“La conformación de un partido se hizo necesaria”.
Por eso en los últimos meses, Kumamoto trabaja en compilar firmas que avalen la creación de Futuro; en días recientes, a contrarreloj: solo quedan 60 días para afiliar a más de 16,000 personas, según exige el registro ante el Instituto Nacional Electoral.
En el camino, Kumamoto promete “un partido político que escuche, que no venda magia, que trate a las personas como adultas y sobre todo, que pise la calle”. Promete resolver problemas como la construcción de la presa “El Zapotillo”, en la comunidad de Temacapulín, a la que se oponen los pobladores y otros males que no están en sus manos.
Las nuevas generaciones de políticos como la de Kumamoto se enfrentan a dos problemas que datan de décadas: el sistema político y el sistema judicial que terminan por “absorber” hasta a los mejores intencionados.
El politólogo Loza pone de ejemplo la práctica de llevar a votar a la gente de los poblados más pobres. “Los nuevos partidos se han visto en la disyuntiva de apegarse a buenos principios o perder la elección y terminan haciendo lo primero”.
Lo ideal —agrega —sería que se castigara a quienes recurran en estas prácticas, pero eso no pueden resolverlo desde la política, es un asunto de un sistema de justicia que no funciona.