El rastro de la estafa
Educación, edad, dominio del inglés y ganas de tomar riesgos definen a la víctima de los fraudes
“¿Quiere perder peso?”. Millones de personas en EEUU quieren eliminar libras que les sobran y el atractivo que por motivos estéticos o de salud tiene la pérdida de peso convierte a este deseo en un suelo fértil para sembrar el fraude.
De acuerdo con las cifras que acaba de publicar la Comisión Federal de Comercio (FTC en sus siglas en inglés) hasta 6.5 millones de adultos compraron productos dietéticos, pastillas sin prescripción parches para la piel, cremas e incluso aretes que facilitaban una importante pérdida de peso, con o sin dietas o ejercicios con “tratamientos” que no surtían efecto o menos de la mitad de lo que se contaba.
Es de lejos el fraude que más víctimas registró esta agencia en 2017.
Le siguen los fraudes en reparaciones de computadoras, la siempre enervante comunicación de que se debe dinero al Estado o a una empresa, las facturaciones no autorizadas (billes con cargos no aprobados) y las promociones con premio.
Los fraudes con las reparaciones normalmente tienen el peligro de que además le pueden dejar los datos del usuario o consumidor comprometido. Lo frecuente es que ocurran cuando alguien que usted no conoce le llama por teléfono y le dice que su computadora tiene virus por activar un programa conocido y tiene que acceder remotamente a este para eliminarlo. Por su puesto tiene un costo aunque no haya ningún problema con su computador. Hasta cinco millones de personas han seguido las instrucciones que no debían.
Quizá uno de los fraudes más irritantes son los que tienen como objetivo y hacen presa a los más vulnerables económicamente, como las oportunidades de negocios o los programas de trabajo desde casa cuando estas dos opciones permiten ingresos de menos de la mitad de los niveles prometidos. Estas estratagemas además de los esquemas piramidales atrapan a unos 2.7 millones de individuos.
Las promesas de reparación del informe y la puntuación crediticia o las ofertas de alivio de deuda son otros de los fraudes en los que también hay víctimas, casi 1.7 millones de personas terminan siendo presas en conjunto de esta trampa.
Lo que el informe de la FTC muestra sobre la forma en la que se mueven los estafadores es que la mayor parte estas comienzan con llamadas de telemercadotecnia sin previo aviso para promover alfo que se ofrece, anuncios en internet o “infomerciales” que se emiten por la televisión por la noche y madrugada. “La persona que promueve un producto o hace una venta “puede estar metido en un cuarto de calderas al otro lado del país o incluso del mundo con respecto a la víctima”.
El rastro del fraude apunta a que contrariamente a lo que se podría esperar, las personas mayores no son las que más caen en las trampas. O no lo reportan tanto. Quienes más denuncian haber caído en ellos son las personas entre 35 y 54 años reportaron
Con la excepción de la estafa de la computadora, en la que si que caen bastantes personas mayores y lo reportan, quienes tienen al menos 65 años “suelen reportar menos que hayan sido víctimas de los fruades más prevalentes”, explica este informe hecho con información de 2017.
Además de la edad, otra de las variables con las que se elabora el perfil de las víctimas es la educación. “Los consumidores que tienen una educación universitaria reportan menos haber caído en uno o más de los fraudes cubiertos por el informe que aquellos con menos educación”. Más mujeres denuncian haber sido víctimas que hombres.
El idioma, o la falta de manejo de este, también afina el perfil de la víctima. Quienes no se sienten cómodos hablando inglés caen menos en la trampa que los que si lo dominan. Una de las cuestiones que marca la diferencia entre quienes son víctimas y los que rechazan de plano la oferta del estafador es el hecho de que quienes están predispuestos a tomar riesgos, lo terminan pagando.