Crisis en Bolivia | “Evo Morales todavía no entiende lo que ha pasado y nos ha llevado a esto”

En entrevista con BBC Mundo, la investigadora británica Linda Farthing reflexiona sobre los factores que han conducido a la situación en la que se encuentra Bolivia

Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia el pasado 10 de noviembre.

Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia el pasado 10 de noviembre. Crédito: AFP

Linda Farthing es una investigadora británica que lleva casi cuatro décadas atenta a las transformaciones que ha vivido Bolivia en todo este tiempo.

No duda en señalar que el país cambió en muchos aspectos y de forma positiva durante los últimos 13 años de mandato de Evo Morales, pero también apunta cómo su movimiento político fue perdiendo la potencia transformadora que mostró en sus orígenes.

“Evo Morales se ha puesto a sí mismo encima del proyecto político”, sostiene la entrevistada acerca del expresidente que el 10 de noviembre renunció a la primera magistratura del país.

Añade que el intento de obtener un cuarto mandato consecutivo, que lo habría mantenido en el poder hasta 2025, refleja que el “proyecto original” de cambio dio paso de a poco a una necesidad de mantenerse en el poder.

“Se fue perdiendo la fuerza que existía antes”, indica Farthing en esta entrevista con BBC Mundo.


En Bolivia, parece, existen dos hipótesis enfrentadas. Una es la impulsada por Evo Morales, que sostiene que hay golpe de Estado, y la segunda que es el relato de una recuperación democrática. ¿Cuál de ellas se acerca más a la realidad?

Hay una serie de elementos para tener en cuenta. Primero que los golpes de hoy no son como los de antes. Además, hay que señalar que muy pocas veces en este país se ha respetado la Constitución en las transiciones políticas.

Por eso creo que es claro que obligar a Evo Morales a renunciar es algo anticonstitucional. No era el papel de las Fuerzas Armadas condicionar al presidente y también hay evidencias de que se incentivó a los policías a amotinarse. Son una serie de cosas que hacen pensar aquello.

Sin embargo, también hay que considerar que hay una serie de cosas que tienen un origen. Existía un movimiento que estaba en contra de la cuarta postulación de Evo Morales y eso fue ganando fuerza.

Militares bolivianos en Cochabamba

EPA
La presencia de militares en distintos lugares de Bolivia se ha hecho habitual estas últimas semanas.

Fuera de Bolivia es difícil imaginar que apenas hace un mes se celebraron elecciones. No hubo episodios de violencia durante la campaña ni tampoco incidentes graves durante la votación. Hasta las 8 de la noche de ese domingo [20 de octubre] todo parecía estar dentro de la normalidad. ¿Cómo se llegó a esta situación en tan poco tiempo?

Este país siempre ha sido un lugar que aparenta una tranquilidad, pero por debajo suceden muchas cosas.

Yo creo que el partido de Evo Morales no calculó bien la fuerza de la oposición que, desde meses antes de las elecciones, hablaba de fraude electoral.

Entonces llega un momento en el que esta idea se instala tan dentro de la mente, sobre todo en la clase media, que no importaba ya lo que pasara con las elecciones. Ya se creía que serían fraudulentas y todo este lío del conteo rápido y el Tribunal Supremo Electoral aportó a eso. Fue esa la chispa que hizo que la gente diga que se están robando las elecciones.

Una cuarta postulación presidencial en las condiciones que se dieron permitía pensar en que un escenario de conflictividad era posible. Se forzó la posible reelección en un juzgado constitucional y antes se desoyó un referéndum que rechazó la participación del expresidente en las elecciones de este año. ¿Evo Morales y su partido menospreciaron estos antecedentes?

Claro. Con el tiempo quedará más en evidencia que ya era demasiado tiempo y eso se refleja en la gente. En los últimos años salieron más y más casos de corrupción y ya no se produjeron los éxitos que se produjeron en los primeros años.

Nacionalizar los hidrocarburos fue un riesgo muy grande que tomaron porque el mundo financiero los puso en la mira. Para un país pequeño tomar esta decisión era un riesgo enorme y ganaron. Eso apoyó a transformar el país.

Fila de personas en busca de contenedores de gas

Reuters
Los bolivianos intentan recuperar la normalidad del día a día.

Sin embargo, cuanto más tiempo se permanece en el gobierno es lógico que se cometan más fallas. Por eso creo que en los últimos años se fue perdiendo la fuerza que existía antes y también la visión que existía. En el final era más visible que había gente más interesada en sacar un provecho personal gracias a sus posiciones en el gobierno.

Entonces te encuentras con que los mejores se fueron. Los mejores han ido saliendo. Llegas a un punto en el que no se puede aguantar más.

En 2006, cuando Evo Morales asume la presidencia, la consigna en muchas poblaciones del campo era “somos presidentes”. Es decir, se hablaba de Morales como uno más de la comunidad, mientras que en los últimos años el discurso cambió mucho. El expresidente era considerado como una figura irremplazable e imprescindible para la continuidad de su proceso político. ¿Cómo es que sucede este giro?

Creo que vivimos en una sociedad con instituciones muy poco fuertes, con un sistema judicial que no es independiente. Por eso creo que este tipo de sistema, que es un problema en América Latina, permite estas situaciones.

En Estados Unidos, Donald Trump casi a diario tiene fiscales que le señalan que viola la Constitución. Eso nunca lo escuché en Bolivia cuando Evo Morales violaba la Carta Magna. No hay esa posibilidad.

Evo Morales en conferencia de prensa

AFP
Desde algunos sectores, la principal crítica que le hacen a Evo Morales es que se presentara a las elecciones del 20 de octubre.

Por eso es casi obvio pensar que una persona se puede aprovechar de esto. Incluso de forma inconsciente. El sistema le ayuda y muchos en su entorno se aprovecharon de eso. Eso ha ido transformando todo con el paso del tiempo.

El discurso del llamado “proceso de cambio” que pregonaba cambios en la sociedad para la gente más humilde y los indígenas pasó a ser un mensaje de estabilidad en el país. No es poca cosa presumir en Bolivia que hay estabilidad, pero se fue perdiendo el impulso de transformación.

Tengo la impresión de que el gobierno pasó de a poco a acomodarse en la conservación de lo logrado en lugar de la transformación de lo posible, como fue originalmente. ¿El proceso de cambio de Evo Morales perdió la mística sobre el final?

Creo que poco a poco se fue perdiendo la confianza en el partido de Evo Morales por diferentes episodios en estos últimos años. El proyecto original, como pasa en muchos casos en todo el mundo, fue siendo remplazado por la necesidad de mantener el poder. Esto es exactamente lo que ha pasado aquí.

Marcha a favor de Evo Morales en Tegucigalpa, Honduras

AFP
En otros lugares de la región (como la capital de Honduras en la imagen) se han organizado marchas de apoyo a Evo Morales.

Un buen amigo que ha trabajado en el gobierno dijo bien que Evo Morales se ha puesto a sí mismo encima del proyecto político y yo creo que es verdad.

Por otro lado, los bolivianos deben reconocer que se vive bien. Se vive mejor que hace 20 años. Aunque esto tiene un costo ambiental.

La década de los 90 en Bolivia casi no tuvo respuesta social ante los gobiernos que pasaron debido en buena parte a la derrota casi global a la izquierda clásica obrerista y el desmontaje de los sindicatos en esa época. La reconfiguración subalterna boliviana costó muchos años y no salió de las fábricas, sino desde el campo y las comunidades indígenas. Casi dos décadas después, ¿estamos en el cierre de este ciclo?

Creo que los movimientos sociales han sido muy desmovilizados en esta última etapa. Es algo que sucedió poco a poco durante el gobierno de Evo Morales y se hizo para que se mantenga el poder y la fuerza de su partido.

Bolivia

Getty Images
Roberto Borda, excandidato a senador de Evo Morales hizo un llamado a la paz: “Basta de confrontación”.

Yo creo que el desafío es recomponerse en forma independiente del partido. Pueden decidir apoyar a Evo Morales, pero que sea una iniciativa propia y no una cuestión automática. Ellos deberían ser los que decidan.

Al principio el papel de los movimientos sociales ha sido protagónico y eran consultados. Había un proceso y se tomaban decisiones. Esta fuerza tiene que recomponerse.

En la entrevista que Evo Morales brindó a BBC Mundo dijo una frase muy llamativa: “los movimientos sociales solo los podemos parar nosotros”. ¿Todavía tiene Evo Morales esa capacidad de movilización?

Yo creo que Evo Morales todavía no entiende lo que ha pasado y nos ha llevado a esto. Incluso en el Chapare (la selva en el centro de Bolivia desde donde el expresidente lanzó su carrera política) hay mucha disidencia y mucha pelea interna.

Bolivia es un país en el que hay mucha discusión, mucha pelea interna. En un momento dado son capaces de tomar un camino consensuado, pero eso no significa que todos estén de acuerdo. Históricamente las organizaciones sindicales de Bolivia mostraban ser unificadas, pero adentro había mucho debate. Era increíble.

Yo creo que ha cambiado mucho la dinámica y creo que Evo y Álvaro (García Linera, el vicepresidente) no se han dado cuenta. Por eso el desafío para el partido de Morales es renovar el liderazgo, es algo que deberían haber hecho desde 2014. Ahora ya se ven obligados a hacerlo y ver si todavía son una fuerza política viable.

Es claro que la ultraderecha tiene su apoyo y pasa por su momento ahora. Es algo serio lo que está pasando acá. Estamos viendo que hay violaciones a derechos humanos pese a que es un gobierno que se declara de transición.

Canciller de Bolivia

AFP
Desde la llegada del gobierno interino a Bolivia, el país ha roto relaciones con Venezuela, antiguo aliado de Evo Morales.

¿Era imaginable un cambio tan brusco en la dirección del país?

Basta con ver la historia para entender que en Bolivia estas cosas suceden. Es uno de los países que tiene los más altos índices de golpes de Estado, por ejemplo. Es un país que en muchos sentidos tiene que consolidar muchos aspectos. Todavía tiene muchas cosas para ponerse de acuerdo.

Tú viajas de La Paz a Santa Cruz y es como ir a otro mundo.


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