Obreros “esenciales” de fábricas temen ir al trabajo por el coronavirus pero no pueden permitirse quedarse en casa

Mientras fábricas y almacenes en Illinois se mantienen abiertos produciendo suministros en medio del brote de coronavirus, obreros dicen que trabajar codo a codo en las líneas de producción y fichar en los escáneres de huellas digitales podría enfermarles.

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Crédito: Archivo

Mientras muchos negocios en Illinois han cerrado o han dado instrucciones a sus empleados para trabajar desde casa para evitar la posible propagación del nuevo coronavirus, los trabajadores de bajos salarios de fábricas y almacenes continúan yendo al trabajo, a menudo haciendo trabajos que la gente no se da cuenta son considerados esenciales.

Y parece que hay tanto, sino más, trabajo disponible que nunca, una situación que es improbable que cambie en un futuro cercano. El mandato emitido la semana pasada por el gobernador, J.B. Pritzker, ordenando a los residentes quedarse en casa incluye exenciones por “actividades esenciales” como la producción de comida y suministros médicos, y las cadenas de suministro necesarias para hacer esos productos.

“El pan que se ve en los estantes no es solo el pan en sí. Hay también una cinta de cierre y una bolsa de plástico que contiene el pan”, dijo Pritzker durante una reciente rueda de prensa cuando se le preguntó por qué tantos trabajos de manufactura eran considerados esenciales. “Lo mismo es verdad para los fabricantes de botellas para productos farmacéuticos: alguien hace las tapas, alguien hace las botellas”.

En entrevistas realizadas la semana pasada a como una docena de trabajadores, muchos dijeron que tenían miedo de ir a trabajar y enfermarse pero que no podían permitirse quedarse en casa en aislamiento. Se sentían afortunados de poder ganar un sueldo cuando tantos otros están perdiendo sus trabajos en restaurantes y hoteles, pero no quieren arriesgar su salud. Lo que les preocupa, dijeron, son las condiciones que solían ser rutina pero que ahora les dan miedo: trabajar en líneas de producción donde están apretujados o entrar a trabajar fichando en dispositivos de lectura de huellas digitales.

“Las líneas que tienen están bastantes pegaditas; hay espacios que topa uno codo a codo”, dijo una trabajadora de una fábrica, quien como otros entrevistados para este artículo hablaron bajo la condición de anonimato por miedo a deportación o represalias en el trabajo. “Me estoy lavando las manos más, pero todavía estoy preocupada”.

Temores también se están extendiendo a través de las fábricas en torno a colegas que dieron positivo por COVID-19 y si los encargados reaccionaron lo suficiente rápido mandando al empleado a casa y comunicando una posible amenaza a la salud a los otros trabajadores.

“Entendemos el miedo que existe en este momento”, dijo Mark Denzler, presidente y director ejecutivo de la Asociación de Fabricantes de Illinois. “Los empleadores necesitan comunicar de la mejor manera, pero todos los miembros con los que he hablado están haciendo las preguntas apropiadas, tomando las medidas correctas para mantener a los trabajadores a salvo”.

Denzler dijo que su organización ha alentado a las compañías afiliadas a seguir las directrices de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades para proteger a sus trabajadores.

Algunas compañías están ahora implementando descansos higiénicos obligatorios, donde los trabajadores hacen un alto en lo que están haciendo para limpiarse a sí mismos o su zona de trabajo, dijo Denzler. Otras fábricas están dividiendo los turnos de trabajo, por ejemplo, de 100 empleados en un turno a 50 empleados en dos turnos para aumentar el espaciado.

Algunos obreros dijeron que las fábricas o almacenes donde trabajan estaban tomando las medidas de seguridad apropiadas, incluyendo pasar un trapo con desinfectante a la maquinaria y manteniendo abiertas las puertas de los baños y las cafeterías para evitar que los trabajadores toquen las manijas. Pero muchos más dijeron que las precauciones eran pocas.

“Las compañías no están tomando la salud de los trabajadores en serio”, dijo Isaura Martínez, una organizadora en el Chicago Workers’ Collaborative, una organización que se enfoca en trabajadores temporales. “Están exponiendo a los trabajadores donde pueden ser infectados en el trabajo”.

La semana pasada la Chicago Workers’ Collaborative empezó una campaña de petición en internet pidiéndole a Pritzker que “tome medidas rápidas y contundentes para permitirnos producir de manera segura los productos que nuestro estado necesita mientras nos protege a nosotros, a nuestras familias y a las comunidades en las que vivimos”. Entre las peticiones: suspender el uso de escáneres biométricos de control de horario, en los cuales los trabajadores usan sus huellas dactilares para fichar; requerir seis pies de espacio entre empleados; y el derecho a pago por enfermedad mandatorio para los trabajadores temporales.

La oficina de Pritzker no respondió a una solicitud de comentario. Pero como parte de una colaboración público-privada anunciada el lunes para aumentar la producción de equipamiento de protección personal, incluyendo mascarillas, guantes y desinfectante de manos, Pritzker dijo que “esas fábricas acatarán estrictas normas de distancia social para asegurar que los trabajadores detrás del equipamiento están seguros y también sanos”.

El uso de aparatos biométricos para fichar son muy comunes en agencias de empleo, almacenes, fábricas, centros logísticos, franquicias de comida rápida y centros de enfermería, dijo Brandon Wise, un abogado basado en St. Louis quien ha presentado alrededor de 80 denuncias civiles en Illinois motivadas por preocupaciones sobre la privacidad relacionadas por su uso.

En algunos lugares de trabajo “tal vez 500 personas al día ponen su mano en la máquina”, dijo. Antes de que el COVID-19 se convirtiera en una crisis nacional e internacional, la higiene asociada a esta práctica era un tema que rara vez aparecía en sus conversaciones con los obreros y los empleadores. Ahora sí.

“Los empleadores necesitan estar conscientes de que deben hacer que su gente se lave las manos, probablemente antes y después de usar esos aparatos, o asegurarse de que hay algún proceso higiénico que los empleados pueden usar, o lavado de manos o un gel tipo Purell”, dijo Wise. “Y asegurarse de que los aparatos son limpiados”.

Esto no siempre ocurre, según trabajadores de múltiples factorías. En una planta embotelladora de champú y jabón al suroeste, dos trabajadoras temporales explicaron como los aparatos biométricos que usan cada día están a una distancia significativa de los lavabos más cercanos, los cuales están en baños al otro lado de la sala de comer y al fondo de un pasillo. Recientemente, alguien dejó una botella de alcohol desinfectante cerca de las máquinas, el cual algunos trabajadores usaban para limpiar sus manos.

“Yo limpio la máquina con una servilleta”, dijo una trabajadora, que está reevaluando si continuar trabajando. “Más que nada, es porque mis padres viven conmigo. Y son mayores”.

Oficiales de la compañía embotelladora o de la agencia de empleo no pudieron ser localizados para la obtención de comentario.

Una medida de precaución que algunas instalaciones han tomado para intentar contener la propagación del COVID-19 es revisar las temperaturas de los trabajadores y enviarlos a casa si muestran signos de fiebre.

Los trabajadores tienen sentimientos encontrados con respecto a la toma de temperatura. No quieren ser contagiados por otros obreros, pero en muchos casos no son pagados por acudir al trabajo si son enviados a casa porque tienen fiebre.

“Para ser sincera, la semana pasada me sentí tan mal que no pude ir a trabajar un solo día (a principios de este mes)… me sentía exhausta, como si no me quedaba fuerza en mi cuerpo, y tenía una tos”, dijo una mujer que trabaja en una fábrica en Melrose Park, al oeste de Chicago. “Pero el siguiente día tuve que ir. Por tres días fui sintiéndome así”.

Los empleados en su factoría tienen dos días por enfermedad pagados al año, dijo. Pueden usar tiempo de vacaciones, el cual empieza con una semana después de un año en el trabajo. Pero muchos trabajadores, que cobran el salario mínimo, evitan usar días de vacaciones. En su lugar prefieren cobrarlos cuando se encuentran en una emergencia financiera.

El control de las temperaturas crea un diferente conjunto de preocupaciones a empleados contratados a través de agencias de empleo temporal, las cuales envían cientos de miles de empleados a puestos de trabajo industriales a lo largo de Illinois, según las estimaciones de la American Staffing Association, una asociación que representa empresas que facilitan mano de obra.

Las leyes estatales requieren que los trabajadores temporales reciban al menos cuatro horas de paga si son llamados a trabajar, aún si son enviados a casa y no son requeridos ese día. No hay excepciones, dijo un portavoz del Departamento de Trabajo del estado.

Aun así, una agencia de trabajo temporal envió una serie de mensajes de texto a principios de la semana pasada a los trabajadores de una fábrica de empaquetar comida en Lake County que decía otra cosa. Los mensajes en español de la agencia decían que los trabajadores con temperaturas de 99.6 grados Fahrenheit o más altas serían enviados a casa, se les pedirá que obtengan atención médica y se aíslen.

“Cualquier persona que se presente al trabajo por enfermedad será enviada de inmediato a casa y (la compañía cliente) no será responsable la garantía de 4 horas,” conforme a una copia de los mensajes compartidos con ProPublica Illinois.

Una oficial de la empresa dijo que no podía “hablar del porqué” detrás de los mensajes de texto, excepto que seguramente están entendidos para asegurar que los trabajadores no van a trabajar enfermos y potencialmente propagar el virus. Dijo que la compañía “absolutamente se aseguraría que (los trabajadores) fueran pagados apropiadamente y en conformidad con cualquier ley estatal y federal”.

-Esta historia se reproduce en La Raza por cortesía de ProPublica Illinois.

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