Coronavirus: la singular historia de los artistas de un circo cubano varado en Inglaterra

¿Cómo se vive el confinamiento desde la caravana de un circo que salió de La Habana y está varado al otro lado del Atlántico?

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Crédito: PETER POWELL/Getty Images

La cubana Giselle Romero soñaba con multitudes llenando la carpa de su circo cuando llegaran a la lejana Inglaterra. Ahora está varada, junto a una veintena de compatriotas, en la población inglesa de Morecombe y actuando en una carpa vacía.

Economista de formación y bailarina por vocación, esta cubana de 28 años quería probar “una vida diferente”, pero ahora se lamenta de haber escogido “un mal momento”.

“Al principio estábamos asustados porque cuando oímos la palabra ‘cuarentena’ dijimos: ‘¡No hay trabajo! ¿Qué va a pasar con nosotros? ¡Qué situación se nos viene ahora!’. Y eso nos alarmó un poco porque vimos cómo estaba la evolución del virus en todo el mundo”, me cuenta por videollamada.

De la noche a la mañana, los planes cambiaron. Los viajes han sido cancelados, y la única opción por ahora es permanecer en Morecambe, la bahía en donde se encuentran varados desde hace semanas.

Mientras tanto, las horas se le pasan a ritmo de salsa en la caravana, que comparte con su pareja sentimental y de baile, Ernesto Ferreiro, que me saluda a través de la cámara del teléfono desde la cocina del auto.

Junto a una veintena de compatriotas cubanos, ambos viajaron en febrero desde La Habana hasta el noroeste de Inglaterra con la ilusión de presentar su espectáculo cubano “En mi solar”.

El plan inicial era comenzar haciendo una gira por Inglaterra y Escocia, y después viajar a Malasia.

Pero los ánimos se fueron apagando a medida que las noticias sobre el confinamiento revelaban una incertidumbre cada vez mayor.

Circo cubano

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Esta es la primera vez que el circo presentaba un espectáculo totalmente ambientado en Cuba.
Así es la carpa de Big Kid Circus, actualmente varado en Morecambe, Inglaterra.

PETER POWELL/Getty Images
Así es la carpa de Big Kid Circus, actualmente en Morecambe, en el norte de Inglaterra.

No sabemos qué vamos a hacer. No podemos movernos, no tenemos a dónde ir. Y no sabemos de dónde vamos a sacar el dinero. Esto es un gran reto para todos”, dice Julia Kirilova, de 23 años, hija de los dueños del circo, de origen búlgaro, y actual encargada directa de su gestión.

Ella cree que este es el mayor desafío en los 17 años que el circo lleva funcionando desde que sus padres lo fundaron.

El espectáculo, que no incluye animales salvajes, cuenta con un total de 35 artistas24 cubanos, un chileno y 10 británicos— que realizaban este año por primera vez un show ambientado totalmente en Cuba.

Julia también dice que la compañía ofreció a sus integrantes extranjeros la opción de regresar a casa en cuanto vieron cómo progresaba la situación, pero ellos prefirieron permanecer allí.

Giselle Romero es bailarina en el circo cubano Big Kid Circus.

Cortesía de Giselle Romero
Giselle Romero es bailarina en el circo cubano Big Kid Circus.

“Todo se ha detenido, estamos que no sabemos qué va a suceder“, cuenta Giselle.

“Y para nosotros resulta un poco difícil porque nuestro trabajo como artistas requiere de público, entonces cuando estamos en cuarentena no podemos porque hay que cumplir las leyes que se establecen”.

Ella dice que apenas pudieron ofrecer unas pocas actuaciones cuando llegaron en febrero a Inglaterra y después todo se frenó.

“Económicamente nos afecta muchísimo. Todo esto fueron preocupaciones que todos los artistas fuimos acumulando”.

Fidel Silot Montalvo, 32, exgimnasta profesional del equipo nacional de Cuba y actual director artístico de Big Kid Circus, con el que trabaja desde hace cuatro años, dice que aunque comprende y lamenta que a otras personas les está afectando más que a ellos la pandemia, no deja de ser una situación dura.

Estamos estancados en un país que no es el nuestro y hemos recibido muy buena ayuda, pero es una lástima que no hayamos podido enseñar el espectáculo cubano que traíamos. Solamente tuvimos la oportunidad de trabajar unos 10 días y ya después tuvimos que parar, lamentablemente”.

“Confiamos en los médicos mundiales y en que las personas se queden en casa esta cuarentena, y que pueda pasar todo esto lo más rápido posible”, añade.

Espectáculos en “streaming”

En busca de soluciones, los dueños del circo decidieron transmitir los espectáculos a través de internet.

La gente paga para ver los shows, que se emiten en streaming (en directo) el sitio web Circus Online y a través de Facebook, en la página del circo.

Big Kid Circus

PETER POWELL/Getty IMages
Por ahora, la función continúa en “streaming”.

Sin embargo, esta opción no parece demasiado viable a largo plazo.

“Sí, hemos usado esta alternativa como un plan B a modo de continuar con nuestro trabajo porque verdaderamente estamos acá lejos de casa, lejos de nuestra familia, lejos de nuestra vida. Si no podemos por un plan A, buscamos un plan B”, cuenta Giselle.

“Yo siempre digo que cuando uno quiere busca la alternativa”.

La parte técnica es más compleja “porque evidentemente no tenemos esas cámaras profesionales, ni trípodes, ni toda esa tecnología de mover las cámaras”, dice la bailarina. “Con lo que tenemos —un teléfono o una cámara no tan sofisticada— lo hemos hecho, y hemos contado con el apoyo también de personas que nos han ayudado en la edición de los videos”.

Pero el mayor reto para ella es actuar sin público.

Circo cubano varado en Reino Unido

PETER POWELL/Getty Images
Italo Magnu Franco Sepulveda es Papeluxo, el payaso en el circo de cubanos varado en Inglaterra.

“Pienso que para un artista la mayor satisfacción es el aplauso del público, cuando miras al público y ves que aman lo que estás haciendo. Entonces es un poquito frustrante en este sentido, aunque trato de hacer el espectáculo con el mismo amor”.

Maikel Mota Martínez, de 31 años, acróbata en el circo que tiene un número sobre patines, está de acuerdo: “No sabría explicarte. Te faltan muchas cosas, no es lo mismo. Cuando tienes la audiencia delante de ti, sientes la energía y cierto nivel de interacción entre tú y el público. Esa energía te llega. No es lo mismo trabajar sin público”, dice él.

Y aunque a veces sus propios compañeros hacen de público, no es suficiente: “Somos una gran familia, nos damos apoyo unos a otros, pero es incomparable actuar para alguien que ve el espectáculo por primera vez. Ver esa cara lo merece todo”.

“Nunca pensamos que se fuera a complicar tanto. Ha sido un poco extraño, un poco bizarro y no sabemos hasta cuándo puede ser, pero aun así intentamos seguir luchando”, dice Maikel.

Maikel Mota

Cortesía de Maikel Mota Martínez
Maikel Mota Martínez dice que le cuesta actuar sin ver al público.

“En mi caso particular, yo tengo dos hijas que son mi vida, y a mí me mata no poder controlar qué pueda pasar. Estoy aquí por su futuro. Quisiera estar en dos lugares al mismo tiempo, pero no puedo”.

“Seguimos entrenando, motivándonos, para no desesperanzarnos tampoco, pero es duro”.

“Es complicado”, apunta Giselle. “Todos los artistas nos hemos visto muy afectados“.

Pese a todo, ella se siente “muy afortunada”.

“Un banco de alimentos acá en Inglaterra nos está haciendo llegar comida de forma gratuita, y muchas personas de la ciudad han venido a traernos ropa y cosas de aseo”, señala.

Circo cubano varado en Reino Unido

PETER POWELL/Getty Images
El circo está recibiendo estos días comida de un banco de alimentos de Inglaterra.

Está siendo un poco loco, pero también grandioso. Hay que entender la situación en la que estamos ahora”.

Ella espera que en los próximos meses el circo pueda seguir vendiendo el espectáculo por internet “porque no tenemos de otra”, y cree que el miedo a las aglomeraciones podría atrasar el espectáculo más allá del confinamiento.

Otra de las acróbatas, Yasimi Maqueira, que hace un dúo aéreo en el circo, dice que como artista esta es la situación más difícil a la que se ha enfrentado. Aunque tiene “la esperanza de que todo vaya pasando”, teme que el parón se prolongue demasiado.

“Tratamos de llevar una vida normal en la caravana, pero todo esto es muy estresante”.

Payaso del circo

PETER POWELL/Getty Images
De momento, las caravanas no se moverán por los próximos meses.

Futuro incierto

“Entendemos el riesgo que conlleva la aglomeración de personas”, dice Maikel. “Pero tenemos una incertidumbre muy, muy grande en qué es lo que va a ocurrir con otros nosotros. Eso es lo que nos aterra”.

“Todos estamos convencidos de que va a haber un antes y un después de todo esto, pero no sabemos qué tanto va a afectarnos ese después. Si nos dicen que no podemos trabajar más, perdemos el año totalmente”.

“Tenemos que trabajar duro, duro, duro en seguir haciendo nuestro trabajo por internet y, de cierta manera, recibir unos ingresos”, agrega Giselle.

“Nosotros estamos listos para brindar nuestro show, pero no sabemos si las personas están listas para venir a verlo“.

Giselle Romero y su pareja de baile, Ernesto Ferreiro.

Cortesía de Giselle Romero
Giselle Romero y su pareja de baile, Ernesto Ferreiro, no saben hasta cuándo permanecerán en Inglaterra.

Fidel dice que, “como director, como artista, trabajar en una carpa vacía es inquietante” porque “no hay aplausos, ni adrenalina”.

“Este es el reto más importante en el tiempo que llevo trabajando en el circo. Nunca había existido un stop tan marcado. Es muy costoso venir hasta acá (a Reino Unido) y traer a todos estos bailarines desde Cuba, y tampoco es fácil mantener la conexión con nuestro país para garantizar que estamos bien”.

“Es bien difícil, esto nunca nadie lo esperó. Pero estamos peleando y confiamos en que las cosas van a salir. Si no es hoy pues mañana, y si no es mañana… pues ya vendrán”.

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