Denuncian vínculos estrechos de nuevo jefe de vacunas de Trump con industria farmacéutica
El contrato de Moncef Slaoui con la Administración "no permite el escrutinio público de sus conflictos de intereses", advierten
El nuevo jefe científico en materia de vacunación del Gobierno de Trump ha pasado los últimos años vinculado a grandes intereses farmacéuticos y con acciones en la industria.
Moncef Slaoui es capitalista de riesgo de GlaxoSmithKline, donde también fue director ejecutivo durante mucho tiempo, según The New York Times. Más recientemente, se sentaba en la junta directiva de Moderna, una empresa de biotecnología con sede en Cambridge, Massachusetts, que tiene un valor de $30 mil millones de dólares y que ahora está buscando la vacuna contra el coronavirus. De hecho, Slaoui dimitió como miembro de esta junta directiva cuando el pasado jueves Trump lo nombró como asesor jefe de la operación Warp Speed, el impulso federal para las vacunas y tratamientos contra el coronavirus.
Tras asumir su nuevo cargo, el valor de las acciones del doctor Slaoui en Moderna aumentó casi $2.4 millones hasta alcanzar los $12.4 millones. Esta subida se dio el lunes, cuando la compañía publicó datos preliminares de una primera fase de ensayo de su vacuna candidata.
Slaoui vendió el martes sus acciones y la Administración dijo que debería donar el valor correspondiente al incremento a la investigación del cáncer.
Pero Moderna es solo una parte de su cartera de valores, que no es pública en su mayor parte. Y algunos expertos en ética y valores financieros han expresado su preocupación por el acuerdo al que el doctor Slaoui llegó con la Administración.
El puesto que ocupa ahora el científico no le hace un empleado del Gobierno sino que tiene un contrato que estipula que cobra $1 dólar por sus servicios. Eso lo exime de las reglas federales de divulgación que le obligarían a enumerar sus posiciones externas, tenencias de acciones y otros posibles conflictos, según el Times. Su contrato no está sujeto a las mismas leyes y regulaciones sobre conflictos de intereses que deben seguir los empleados del Ejecutivo.
El doctor Slaoui, que ha pasado su carrera desarrollando vacunas y sentado en las juntas directivas de grandes farmacéuticas, tiene aún algo menos de $10 millones de dólares en acciones de GlaxoSmithKline y sigue siendo socio de una firma de capital de riesgo que se especializa en invertir en asuntos de biotecnología y que tiene varias compañías involucradas en la carrera mundial para desarrollar vacunas y tratamientos para el coronavirus.
“Esto es absurdo”, dijo al diario neoyorquino Virginia Canter, principal asesora de ética para Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington. El contrato de Moncef Slaoui “no permite el escrutinio público de sus conflictos de intereses“, denunció.