Grupo de Chicago viajó a México para conmemorar la muerte del último emperador azteca
Cuauhtémoc, el heroico líder de los mexicas, fue ejecutado por los conquistadores españoles en 1525

La estatua del último tlatoani azteca, Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. Crédito: AP
Un grupo de algunas 12 personas de Chicago viajó al pueblo de Canitzán, Tabasco, para conmemorar con una velación y un acto cívico cultural la muerte, hace 500 años, del último jefe o tlatoani azteca Cuauhtémoc.
Cuauhtémoc, quien resistió por75 días el asedio a la gran ciudad de Tenochtitlan, antes de entregarse preso a Hernán Cortés, y se afirma que fue muerto en la horca por los hombres de Cortés el 28 de febrero de 1525 en poblado de Acalán, en el actual estado de Campeche.
Junto al último dirigente azteca también murieron Tetlepanquetzal, el tlatoani o jefe de Tlacopan y Coanacoch, el tlatoani o jefe de Texcoco.
Los tres líderes originarios fueron colgados de un árbol ceiba.
La tragedia de Cuauhtémoc y los otros dos jefes aliados, ocurrió mientras Hernán Cortés viajaba rumbo a las Hibueras, hoy Honduras, a detener y arrestar a Cristóbal de Olid, un soldado de Cortés que se había insubordinado y se había aliado con el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, enemigo de Cortés.
Los visitantes de Chicago se han hospedado en las casas de José de Jesus Gómez y Roberto Ferreyra en la Ciudad de México.
Los visitantes incluyen a Gómez y Ferreyra y también a Irekani Ferreyra, Susana Avitia, María Calvillo, Alicia Saucedo, la diputada migrante Roselia Suárez, Minerva Trujillo, Laura Paz, Filiberto Ramírez y María Gamboa.
Los visitantes tenían programado participar en Canitzán, Tabasco, en una velación la noche del 27 de febrero de las 8 pm a las 2 am.
Ellos también tenían previsto participar el viernes 28 de febrero en un acto cívico cultural para honrar y recordar a Cuauhtémoc, quien después de la muerte por viruela de Cuitláhuac, su antecesor, ascendió al poder y lideró la defensa de México-Tenochtitlan.
Gómez dijo a La Raza que él está programado para leer un discurso sobre la vida de Cuauhtémoc el viernes 28 de febrero de las 9 am a las 11 am, cuando se rendirán más honores al último defensor de lo que fue una de las ciudades precolombinas más bonitas de todos los tiempos.

Cortés tomó a la ciudad de Tenochtitlán un martes 13 de agosto de 1521 pero aun así a Cuauhtémoc lo atormentaron después para que, según cuenta la historia, les dijera en donde estaba escondido el tesoro de su gran ciudad.
Con la ayuda de Juan Aldrete, el tesorero de Cortés, el ultimo jefe azteca fue quemado en sus pies con aceite hirviente. Un compañero del tlatoani le suplicó que hablara porque él no aguantaba ya el tormento.
Y, según la historia, Cuauhtémoc le contestó: “¿Acaso estoy yo en un lecho de rosas?”.
Cortés, cuenta la historia, mató a los tres jefes de la Triple Alianza, “para que no quedaran señores naturales de la tierra” que pudieran sublevarse contra los españoles.
Cuauhtémoc era gobernador de Tlatelolco cuando llegaron las huestes de Cortés a Tenochtitlán. Era hijo del tlatoani Ahuízotl y sobrino de Moctezuma.
Bernal Díaz del Castillo, en su obra ‘Historia verdadera de la conquista de la Nueva España’, describió (con los prejuicios de su época) así a Cuauhtémoc: “Era mancebo y muy gentil hombre para ser indio, y de muy buena disposición y rostro alegre y aun el color tenía algo más que tiraba a blanco que a matiz de indios, que era obra de veintiséis años, y era casado con una mujer hermosa, hija del gran Moctezuma, su tío”.
La historia cuenta que antes de ser ahorcado Cuauhtémoc, cuyo nombre en náhuatl significa “águila que desciende”, se dirigió a Cortés a quien los aztecas llamaban Malinche por estar siempre acompañado de Malintzin, su traductora:
“Oh Malinche, días había que yo tenía entendido que esta muerte me habías de dar y había conocido tus falsas palabras, porque me matas sin justicia. Dios te la demande pues yo no me la di cuando te me entregaba en mi ciudad de México”.
Roberto Ferreyra, un danzante y artista de Chicago, es quien estará a cargo de llevar la velación la noche del 27 de febrero en Canitzán.
En la historia de México, la muerte del último tlatoani azteca es significativa, según Ferreyra.
“La muerte del señor Cuauhtémoc marca el inicio de toda una época y el final de otra, lo que fue todo el esplendor del mundo indígena en México”, dijo Ferreyra.
“A partir de ahí ya no hubo ninguna cultura que allá floreciera como había florecido en Mesoamérica, en el Anáhuac, las culturas indígenas, por ejemplo sabemos que todo empezó de los olmecas y que los mayas también tuvieron una cultura muy prolífica”, dijo Ferreyra.
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