Danny Trejo: “Sigo trabajando para salir del infierno”
En el documental "Inmate #1", el actor mexicoamericano cuenta los momentos más oscuros de su vida y su inusual carrera en el cine
Tiene uno de esos rostros imposibles de olvidar. De los que no necesitan tener una frase para llenar la pantalla. Aún hoy, después de haber participado en más de 300 películas, muchos no saben su nombre, pero todos reconocen su cara.
Es Danny Trejo. Tiene 76 años y ahora cuenta su vida en “Inmate #1”, documental que se estrena el 7 de julio en el que nos encontramos con dos hombres: el joven al que las drogas y los robos llevan a la cárcel, y el hombre maduro que enfrenta a sus demonios, se reintegra en la sociedad y se convierte en estrella de Hollywood.
Trejo nos atendió por videoconferencia desde su casa en Pacoima, al norte de Los Ángeles, para hablarnos de su proyecto más personal.
Pregunta: ¿Por qué te decidiste a hacer una película sobre tu vida ahora?
Danny Trejo: Yo voy a las cárceles juveniles y a las de los condados a hablar con los presos. Pero ahora la película podemos llevarla a los high schools para que pueda ayudar a más gente. Quiero contar que no importa dónde comiences, importa dónde acabes.
P.: Creciste en Pacoima, en el valle de San Fernando. Nunca te fuiste. ¿Por qué te sientes tan arraigado a esa comunidad?
D.T.: Mi mamá, mi papá, los dos eran de aquí. Amo la comunidad, amo a la gente aquí. Amo trabajar con ellos y para ellos. Entregamos casas rodantes, ayudamos a los homeless y cosas así. Se siente muy bien que la gente te conozca por algo bueno, no por algo malo.
P.: En el documental mencionas que tus héroes de niño eran John Wayne y Pedro González González. Veías muchos westerns, ¿pero nunca soñaste con ser actor?
D.T.: Ser actor era algo para otra gente. Las únicas opciones que yo tenía eran trabajo duro o vender drogas. Y elegí la fácil.
P.: Y cuando décadas después te convertiste en actor, ¿conectaste con tu niñez?
D.T.: Poder hacer algo que amas, y amar lo que haces, es una bendición. Diosito me dio esa bendición. Pero como decía mi mamá, “Diosito no te puso en la posición de ser actor sólo para ser actor. Estás ahí por un propósito”. Ser actor me ha dado una gran plataforma para hablar sobre no consumir drogas, obtener una educación… y la gente me escucha porque me ve en las películas.
P.: Tu tío Gilbert fue una persona muy importante en tu vida.
D.T.: ¡Era mi modelo a seguir! Solo que era un drogadicto y un ladrón armado. [Se ríe].
P.: Te dio tu primera dosis de heroína cuando tenías 12 años y te llevó a robar. Pero siempre le amaste…
D.T.: ¡Aún hoy! Su hijo fue a prisión con 17 años y salió con 55 años. Estuvo 38 años dentro. Mario Castillo y yo le ayudamos a salir. Hablamos con el gobernador Jerry Brown y con la que gente que hiciera falta. Logramos sacarlo y ahora es electricista y trabaja en el nuevo estadio de los Rams. Estamos muy orgullosos de él.
P.: ¿Cómo reconcilias el hecho de que tu tío te llevó por el mal camino con tu amor incondicional por él?
D.T.: Creo que yo, al ayudar a su hijo, sigo manteniendo ese amor por él. No importa dónde empiezas, importa dónde terminas. Yo empecé en un lugar muy malo, pero estoy terminando bastante bien.
P.: Has trabajado en más de 300 películas. ¿Hay algún personaje que te quede pendiente y quieras hacer?
D.T.: Me encantan los westerns. Los amo. Y hay una película que se llama “Valdez is coming” [1971]. Se trata de un mexicano, pero lo interpretó Burt Lancaster, así que el acento era muy malo. Me gustaría hacer ese papel. Hay un par de productores que quieren hacerla y yo sería Valdez. Burt Lancaster era un gran gran actor, pero su acento es terrible.
P.: Mirando atrás a tu vida, ¿te arrepientes de algo?, ¿harías algo diferente?
D.T.: Lo que más siento es haber hecho daño a gente en el pasado. Hice daño a mis padres, hice daño a gente en la cárcel… Pero diosito me ha dado una segunda oportunidad y sé que estoy en deuda. No condeno a nadie que no quiera volver a las cárceles y hablar con los presos para ayudarles, porque ellos no están en deuda. Pero yo sí. Hablé con diosito hace un par de días y le pregunté qué tal lo estaba haciendo. Y me dijo: “Bien, bien. Ya estás casi fuera del infierno. Sigue así Danny, vas a estar bien”. Así que sigo trabajando para salir del infierno.
P.: Veo que eres muy religioso.
D.T.: Absolutamente. La gente me pregunta dónde estaría sin dios y les digo: estaría muerto. Sin dios no hay nada. No estaría aquí. Diosito me tocó en 1968 y, ¿sabes qué? No hemos mirado atrás.