“Por la pandemia pasé a mi hija a la educación pública en México”
Los alumnos mexicanos se enfrentarán en el retorno a clases con un problema que, antes de la aparición del COVID-19, era sólo una opción: las clases virtuales
MÉXICO – Cuando la pandemia se volvió una amenaza real y los casos de coronavirus comenzaron a extenderse por todas partes, a saturar los hospitales y a cerrar los negocios, el dueño del periódico de Tepic, en el estado de Nayarit, para el que trabajaba Argimino León, llamó a parte del equipo y los mandó a casa, sin sueldo.
— No hay publicidad — dijo.
El despido pilló a Argimiro León con dos hijas en el colegio, una en la preparatoria y otra en la universidad; gastos permanentes sin pagar, agua, luz, alimento, comida más la escuela privada de la menor que seguía cobrando facturas hasta el final de curso y lo orilló a repensar si seguir o no con sus planes.
“Yo quería que estudiara la carrera profesional en una universidad privada pero sin dinero es imposible ”, cuenta en entrevista con este diario.
Por eso habló con su hija para explicarle. Ella lo escuchó como debieron de hacerlo alrededor de dos millones de estudiantes en México que serán obligados a mudarse de escuelas privadas a públicas por las circunstancias económicas de sus padres en el país donde los cálculos más oscuros ubican a uno de cada cuatro personas económicamente activas como desempleadas.
La Asociación Nacional para el Fomento Educativo y la Asociación Nacional de Escuelas Particulares en la República Mexicana anticiparon que la afectación alcanzaría al 40% de las academias, lo que significará la desaparición de 18,657 colegios de paga y el despido de miles de maestros.
Las escuelas particulares emplearon a 475,410 maestros durante el ciclo escolar 2019-2020, una plantilla 32% mayor a lo que se tuvo un año antes, pero este ciclo está en duda.
Quien haya cursado alguna vez en el sistema de Educación Pública en México sabe que el nivel no siempre es el mejor. Suele haber hacinamiento con hasta 50 alumnos por aula, profesores que faltan o no están tan bien preparado, pero son catedráticos porque pudieron pagar por una puesto de trabajo en este esquema de venta y herencia de plazas al mejor postor.
Argimiro León está al tanto de todo esto y del impacto, de que los chicos pueden ser aprobados en la educación básica sin saber hacer buenas cuentas o leyendo sin comprender el texto o que, de buenas a primeras, una escuela se vaya a huelga sin importar que se pierda todo el semestre. Otro asunto es lo que significa socialmente en México cambiar a los hijos a la escuela pública.
Se considera un retroceso, un “salta pa’trás”. “Tepic es una ciudad de 400,000 habitantes, donde se conoce todo mundo en las colonias y mandar a la escuela privada a tus hijos te da nivel social, un estatus, si se enteran que los pasaste a las de la SEP, suelen decirte cosas como oye, ya te fuiste con la chusma”.
Argimiro se sintió muy mal de este cambio. Lo consultó con sus hijos casados en un cónclave familiar del que resultó una conclusión unísona: “Que vaya a la universidad estatal, no hay opción”.
La muchacha lo tomó con madurez, al final de cuentas, lo que ella quiere es estudiar medicina donde sea, ya estuvo muchos años desde la primaria hasta la fecha en instituciones de paga y bien le puede venir un cambio, dijo.
Por eso averiguó lo que necesitaría para hacer el examen de admisión y sacó una ficha para pelear por un sitio en las populares aulas de la Universidad Autónoma de Nayarit donde cinco o seis mil estudiantes buscarán lo mismo y sólo 1,200 serán aceptados.
La educación sin aulas
Los alumnos mexicanos se enfrentarán en el retorno a clases el próximo 24 de agosto con un problema que, antes de la aparición del COVID-19, era sólo una opción: las clases virtuales. En cualquiera que sea su modalidad, on line o en televisión, como recientemente anunció el gobierno mexicano que será la educación, hay retos tecnológicos que pasarán la factura a los estudiantes.
De hecho, ya hubo 8% de deserciones porque muchos no pudieron ponerse al día con los requerimientos de educación a distancia y el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro dio la cara para reconocer el reto y lanzar el programa Rezago Cero para educación superior en busca de evitar el abandono escolar.
Las instituciones privadas, han hecho un esfuerzo durante años por ponerse a la vanguardia tecnológica y abrir la modalidad virtual, principalmente en licenciaturas, maestrías y doctorados bajo el entendido de que quienes deseen cursarlas tendrán una buena conexión de datos en sus casas, en sus computadoras y celulares.
Pero esto no ocurre entre las instituciones públicas de todos los estados a nivel licenciatura y menos en primarias o secundarias según reconoció el presidente Andrés Manuel López Obrador al anuncia que para el nuevo ciclo escolar se utilizará la TV privada (Televisa y TV Azteca) para dar las clases a falta de servicios de conexión por internet en muchas regiones del país.
Tonatiuh Medina, hoy representante electoral en el Estado de México, era un niño cuando vivió esa experiencia de presenciar las clases en televisión en casa poco después del terremoto de 1985. Su escuela quedó inservible y el gobierno de aquel entonces improvisó esa modalidad como una esquema de emergencia.
Había un profesor en el programa que más o menos explicaba el contenido en el canal 4 con quien no se podía hablar por razones obvias. No obstante, Tonatiuh Medina pudo seguir con el ciclo escolar hasta que repararon el edificio de su escuela y el mismísimo presidente Miguel dela Madrid acudió para reinaugurarlo.
“En aquel tiempo fue positivo porque se respondió a una emergencia rápido, 15 días después del sismo, pero la actual administración está respondiendo cuatro meses después y con problemas derivados de los recortes presupuestales que determinó hacer desde que tomó el poder en diciembre de 2018, recorte de becas y en inversión tecnológica”, observa.
“Eso derivará en grandes rezagos y desventajas entre los estudiantes de las escuelas públicas”.
En aquellos años 80 del siglo pasado, Tonatiuh Medina tuvo la suerte de ser hijo único, prender la televisión a la hora de la escuela y ver contenidos nacionales e internacionales, de Plaza Sésamo a las aventuras polacas, que eran parte del curso. Nadie le reclamaba el aparato, ni tenía que plear por él.
En cambio sus vecinos eran tres hermanos, de tres niveles escolares y una sola pantalla. “Eso va a pasar ahora y no se ha dicho cómo se resolverán esas complicaciones del día a día”.
Los detalles
La Secretaría de Educación Pública no ha dado cuentas sobre cómo integrará un esquema de los años 70 y 80 del siglo pasado a las clases por televisión derivado del COVID-19. Eduardo Canto, autor de libros de texto y recursos audiovisuales para los sectores educativos públicos y privados, considera que se debe de aprovechar la experiencia que ya existe en el tema, principalmente en el mundo rural y el esquema de Telesecundaria.
“Se entiende que se impulsan las clases de TV abierta porque la señal de ésta llega a todo mundo, pero lo difícil es hacerlas interactivas, el reto es que haya un profesor, de alguna forma, que complemente lo que se dijo en los programas y que les pida a los estudiantes que hagan actividades que refuercen el conocimiento.
“La SEP tiene gente muy experta para los contenidos de larga distancia y si la usa puede ser bueno, la pregunta clave ahora es quién va a hacer los guiones y los programas, esperemos que sea esa gente como los que hacen Ingenio TV y son parte del mismo gobierno, de la Dirección General de Televisión Educativa, por ejemplo”.