El Talibán inicia “históricas” conversaciones de paz con el gobierno de Afganistán
Las conversaciones sin precedente pretenden poner fin a cuatro décadas de guerra empezaron este sábado, tras meses de atraso
Las primeras conversaciones de paz entre el gobierno de Afganistán y el Talibán empezaron este sábado en la nación árabe de Qatar, después de meses de atrasos.
El secretario de Estado de Estados Unidos Mike Pompeo calificó el diálogo de “histórico” cuando se dirigía a Doha para la ceremonia inaugural.
La principal corresponsal internacional de la BBC, Lyse Doucet -que se encuentra en Doha- informó que algunos afganos describieron que se sentían “emocionales, nerviosos, cautelosamente esperanzados”, pero que todos hablan de “un profundo deseo de paz”.
“No ha habido una sola familia afgana que no haya sido afectada por este largo conflicto”, resaltó Doucet desde la sede de las conversaciones.
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Las charlas estaban programadas para empezar después de un acuerdo logrado entre Estados Unidos y el Talibán en febrero.
Pero desacuerdos sobre un polémico “canje” de prisioneros no permitieron continuar a la siguiente etapa, igual que la violencia en Afganistán, donde cuatro décadas de guerra se encuentran en un estancamiento.
Una delegación de líderes afganos partieron de Kabul hacia Doha el viernes 11 de septiembre, el día que hace 19 años se realizaron los impactantes ataques contra EE.UU. que condujeron al fin del dominio del Talibán en Afganistán.
El jefe de la delegación, Abdullah Abdullah, declaró que estaban buscando “una paz justa y digna”.
El jueves, el Talibán finalmente confirmó que asistiría, después de que el último grupo de seis prisioneros fueron liberados.
¿Qué se puede esperar de las conversaciones?
Estas son las primeras conversaciones directas entre el Talibán y los representantes del gobierno afgano. El grupo miliciano había rehusado hasta ahora sentarse con el gobierno, tildándolo de impotente “marioneta” de Estados Unidos.
Ambas partes aspiran a una reconciliación política y un fin a las décadas de violencia, que empezó con la invasión soviética en 1979.
Las charlas estaban programadas para marzo pero fueron repetidamente postergadas por una disputa entorno a un intercambio de prisioneros que estaba contemplado en el acuerdo de febrero entre EE.UU. y el Talibán, así como por la violencia en el país.
El acuerdo de febrero -independiente pero relacionado- estableció un cronograma para el retiro de fuerzas extranjeras, a cambio de garantías antiterroristas.
Ese acuerdo tomó más de un año en finalizar y se estima que las conversaciones entre el gobierno y el Talibán sean más complicadas. Muchos temen que el frágil progreso en los derechos de la mujer se vea sacrificado en el proceso.
Las conversaciones también representan un desafío para el Talibán, que tendrá que proponer una visión política tangible para Afganistán. Hasta ahora ha sido vaga, manifestando el deseo de ver un gobierno “islámico” pero también “inclusivo”.
El diálogo podría proveer más evidencia de cómo el grupo miliciano ha cambiado desde los 1990, cuando gobernaban por medio de una férrea interpretación de la sharia o ley islámica.
“Será un proceso extendido sin certidumbre de éxito”, la corresponsal Lyse Doucet. “Pero que comience representa algo en una guerra que parece eterna”.
¿De qué se trató el acuerdo de febrero?
Estados Unidos y sus aliados de la OTAN acordaron retirar todas sus tropas en el plazo de 14 meses, mientras el Talibán se comprometió a no permitir que Al Qaeda o ningún otro grupo extremista operara dentro de los territorios que controlan.
EEUU. también accedió a levantar las sanciones contra el Talibán y trabajar con la ONU para levantar sus sanciones separadas contra el grupo, así como reducir el número de las tropas del organismo en el país de 12,000 a 8,600 y cerrar varias bases.
Las fuerzas lideradas por EE.UU. han estado en Afganistán durante casi dos décadas, luego de los ataques aéreos que se lanzaron en 2001 contra el Talibán tras los mortales ataques de 11-S que Al Qaeda perpetró en Nueva York y Washington. El Talibán, que protegía al líder de Al Qaeda Osama bin Laden, rehusaba entregarlo.
El gobierno de Afganistán no participó en el acuerdo de febrero, pero anticipaba iniciar el diálogo de paz con el Talibán en marzo.
El acuerdo también contemplaba un intercambio de unos 5,000 prisioneros talibanes por 1,000 efectivos de seguridad afganos detenidos, que debía concluirse antes de las propuestas conversaciones de marzo.
¿Qué ha pasado hasta ahora?
Los negociadores del gobierno y del Talibán discreparon en cuántos y quiénes serían los prisioneros en ser liberados. La continua violencia obstaculizó el proceso también.
Algunos de los miembros que el Talibán quería que liberaran eran comandantes sospechosos de estar involucrados en ataques importantes.
“No podemos liberar a los asesinos de nuestro pueblo”, expresó el negociador del gobierno en ese entonces.
Según un informe del diario Washington Post el mes pasado, tres afganos acusados de estar vinculados a las muertes de tropas estadounidenses también presentaban un obstáculo.
El progreso era lento, pero en agosto el gobierno afgano empezó a liberar los últimos 400 prisioneros talibanes, después de que la medida fuera aprobada por la gran asamblea o loya yirga.
No todos los 400 fueron liberados inmediatamente, después de que Francia y Australia se opusieran a la liberación de tres prisioneros acusados de ataques mortales contra sus ciudadanos, incluyendo trabajadores humanitarios.
Pero su liberación y transferencia a Doha en la víspera de las conversaciones retiró el último obstáculo.
La guerra más larga de EE.UU.
Con sus 19 años, el conflicto en Afganistán -asignado primero con el nombre clave Operación Libertad Duradera y luego Operación Centinela de la Libertad- es el más largo en la historia de EE.UU.
Al comienzo en 2001, EE.UU. tuvo la alianza de una coalición internacional y el Talibán fue rápidamente removido del poder. Pero la organización miliciana pronto se convirtió en una fuerza insurgente que se atrincheró y lanzó ataques mortales contra las fuerzas lideradas por EE.UU. y el ejército afgano y funcionarios gubernamentales.
La coalición internacional finalizó su misión de combate en 2014. El total de bajas de la coalición en eses momento era casi de 3,500. Más de 2,400 militares estadounidenses han perdido la vida. Reino Unido perdió más de 450 soldados.
El Instituto Watson de la Universidad Brown estimó en noviembre de 2019 que más de 43,000 civiles habían muerto, con 64,000 miembros de los cuerpos de seguridad afganos y 4,.000 combatientes antigubernamentales. Las cifras reales nunca se conocerán.
Estados Unidos continuó por cuenta propia, disminuyó la escala de la operación de combate después de 2014, incluyendo ataques aéreos. Entretanto, el Talibán continuó ganando impulso y ahora controla más territorio que en cualquier época después de 2001.
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