Chicago no reabrirá las escuelas hasta completar los controles de calidad del aire
El sindicato de maestros ha señalado, como una gran preocupación de seguridad, la ventilación en los edificios educativos
Esta artículo, publicada originalmente en inglés por Chalkbeat Chicago, está disponible en español gracias al proyecto “Traduciendo las noticias de Chicago”, del Instituto de Noticias Sin Fines de Lucro (INN).
Chicago ha comenzado a inspeccionar los sistemas de ventilación en todos sus planteles educativos – y el distrito sostiene que el aprendizaje presencial no se reanudará hasta que completen las evaluaciones.
La interrogante de si el distrito puede actuar rápidamente para mejorar la ventilación en cientos de edificios antiguos, se ha formulado ante la reapertura de las escuelas, debido a que expertos a nivel nacional han exhortado esta acción con el propósito de frenar la transmisión del COVID-19 en las aulas.
El distrito se comprometió a hacer públicos sus hallazgos y a reparar o reemplazar los equipos defectuosos. Dijo en respuesta a las preguntas hechas por Chalkbeat, que ya se han tomado medidas para mejorar la calidad del aire en las escuelas, incluido el funcionamiento de sistemas de ventilación dos horas antes de la llegada de los empleados y dos horas después de que abandonan los edificios, con el fin de aumentar el suministro de aire fresco exterior; también, nuevos filtros de aire se están instalando en todas las escuelas.
La promesa del distrito se produce cuando el tema de la ventilación en los edificios escolares ha tomado un gran auge en medio de las solicitudes para reabrir las aulas en todo el país, y las nuevas directrices de ventilación en las escuelas que los CDC, Centros de Control y Prevención de Enfermedades (por sus siglas en inglés), publicaron el mes pasado. Los expertos sostienen que las medidas para mejorar el flujo del aire son cruciales para prevenir la transmisión del COVID-19, el cual creen que se propaga con mayor facilidad en los espacios confinados o con mala ventilación, donde grupos de personas comparten largos períodos de tiempo.
El sindicato de maestros del distrito ya se pronunció sobre el tema. Es semana, el gremio señaló el estado de los sistemas de ventilación en los edificios escolares de Chicago, alegando que pocos de ellos son adecuados para garantizar la seguridad, y lo apunta como una razón importante para retrasar cualquier reanudación del aprendizaje en las aulas. El gremio sindicalista afirma que, con base al análisis de los documentos que obtuvo en un enfrentamiento legal, sobre cuáles empleados deben reportarse a las escuelas este otoño, la mitad de los edificios educativos del distrito tienen deficiencias en el sistema de circulación de aire. Menos del 5% de las escuelas cuentan con sistemas de purificación, añade.
El distrito, por su parte, cuestiona esos números y enfatiza que aún no se ha tomado ninguna decisión sobre si la enseñanza continuará en modo virtual, o una mezcla de ambos; aprendizaje en línea y en las aulas.
“La seguridad es la prioridad fundamental del distrito, y hemos hecho más de lo que se requiere para crear ambientes de trabajo lo más seguros posibles, para los pocos empleados de las escuelas que se reportan físicamente a laborar”, dijo en un comunicado, Emily Bolton, vocera del distrito.
Los líderes de Chicago han dicho que están trabajando para reabrir las escuelas tan pronto como sea seguro hacerlo, señalando que, un período largo alejados de los recintos escolares – lugares de importante socialización, comidas saludables y más – puede hacer un daño significativo en la salud física y emocional de los niños.
No está claro cuándo el distrito comenzó las inspecciones de los sistemas de ventilación o cuánto tiempo podría durar el proceso. Los informes más recientes de evaluación de las instalaciones y disponibles al público, corresponden al año escolar 2014-2015. El distrito suspendió los trabajos de inspección por varios años, alegando presiones presupuestarias.
En la reunión del mes de septiembre, la junta directiva del distrito modificó los contratos de tres empresas que prestan servicios de consultoría ambiental, incluidas las evaluaciones de la calidad del aire en los interiores. El distrito duplicó el monto total de los contratos a 24 millones de dólares, haciendo alusión a los gastos realizados por el COVID-19, y un aumento en el costo por reparación de instalaciones.
La nueva guía de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades exige que se cambie el aire de las aulas dos veces por hora y sugiere el uso de filtros y ventiladores portátiles de alta potencia. Los expertos señalan que el mal funcionamiento de los sistemas de ventilación, las ventanas que no se pueden abrir y otras deficiencias, representan un riesgo.
Surge una gran interrogante
La ciudad de Chicago ha dicho que está siguiendo las recomendaciones de los CDC, así como otras directrices estatales y locales sobre la calidad del aire.
En una sesión de preguntas y respuestas en Twitter a principios de esta semana, la directora ejecutiva del distrito, Janice Jackson, escribió lo siguiente, como respuesta a las preguntas planteadas sobre la temática: “Hicimos una revisión y nos adherimos a todas las recomendaciones correspondientes por parte de la industria que promueve una mayor filtración del aire, en el verano aumentamos los cambios en el ciclo, junto con más intercambios de aire fresco”.
El distrito solicitó a los empleados administrativos y a los coordinadores de informática que regresaran a los edificios escolares a finales de agosto, lo que provocó un enfrentamiento legal con el sindicato, quien señala que las directrices del estado establecen que los empleados de este sector deben ser autorizados para trabajar desde casa si pueden. Los directores, custodios, conserjes y personal del servicio de alimentos se han presentado a laborar desde la primavera pasada, y el distrito ha pagado más de 29 millones de dólares en compensaciones a los trabajadores de primera línea.
Esta semana, el distrito insistió en que los empleados que se presenten a trabajar a los edificios tengan condiciones seguras; con medidas que incluyan el uso de caretas, controles de temperatura y protectores contra estornudos.
Pero esa es una evaluación que el sindicato cuestiona pues ha insistido al distrito que permita a los empleados, como los administrativos, trabajar desde casa la mayoría de los días, a menos que se requieran en los edificios. Los dirigentes de la gremial aseguran que han recibido “cientos de quejas” sobre las condiciones inseguras de los trabajadores que deben presentarse a laborar físicamente, del mismo modo, han dicho que el distrito se ha negado a negociar sobre asuntos de seguridad.
“Recibimos llamadas diarias de los compañeros, relacionadas a problemas de seguridad en sus escuelas”, dijo el presidente del sindicato, Jesse Sharkey, en un comunicado. “Muchas escuelas en el área sur y oeste carecen de PPE, equipo de protección personal (por sus siglas en inglés), distanciamiento físico obligatorio, protectores y los sistemas de ventilación necesarios para garantizar la seguridad”.
El mes pasado, el sindicato reveló cifras que muestran que al menos 258 empleados del distrito escolar han dado positivo a la prueba del COVID-19 desde marzo y ocho han muerto, aunque no está claro cuántos contrajeron la enfermedad en el trabajo. (El distrito aseguró que la transmisión en el lugar de trabajo era una causa poco probable en la mayoría de los casos.) Por su parte, la gremial informó esta semana que, empleados de dos escuelas primarias, Mt. Greenwood y Canty, recientemente dieron positivo al COVID-19, y varios miembros del personal de Canty están bajo cuarentena.
En la ciudad de Nueva York, el distrito urgió a los ingenieros (encargados) para que evaluaran la calidad del aire y la filtración en sus escuelas durante las semanas previas a la reapertura parcial de los edificios escolares este mes, a raíz que los educadores y directores mostraron su preocupación por la ventilación, como una de las principales medidas de seguridad. Los funcionarios dijeron que el distrito compró 10.000 purificadores de aire portátiles, y proporcionó a los conserjes máquinas para medir los niveles de CO2.
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Traducido por Beatriz Oliva
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