Restauranteros latinos se preparan para enfrentar el crudo invierno de Chicago en plena pandemia
Buscan mantener a su personal y seguir abiertos; preparan estrategias para mantener sus negocios a flote durante las gélidas temperaturas que se avecinan en la Ciudad de los Vientos
El campo restaurantero es uno de los sectores más afectados económicamente debido al impacto del covid-19, dicen algunos emprendedores latinos de barrios de Chicago. Pero el panorama podría lucir aún más sombrío en el largo y crudo invierno de Chicago.
Meseros, lavaplatos, cocineros, cantineros que trabajan en restaurantes de Chicago son en su mayoría inmigrantes, muchos de ellos latinos. Ahora, con el cambio de temperaturas y con la pandemia que no da tregua, están preocupados ante un futuro incierto.
Aunque los restaurantes han podido sentar a los comensales en el interior del negocio a un 25% de su capacidad desde junio, algunos empresarios que tienen patios sostienen que la mayoría de los clientes prefieren asientos al aire libre porque hay menor riesgo de contagio del coronavirus. Por ello, ahora buscan ideas e iniciativas como instalar fogatas, carpas, toldos, mantas, lámparas de calor y hasta iglús para mantener el flujo de gente a su negocio.
La alcaldesa Lori Lightfoot, el Departamento de Salud Pública de Chicago y el Departamento de Asuntos Empresariales y Protección al Consumidor anunciaron el levantamiento de varias restricciones a bares y restaurantes, a razón del progreso en la lucha contra el covid-19, el pasado 1 de octubre.
Para los restaurantes cambió su límite de capacidad a un 40% con un límite de 50 clientes en total dentro de una habitación o espacio en restaurantes y no más de seis personas por mesa.
Las cervecerías, tabernas, bares y otros establecimientos que sirven alcohol y no tienen licencia para vender comida también reanudaron el servicio en el interior: el cupo máximo es de 25% o 50 personas. Para todos los negocios aún se mantiene el uso de mascarillas y el distanciamiento social de seis pies.
Lightfoot dijo durante el anuncio del relajamiento de las restricciones que, gracias a la cooperación de la comunidad empresarial se ha enfrentado este momento desafiante con compromiso y resistencia y que los sacrificios hechos por los negocios, trabajadores y residentes han salvado innumerables vidas. “Este próximo paso de reapertura es una buena noticia para los dueños de negocios, así como para las comunidades a las que sirven y a los miles de residentes que trabajan para ellos”.
Realidades distintas
Ante el arribo del frío, restaurantes y bares en West Loop han comenzando a hacer arreglos para alargar la temporada de comidas al aire libre, con el propósito de retener la capacidad ampliada establecida por la Ciudad.
Cinco restaurantes de Fulton Market en Chicago dieron la bienvenida a sus clientes en singulares estructuras de iglú como parte de la iniciativa ‘Dining Together Apart’, un esfuerzo de las compañías Anheuser-Busch y Stella Artois para ayudar a empresarios de este rubro a extender su servicio de comidas y bebidas al aire libre en los meses más gélidos de la ciudad. Esto ocurrió el 16 de octubre.
Dueños de restaurantes latinos buscan mantener a su personal y luchan por mantener abiertas sus puertas, por lo que se preparan y diseñan estrategias para mantener sus negocios a flote durante las gélidas temperaturas que se avecinan en la Ciudad de los Vientos.
Muchos de los restaurantes de comida con capacidad pequeña y que no tienen patio al noroeste y suroeste de Chicago están enfocando sus esfuerzos en el servicio de comida para llevar y de entrega a domicilio, algo en lo que ya han venido trabajando en el verano y que piensan que cobrará mayor fuerza durante el largo invierno y mientras siga la pandemia.
La mayoría de los restaurantes en los barrios hispanos no cuentan con espacio para patios y no tienen los fondos suficientes para invertir en carpas o lámparas de calor al aire libre como en West Loop, dijo Verónica Romero, colíder de la Cámara de Comercio del Suroeste de Chicago.
“Nosotros no podemos hacer lo mismo que hacen allá por el espacio, estamos en la calle 26. Tengo solo dos mesas en la banqueta afuera del negocio, poner un iglú no es opción para nosotros”, dijo Roberto González, dueño del restaurante Don Pepe del barrio de La Villita.
Para los dueños de restaurantes que aún no utilizan las plataformas virtuales, Romero recomendó usarlas y a los que ya han venido usándolas desde que inició la pandemia dijo que hay que reforzar aún más los servicios de comida para llevar y reparto a domicilio, utilizando esquemas en el mercado como Uber Eats y DoorDash, entre otros.
“Sé que se tiene que pagar un porcentaje con esos aplicativos, pero la inversión es menor que si tuvieran patio”, destacó Romero.
A Roberto González le ha funcionado utilizar todas las plataformas virtuales. Dice que lleva tiempo trabajando con ellas y que le han sido de gran ayuda, porque ha podido cubrir gastos de operaciones. “Se tiene que pagar entre 20 y 33% de comisión, pero a cambio nos traen clientes que no tendríamos si no trabajáramos con esas plataformas. Entonces es una de las opciones que tiene la gente”.
“Muchos lugares ahora están haciendo su propio reparto a domicilio y están tomando las órdenes por teléfono para ahorrarse la comisión que cobran esas plataformas virtuales”, dijo Ambrocio González, dueño de La Catedral Cafe & Restaurant de La Villita.
Para este emprendedor esas plataformas no han sido de ayuda porque considera que cobran una comisión excesiva, por lo que prefiere que su negocio se encargue del reparto a domicilio.
Ambrocio también dijo que está considerando la posibilidad de poner una carpa con un sistema de calefacción eléctrica en su nuevo patio.
Aunque para los restaurantes el límite de capacidad ahora es de un 40%, González dice que las ventas están bajas en medio de la pandemia. “La gente está tomando un poco de precaución y está ahorrando”.
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