Recortes a EPA golpean a comunidades más vulnerables en Chicago

Activistas advierten que la información de la agencia es esencial para conocer los niveles de contaminación en la ciudad

Un bañista se lanza a las aguas del Lago Michigan en el área de Chicago.

Un bañista se lanza a las aguas del Lago Michigan en el área de Chicago.  Crédito: AP

Sin los trabajadores de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), afectados por los recortes de la administración del presidente Donald Trump, las personas no sabrán cuándo es seguro nadar en lagos ni a quién solicitar ayuda para eliminar el plomo tóxico del agua potable.

Esas son algunas de las consecuencias de la medida del gobierno federal contra EPA. En Chicago, donde los desafíos ambientales ya están profundamente vinculados a problemas de desigualdad y salud pública, los recortes podrían tener efectos de gran alcance. 

Debbie Chizewer, abogada gerente de Earthjustice, dijo a Huella Zero que el gobierno ha despedido a cientos de trabajadores, congelado los fondos de la EPA nacional, “atacado al personal” que trabaja en iniciativas de justicia ambiental y ha anunciado que eliminará la rama de investigación de la agencia. Despedirán a hasta 1,155 químicos, biólogos, toxicólogos y otros científicos. 

Trump afirmó en febrero que la EPA planeaba despedir al 65% del total de 16,000 trabajadores, pero luego Lee Zeldin, administrador de esa agencia gubernamental, dijo que sería un recorte de presupuesto y no de empleos. 

Un mes después, Zeldin anunció 31 acciones para, detalló, impulsar la energía estadounidense, reducir el costo de vida de los estadounidenses, revitalizar la industria automotriz del país, restaurar el estado de derecho y devolver a los estados la facultad de tomar sus propias decisiones. 

El anuncio fue considerado por organizaciones ambientalistas como dirigido a reforzar el uso de los combustibles fósiles y dar marcha atrás a lo logrado en política sobre conservación del medio ambiente.

“La EPA de Trump nos está retrotrayendo a una época de contaminación desenfrenada en todo el país, dejando a todos los estadounidenses expuestos a sustancias químicas tóxicas, aire contaminado y agua contaminada”, expresó Matthew Tejada, vicepresidente sénior de Salud Ambiental del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC).

Chizewer dijo que estas acciones causarán un “daño extraordinario” a la salud y la seguridad pública en todo el país y en Chicago, donde se encuentra la oficina de la Región 5 de la EPA que protege el aire y el agua en Illinois, Indiana, Michigan, Minnesota, Ohio y Wisconsin.

“Si no pueden hacer su trabajo, no sabremos cuándo es seguro nadar en el lago Michigan ni cómo obtener ayuda para eliminar el plomo tóxico de nuestra agua potable”, explicó.

La oficina de la Región 5 de la EPA en Chicago también ha sufrido recortes después de que decenas de empleados en período de prueba fueron despedidos en febrero.

Nicole Cantello, presidenta del sindicato que representa a los empleados de la EPA en Chicago y en todo el Medio Oeste, estimó que más de 100 trabajadores en el área de Chicago se habían jubilado, renunciado, fueron despedidos o puestos en licencia administrativa a medida que el gobierno federal implementa los recortes, según WBEZ Chicago.

Perjudicados

La abogada gerente de Earthjustice dijo a Huella Zero que gracias al trabajo del Departamento de Salud Pública de Chicago cuentan con datos sobre qué zonas de la ciudad experimentan contaminación a través del aire, el agua y el suelo. 

Detalló que los barrios del sur y el oeste, como Austin, East Garfield Park, Englewood y Humboldt Park presentan una carga de contaminación muy alta en comparación con los barrios del centro y del norte, como Lincoln Park. 

Para Chizewer esto no es sorprendente, dado el historial de segregación racial y zonas de sacrificio de Chicago que son barrios que suelen estar atravesados ​​por autopistas importantes y tienen una alta concentración industrial, además de menos recursos para mitigar los efectos de la contaminación. 

“Todos los que vivimos en Chicago estaremos en peor situación sin una EPA robusta y eficaz, pero las familias que viven, trabajan y se divierten en estos barrios se verán especialmente perjudicadas”, advirtió.

¿Qué se puede hacer?

Aunque el panorama es alarmante, hay propuestas para resistir este retroceso. Chizewer instó a apoyar a los trabajadores de la EPA y participar activamente en iniciativas locales, como el movimiento para impulsar la aprobación de la Ordenanza de Impactos Acumulativos Hazel M. Johnson, que busca distribuir de forma más equitativa las industrias contaminantes en Chicago.

La ordenanza pretende que los procesos de zonificación consideren la carga total de contaminación que soportan ciertas comunidades, evitando que nuevas industrias tóxicas se instalen en los mismos vecindarios década tras década.

“Concentrar la contaminación en las mismas comunidades es una decisión. Es hora de que Chicago elija un camino diferente”, dijo Chizewer.

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