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Asistir al Festival de Música de Grant Park es una celebración de ser parte de Chicago: Giancarlo Guerrero

“Puedes venir y traer una cobija, una botella de vino, unos quesos, unos tacos. Sentarte con la familia”, dijo el nuevo director del Festival de Grant Park

Giancarlo Guerrero es también director de la Orquesta Sinfónica de Nashville, en Tennessee. (Cortesía / Charles Osgood)

Giancarlo Guerrero es también director de la Orquesta Sinfónica de Nashville, en Tennessee. (Cortesía / Charles Osgood) Crédito: Cortesía

El director de orquesta Giancarlo Guerrero es un campeón de la música de concierto de compositores contemporáneos y también de los compositores de América Latina. A ganado múltiples premios Grammy al frente de la Orquesta Sinfónica de Nashville, de la que es director titular, y ha sido director invitado de muchas de las mayores orquestas del mundo.

Ahora, el costarricense Guerrero es el nuevo director del Festival de Música de Grant Park, que cada verano en Chicago ofrece de modo gratuito grandes obras sinfónicas y corales en el Pritzker Pavilion de Millennium Park. Guerrero conversó con La Raza sobre su visión de este único y renombrado festival, de la música de concierto en toda su diversidad y de su experiencia humana y artística.

Ahora que has llegado a Chicago a dirigir el Festival de Música de Grant Park, ¿cómo te percibes como director de orquesta y también como director artístico, planeando muchas más cosas de las que tú diriges? Después de tantos notables años con Carlos Kalmar al frente, es tu oportunidad de llevar al Festival aún más alto…

Primero que nada, el Festival de Grant Park es único en el mundo. El hecho de que estamos en un parque público en una de las ciudades más grandes del mundo, una de las ciudades con mayor eclecticismo y energía, es realmente un gran privilegio, porque puedes hacer cosas acá que en otros lados posiblemente por distintas razones no es posible. El Pritzker Pavilion es único, es una sala de conciertos al aire libre realmente increíble desde el punto de vista visual, acústicamente, etcétera. Es un lugar que realmente fue diseñado para el disfrute completo de la buena música. Y para mí el hecho de que este festival es gratis y abierto al público nos da muchas libertades de realmente pensar afuera de lo normal.

En cuanto a programación, no solo pensar el repertorio estándar, como digo yo de Beethoven, Tchaikovsky, Shostakovich, pero todavía mucho más allá, porque realmente creo yo que en una ciudad como Chicago, con tanta variedad, hay que realmente tratar de darle placer a todos los diferentes gustos, ¿no? Y eso para mí son las cosas que realmente me atrajeron a aceptar este puesto, que como director iba a poder experimentar y explorar cosas que en situaciones normales no hubiera podido.

Tener esa libertad realmente es un gran privilegio para uno como director artístico y como director. La mente puede ir más allá y uno puede soñar, como dicen, en grande.

Giancarlo Guerrero, nuevo director artístico del Festival de Música de Grant Park, Chicago. (Jesús Del Toro / La Raza)
Crédito: Impremedia

Tú has sido con tu orquesta en Nashville un promotor muy importante de la música contemporánea. Has ganado varios Grammys con tu orquesta por discos de compositores contemporáneos estadounidenses. Y también, obviamente, has sido un impulsor muy grande de la música latinoamericana y española. En Chicago, teniendo esta diversidad de población y una tan numerosa y dinámica población latina, es necesario mostrar más el esplendor musical de América Latina y de España. Tú lo has hecho ya a lo largo de toda tu carrera, ¿tienes pensado hacerlo aún más ahora aquí en el Festival de Grant Park?

Para mí no es solo la programación del repertorio que consideramos estándar de la música clásica, del siglo 18, siglo 19, siglo 20 (que parece que fue hace tanto tiempo). Por mi propia historia, la música contemporánea, la música de hoy en día, la música moderna es parte de mi ADN. De la misma manera como disfruto dirigir una sinfonía de Tchaikovsky, tengo la misma recompensa cuando dirijo una obra nueva de cualquier compositor moderno y que esté vivo. Porque para mí es nuestra responsabilidad como artistas no solo mirar al pasado, pero mirar al presente y al futuro, porque los compositores de hoy en día van a ser los Mozart, Beethoven, Brahms del mañana y hay que darles voz. Al final de cuentas, mi labor como director es proveerles una voz para que su música sea ejecutada.

Además, con una orquesta tan virtuosa y un coro tan virtuoso en el festival, no hay límites en cuanto a la capacidad técnica, así que podemos tocar cualquier cosa. Soy muy curioso como persona, especialmente cuando tiene que ver con la música. Siempre estoy explorando nuevas voces, nuevos compositores. Obviamente, por mi propia historia como latinoamericano, digamos que ese repertorio, aunque no quisiera, fui expuesto a él desde muy temprano, desde la Sinfónica Juvenil en Costa Rica.

Pero al mismo tiempo ahora vivo en Estados Unidos y me pregunto muchas veces qué significa hoy en día ser un compositor norteamericano. Yo soy de Costa Rica, nací en Nicaragua, viví en Venezuela, ahora vivo en Tennessee, soy ciudadano americano. Así que para mí es como reexplorar la idea de lo que hace este país realmente único también. Y la exploración de ese repertorio para mí es una forma de exponer al público y a la orquesta a voces nuevas. Y al final de cuentas está en manos del público, que decide realmente cuál repertorio se vuelve estándar y cuál repertorio simplemente desaparece. Yo como director nunca he pensado que solo tengo seguirle dando al público lo que ellos esperan. De alguna manera yo tengo una gran responsabilidad con esta ciudad, de a través del festival moldear los gustos de la música clásica, mucho de eso tiene que ver con exponerlos, tocar la música. En una ciudad tan variada como esta, con tanta diversidad, hay mucho que explorar. Así que en los próximos años va a ser una gran combinación de lo que conocemos y amamos y hemos escuchado muchas veces, pero al mismo tiempo con voces nuevas. Y para mí esas voces nuevas tienen la posibilidad de que, tal vez, esa sinfonía de Beethoven suene nueva de nuevo. Eso para mí es lo que uno siempre tiene que buscar.

Ese balance en los programas que todo director quiere tener para incrementar la fuerza a cada obra…

Yo te digo sinceramente: si a mí me dijeran que el día de mañana dirigiría solo Tchaikovsky, Beethoven, Stravinsky, por más que los ame mi vida sería muy aburrida. El hecho de poder compartir con compositores y escuchar cómo ellos promueven sus propias composiciones es parte de la historia. Y para el público que experimenta ese repertorio por primera vez, ellos son parte de esa historia de la misma manera como el público en Viena o en París hace 150 o 200 años. Es exactamente lo mismo y hay que pensarlo de esa manera, estamos haciendo un servicio para el futuro y para futuras generaciones, de darles este legado, de que hay que darles esa voz para que esa música no desaparezca

¿Hay algunas obras o compositores que tengas en mente dirigir el próximo año, dentro de dos años, algo que quizá antes no has podido pero que ahora sí vas a poderlo hacer?

Como director artístico, la parte de programación, de decidir cuáles obras, es la parte no sólo más excitante pero también la parte más frustrante porque, obviamente, la lista de obras que quiero hacer es demasiado larga. No voy a tener suficientes años en mi vida para poder hacer todo lo que quiero hacer. Y esa lista continúa expandiéndose. Todos los días descubro algo nuevo que me gustaría explorar y dirigir y hacer. Pero solo hay cierta cantidad de semanas en el año, hay cierta cantidad de conciertos en el año. Todos los años me pasa lo mismo: ‘el año que viene voy a hacer esta pieza’ y aparecen realidades ya sea de calendario, ya sea de otros compromisos en otros lugares que no me permiten aprenderme la obra, así que no estoy en completo control sobre esto. Muchas veces tengo que poder encontrar el momento adecuado para hacerlo. A veces tengo un solista en mente para una pieza en particular, un concierto de violín, un concierto de piano y este solista para esa pieza en particular. Pero si ese solista no está disponible tendré que esperarme hasta que los dioses del calendario me sonrían y me permitan finalmente hacerlo.

La pregunta que más me hacen como director de orquesta es ¿cuál es tu pieza favorita? Es como preguntarme cuál es mi hija favorita. Es imposible. Todos los días cambia mi estado mental. Lo que sí te puedo decir es que para mí la música que estoy dirigiendo en este momento es mi música favorita, porque mucho de esto fue planeado años atrás y he estado viviendo con la partitura durante años y finalmente la dirijo en ese momento, dos días de ensayo, concierto, y luego posiblemente esa obra no vuelve a aparecer, no la tengo en el calendario por los próximos 10 años y esa partitura vuelve otra vez a mi biblioteca. Ese para mí es un momento muy triste, porque has vivido con esta obra y esperas volver a hacer algún día. Un ejemplo: hace un par de semanas dirigí la Octava Sinfonía de Bruckner. Llevo cinco años con esta partitura, viajando con ella, estudiándola, digiriéndola. La dirigí, se acabó y no tengo planes para dirigirla en el futuro cercano. ¿La puedo volver a programar? Bueno, pero es que hay nueve sinfonías de Bruckner. La próxima vez haría otra tal vez. Así que muchas de estas cosas pasan demasiado rápido y por eso mi mente de planeamiento siempre está como una ardilla, constantemente dándole vuelta en la cabeza. Es bastante excitante, pero al mismo tiempo puede ser muy frustrante porque muchas veces esos sueños no se realizan.

Giancarlo Guerrero es un campeón de la música de compositores contemporáneos y de compositores latinoamericanos. (Cortesía / Norman Timonera)
Crédito: Cortesía

Tú tuviste un sueño hace años cuando conociste, por ejemplo, a la Sinfónica de Chicago y después tuviste una parte importante de tu formación musical aquí también. ¿Qué significa para ti Chicago como ciudad, sus orquestas, y qué lugares tienes en la mente como parte de ese tiempo que pasaste antes, pero también ahora en el tiempo nuevo que ya estás pasando y vas a pasar aquí en Chicago?

Antes de conocer Chicago conocí a la Sinfónica de Chicago a través de sus grabaciones, de los conciertos que pasaban por radio en Costa Rica. Y mi destino en algún momento me hizo pasar por acá porque estudié en la Universidad Northwestern, hice mi maestría acá en percusión y en dirección, y estando acá pues realmente pude disfrutar la Sinfónica de Chicago, el Festival de Grant Park también y todo lo que sucedía, orquestas que venían de gira, solistas. Pude realmente expandir mi horizonte. Grandes artistas, grandes orquestas que realmente me inspiraron para seguir adelante y dedicar mi vida a este maravilloso arte. Considero un regalo de la vida el estar de nuevo por acá, al frente ahora del Festival de Grant Park. Obviamente, en los años de estudiante era muy limitado, especialmente por mi tiempo. Mi tiempo era la universidad, mi trabajo, conciertos, la universidad, trabajo, conciertos.

Realmente no pude explorar mucho la ciudad. Además, viniendo de Costa Rica, esos primeros inviernos fueron bastante duros. No sabía. No hay forma de que uno pueda explicar eso hasta que uno lo viva.

Pero ahora que estoy acá, una de las mejores partes que estoy disfrutando más de este nuevo nombramiento es ir a visitar diferentes regiones de la ciudad, ir a visitar club de leones o clubes rotarios o centros comunitarios de distintos lugares de la ciudad y simplemente hablar sobre el festival y recordarles que está disponible para ellos completamente gratis y abierto al público. Así que para mí en los próximos años una de las mejores partes de mi trabajo va a ser eso, salir y no esperar que ellos vengan a nosotros, nosotros tenemos que ir y seguir expandiendo este público. Y hasta ahora, en el poco tiempo que llevo acá, poco a poco he ido descubriendo realmente lo mágica que es esta ciudad.

La comunidad latina, que es prácticamente un tercio de la población de Chicago, y si uno considera también los suburbios, pues son aún más, tiene una tradición cultural inmensa de toda América Latina, más la mezcla que se da aquí. Tú, cuando ves eso como músico y como director de orquesta, ¿cuál sientes que es tu papel para representar esa enorme tradición, servir a esta comunidad que necesita que su cultura y su identidad se realcen, y para que descubran la multitud de obras de compositores de todos los tipos que existen?

Bueno, primero que nada, hay que recordar que, como latinos, hispanos, la música es muy importante. Somos amantes de la música simplemente por nuestra cultura. De todo tipo. Imagínate que cada país, cada ciudad casi, tiene su propio lenguaje musical. Y somos expuestos a ella desde muy temprana edad.

También tendemos a olvidar que los precursores más importantes hoy en día de orquestas sinfónicas juveniles están en América Latina. Hoy en día América Latina está exportando músicos de calidad mundial que ahora se están codeando con las grandes orquestas en el mundo, grandes compañías de ópera. Tú llegas a la Filarmónica de Berlín o llegas a la Sinfónica de Chicago o al Festival de Grant Park, y te encuentras músicos venezolanos, costarricenses, argentinos, chilenos. Y esto es un fenómeno que ha sucedido realmente en los últimos 50 años. Así que la música clásica, simplemente porque muchos de nuestros gobiernos la han apoyado culturalmente, estamos viendo el fruto después de décadas de lo que eso está produciendo.

Y eso a mí me llena mucho de orgullo, alguien nacido como yo en Nicaragua, creciendo en Costa Rica, yo creo que nadie diría que esas son las dos grandes Mecas de la música clásica. Y mira. Ha sido un privilegio que he podido dedicar mi vida y ahora me encuentro al frente de las grandes orquestas en el mundo. Así que de muchas maneras yo utilizo mi propia historia para recordar, cuando salgo a hablar con gente, decirles mira, yo crecí igual como muchos de ustedes, en una casa donde posiblemente la música clásica no existía, no porque no nos gustaba, simplemente no estábamos expuestos a ella. En mi casa a mi papá le gustaba el mariachi, a mi mamá le gustaba Julio Iglesias. Mozart, Beethoven no existían simplemente porque no teníamos acceso a ellos, no estábamos expuestos. De un momento a otro yo fui a una sinfónica juvenil, se nos abrió ese mundo y de un momento a otro nos dimos cuenta dónde ha estado esto toda nuestra vida. Y eso para mí es lo fundamental. Hay que abrir un poco, no hay que quedarse uno en la burbuja de siempre. Y en el Festival de Grant Park no hay excusa realmente, porque, como decíamos, es abierto completamente al público. Puedes venir y sentarte y traer una cobija, una botella de vino, unos quesos, unos tacos. Sentarte con la familia y realmente disfrutar la buena música. El escuchar música es un músculo. Uno tiene que entrenarlo igual que como cuando uno va a ver pinturas a un museo. Hay que desarrollar esto y eventualmente cuando las personas descubren esto, inmediatamente se vuelven amantes de por vida.

Giancarlo Guerrero es también director de la Orquesta Sinfónica de Nashville, en Tennessee. (Cortesía / Charles Osgood)
Crédito: Cortesía

El Festival de Grant Park es único en el mundo, lo has dicho, ha logrado muchos éxitos y ha tenido a grandes artistas. Ahora viene una nueva época en la cual tú vas a continuar con esa tradición y seguramente vas a innovar, a enaltecerla aún más. ¿Por qué crees que una persona latina que vive aquí en Chicago, debe venir a escucharte a ti o a alguno de los otros artistas que van a tocar aquí durante cada verano en el Festival de Grant Park?

Tienen que venir porque tienen que celebrar lo que esta ciudad tiene para ellos. Eres parte de esta comunidad, celébralo. Eres parte de ella y, al igual que otras partes de tu vida, esto debería ser parte de lo tuyo y tienes que ofrecerle esto a tu familia, a tu clan, a tu barrio. Asegurarte de que esto es calidad de vida, el vivir en una comunidad que ofrece esto cuando otros lugares no lo tienen, grandes ciudades, grandes capitales en el mundo no tienen este festival. Y nosotros existimos única y exclusivamente por nuestro público. Yo siempre uso la analogía como el árbol que cae en el medio del bosque y nadie se da cuenta. Lo mismo es con la música: tocamos conciertos y no hay público, no somos nada. Necesitamos que este público venga y sea parte de esta experiencia, sea parte de la historia, porque es el regalo que van a dejar ellos para futuras generaciones, el que ellos apoyen simplemente con su presencia. Para mí es algo que tenemos que tomar esa responsabilidad. Y de otra manera, si lo ignoramos, yo creo que estamos cometiéndole un crimen a futuras generaciones. Tenemos que celebrarlo porque muy fácilmente lo que tenemos hoy en día lo podemos perder el día de mañana. Estamos viviendo en tiempos bastante interesantes, pongámoslo de esa manera. Recuerdo en el 2020, cuando vino la pandemia, todo lo que fueran cosas comunitarias, ya sea ir al cine, ir a conciertos, por motivos de distanciamiento lo perdimos de la noche a la mañana. No permitamos que eso nos suceda. Se nos volvió a dar ese regalo.

Celebremos.

FESTIVAL DE MÚSICA DE GRANT PARK

Se celebra cada verano en el Pritzker Pavilion de Millennium Park y en el Harris Theatre, en el Centro de Chicago (Loop).

En 2025, el festival se realiza del 11 de junio al 16 de agosto. La entrada es gratuita, aunque asientos del frente tienen un costo por reservación.

Más información: www.grantparkmusicfestival.com

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