Siria: Una bomba mata al payaso que hacía reír a los niños de Alepo

Anas al Basha, de 24 años de edad, trabajaba con una ONG que da terapia y asistencia económica a niños huérfanos por la guerra en Siria

“Los aviones son más como pájaros y las bombas caen como la lluvia”.

Con esas las palabras describía hace dos semanas un residente de Alepo, los intensos ataques a los que estaba siendo sometida esa ciudad por parte de las fuerzas del gobierno del presidente sirio, Bashar al Asad, con el apoyo de la aviación rusa.

En uno de esos bombardeos falleció Anas al Basha, un trabajador social que actuaba como payaso para intentar llevar alegría a la vida de los niños atrapados en esa ciudad que se ha convertido en el epicentro de la guerra en Siria.

La dura ofensiva militar sobre Alepo las últimas semanas ha causado la muerte de centenares de civiles y ha empujado a unas 25.000 personas a huir de la ciudad, donde se estima que están atrapados unos 250.000 residentes, entre los cuales hay unos 100.000 niños.

Los hospitales han quedado inoperantes por causa de los bombardeos, mientras que las reservas de alimentos se agotan. Un alto funcionario de la ONU dijo el miércoles que la ciudad corre el riesgo de convertirse en un “cementerio gigante”.

La muerte del joven de 24 años se produjo durante un ataque aéreo registrado el martes sobre el barrio de Mashhad, según informó la agencia AP.

“Él vivía para hacer reír a los niños y dar felicidad en el lugar más oscuro y más peligroso “, escribió en su cuenta de Facebook Mahmoud al Masha, quien se identificó como hermano de la víctima.

Eligió quedarse

Según reportó AP, los padres de Anas abandonaron la ciudad antes de que el gobierno pudiera consolidar el aislamiento de la ciudad y endureciera su asedio el verano pasado, pero el joven decidió quedarse.

Anas se negó a irse de Alepo y decidió quedarse allá para continuar con su trabajo como voluntario para ayudar a los civiles, dar regalos a los niños en las calles y brindarles esperanzas”, escribió Mahmoud al Masha en Facebook.

El joven, que contrajo matrimonio hace apenas dos meses, trabajaba como director de un centro de una ONG llamada Space of Hope (Lugar de Esperanza), una de muchas iniciativas locales que pese a todo operan en Alepo.

Space of Hope sostiene 12 escuelas y 4 centros de apoyo psicosocial en la zona de la ciudad controlada por los opositores al gobierno. En la actualidad, ofrece terapia y asistencia económica a unos 365 niños que han perdido a uno o a ambos padres.

Samar Hijazi, supervisora de Anas, dijo que le recordará como un amigo que amaba trabajar con los niños.

“Él montaba comedias para los niños para romper las barreras entre ellos”, dijo a AP.

Ahora, esos niños tendrán una razón menos para sonreír.

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