Mancha de sangre, silbidos y chistes: crónica desde la tribuna donde murió Emanuel Balbo
Los cantos en contra se impusieron anoche cuando los jugadores de Talleres ingresaron acompañados por los de Belgrano, antes del partido contra Indeoendiente; el gesto no calmó los ánimos
“La pasión nos une” leían los capitanes de Talleres, Belgrano e Independiente. La misma pasión que empujaba un silbido ensordecedor que bajaba desde la tribuna y las plateas del estadio Mario Kempes hacia el campo de juego. La decisión de salir juntos de los jugadores rivales y llevar la bandera #Nosomosenemigos no alcanzó para, al menos por unos minutos, parar la pelota del enojo, del enfrentamiento.
Anoche Emanuel Balbo estuvo ausente. La figura del muchacho de 22 años, que ayer enterraron al mediodía, quedó tapada por la bronca de muchos. “Estará su alma en pena“, dijo a esta cronista un hincha de la “T” parado en la misma boca de la Willington de donde cayó su par de Belgrano. Lo venían golpeando desde arriba.
Anoche esa tribuna estaba repleta de socios de Talleres. En el paravalanchas donde el sábado un grupo le pegaba a Emanuel y un hombre de rojo le daba un puñetazo en la nuca, había unos adolescentes y dos banderas colgadas. Uno de los chicos, casualmente, estaba de rojo.
Hasta dos horas antes del inicio de Talleres e Independiente, en la escalera de la boca de la tribuna, seguía la mancha de sangre que dejó Emanuel. La limpiaron a las apuradas cuando se dieron cuenta de que estaba ahí. El otro recuerdo fue una bandera albiazul con la lectura “Keko x100. Los pibes del cielo“.
“Yo no soy pirata, no soy vigilante“. El grito de la Willington llenó la noche cuando, encabezados por su capitán, Guillermo Farré, los jugadores de Belgrano entraron junto a los de Talleres. Antes compartieron -con los de Independiente- la tradicional ceremonia interreligiosa previa a los partidos de la “T”. Tampoco ahí se lo mencionó a Emanuel; estuvo sin estar.
“Pirata puto” fue el otro coro que, mezclado con algunos aplausos, hizo difícil escuchar a los capitanes hablar de su decisión de “honrar la vida” y mostrar los valores del fútbol, “amistad, tolerancia, paciencia, solidaridad”.
Apenas iniciado el minuto de silencio, se escuchó fuerte y claro, “Quiroga asesino“. La referencia era a Juan, el defensor de Belgrano que el sábado le rompió los dientes a Sebastián Palacios y, después, dijo que fue un codazo.
“Háganse cargo” gritaban los hinchas. Antes del partido muchos empezaron a expresar su enojo por las redes sociales; no querían que los jugadores de Belgrano entraran a la cancha con los de su equipo.
“El sábado se lo propusieron y dijeron que no y ahora vienen a robar cámara”, desliza furiosa Cintya, sentada a metros de donde empezó la pelea que terminó con la muerte de Emanuel. “Lo mataron porque creían que era uno de nosotros“, completa Facundo.
Antes de empezar el partido y en el entretiempo fueron varios los que preguntaron de dónde empujaron a Emanuel, cómo cayó, cómo podía ser que se matara “si no es tanta la altura”. Estuvieron los no evitaron el mal gusto de la frase “no jodas que te tiro”.
Hubo quienes aplaudieron y entendieron que “por algún lado hay que empezar a terminar con la violencia”. Apoyaron el gesto de los jugadores pero, en su mayoría, adelantaron que la idea de ir con un amigo de Belgrano al próximo clásico, “no da”.
Y también hubo quienes explicaron de que si estaban los de la barra brava de Belgrano “esa muerte no pasaba”. Son los que confían en que unos violentos pueden parar a otros.
Anoche el fútbol regresó al Mario Kempes. El sábado Emanuel salió del estadio en camilla, inconsciente, al grito de “gallina y la puta que te parió”. Anoche el canto se repitió, sólo que al revés.