Los altos ejecutivos que juraron nunca más enviar un e-mail, ¿y por qué?

¿Abrumado por los correos? No estás solo en el mundo.

Quienes escriben correos electrónicos a Audie Chamberlain quizás piensen que está siempre de vacaciones.

Desde hace dos años, cualquiera que intenta comunicarse con él usando ese servicio recibe una notificación que dice que está “fuera de la oficina“, con una invitación a ponerse en contacto por mensaje de texto o mandar un email a su socio.

Sin embargo, Chamberlain no está en lo absoluto holgazaneando.

Es el director ejecutivo de Lion & Orb, una empresa de relaciones públicas de Denver (EEUU) y, simplemente, decidió renunciar al correo electrónico.

En su lugar, utiliza mensajes de texto o llamadas telefónicas para llevar a cabo la mayor parte de sus comunicaciones, incluyendo las de trabajo. Y lleva consigo dos móviles, así que puede separar sus cuentas de redes sociales y sus fotografías del teléfono que usa para enviar textos y hacer llamadas.

Así se maneja. Y ya casi no tiene que usar el computador portátil.

Es tan liberador“, dice. “Siento que me ha dejado tiempo para pensar y para sostener más conversaciones importantes”.

Alternativas

Agrega Chamberlain que el cambio también beneficia a sus clientes porque está disponible, instantáneamente, para revisar y responder a los textos y llamadas telefónicas durante la mayor parte de su día laboral.

Una persona escribiendo en un teclado. Símbolos de
Muchos sabemos cuándo entramos a nuestro “inbox”, pero no cuándo vamos a salir de él.

Muchos de nosotros soñamos con alejarnos de nuestra bandeja de entrada o, incluso, quizás hacerla “volar” electrónicamente.

Y, según muestra evidencia anecdótica, parece que algunos estamos realmente haciéndolo, cerrándolos para siempre, no abriéndolos por muchas horas o redirigiendo a la gente a que nos contacte en otro lado.

“Yo me aseguro de que (el correo) no es urgente y (si es así) lo ignoro”, dice Mubs Iqbal, un desarrollador de web de 42 años en Clifton Park, EEUU.

En el último año, Iqbal comenzó a usar una mezcla de Slack, Hipchat y Facebook Messsenger como sus principales modos de comunicación, tanto en el trabajo como con sus amigos.

La idea, dicen quienes han renunciado al correo electrónico es tener más tiempo para otros tipos de trabajo y de comunicación.

De hecho, un uso elevado del correo electrónico está asociado con niveles más bajos de productividad y mayores niveles de estrés, según señala Gloria Mark, una profesora de la Universidad de California en Irvine, quien en 2014 lideró un estudio que arrojó esa conclusión.

Con tus condiciones

Si bien Laura Belgray, fundadora de la empresa de redacción creativa Talking Shrimp, no ha descartado totalmente el uso del correo electrónico, está experimentando usarlo en determinadas situaciones.

Una persona mirando muy de cerca su computador
Algunos llegan a obsesionarse con el correo electrónico y no pueden dejar de revisarlo.

Desde que asistió a un taller de productividad en enero, Belgray, residente de Nueva York, no responde o revisa sus correos hasta las 11am en días de semana y hasta mediodía los fines de semana.

Las horas que pasa ahora alejada de su correo electrónico las dedica a escribir de forma ininterrumpida. La elaboración de respuestas por correo electrónico “puede entorpecer tu trabajo completamente”, apunta.

Sin lugar a dudas, las aplicaciones de mensaje de texto pueden hacerte desviar la atención tanto como los correos, pero muchas veces requieren respuestas menos formales que pueden tomar menos tiempo, resalta Iqbal.

El uso alternativo de la comunicación instantánea significa que está menos obsesionada con responder rápidamente correos electrónicos y mantener abierta su bandeja de entrada.

El correo electrónico es “ahora más una herramienta de agregación de contenidos“, señala Iqbal.

Aunque sí revisa una vez al día los asuntos en su bandeja de entrada, muchas veces responde por medio de las aplicaciones de mensajes.

Desventajas

No todos tenemos que renunciar al uso del correo y, de todas formas, muchos no podremos hacerlo.

Simplemente reservar menos tiempo para responder correos electrónicos puede ayudarte a rediseñar una rutina, señala la escritora Jo Piazza, de 36 años, quien tuvo que hacerlo para poder terminar el proyecto de un libro el año pasado.

Para mantener a raya a quienes envían correos electrónicos, Piazza configuró un mensaje automatizado, señalando que respondería más tarde en la noche o en la mañana siguiente.

Eso la ayuda a escribir ininterrumpidamente durante los días de semana, sin tener que manejar las docenas de correos electrónicos que recibe por su compañía de asesoría digital y sus amigos.

“Sentí que tenía que controlar los correos que me llegaban”, destaca Piazza, autora de How to be Married (“Cómo estar en matrimonio”) y residente de San Francisco, EEUU.

Al comienzo, tanto sus amistades como sus socios comerciales eludían las respuestas automáticas y la contactaban por texto o através de Facebook.

Sin embargo, dice que, después de un tiempo, la mayoría entendió que no podían esperar una respuesta inmediata.

Actualmente, responde a la mayoría de los correos durante la noche, pero emplea la aplicación Boomerang que la ayuda a programar los correos electrónicos para una fecha y hora determinada.

Piazza prefiere enviar los suyos a media mañana cuando la mayoría de la gente está en el trabajo y es normal ser molestado. El proceso, apunta, “me hizo ser más reflexiva acerca del uso del correo”.

Consecuencias negativas

Sin embargo, Chamberlain advierte que quienes experimentan con abandonar el correo electrónico deben estar preparados para posibles reacciones adversas.

Varios teléfonos de los años noventa
¿Tendría alguna ventaja volver al viejo amigo, el teléfono?

Cuando decidió por primera vez que no quería entrar en su cuenta de correo, la respuesta automática que recibía el usuario era que “simplemente ya no está aquí”, en vez de dirigirlo a otro sitio, lo que provocó confusión y reacciones negativas entre algunos clientes.

“Fue tan chocante que la quité”, recuerda. Redactada con más cuidado, la respuesta que utiliza ahora y que dirige los correos electrónicos a su colega, fue una mejor opción.

La tarjeta de presentación que hizo en 2015 tampoco incluye su correo electrónico. En su lugar, coloca su teléfono celular para mantenerse en contacto por mensajes de texto.

Después de un año de respuestas automáticas de “fuera de la oficina”, Piazza dice que recibe menos correos electrónicos porque sus socios comerciales ya anticipan que tardará más en responder.

Y aunque ya no coloca tantas veces su mensaje diciendo que no está disponible, el experimento rindió dividendos a largo plazo.

“Después de un tiempo casi los he entrenado para mandarme mejores correos electrónicos y más eficientes”.

– Alina Dizik

Lee la historia original en inglés en BBC Capital

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