No le digan a Trump que mi mamá no habla inglés
Me preocupa el proyecto de ley migratorio que coloca entre los requisitos hablar inglés
Mi mamá se hizo residente de este país hace 50 años. Ciudadana hace 30. Y como el señor President Trump no habla español y no creo que lea esta columna, me atrevo a confesar aquí públicamente que mi mamá todavía no habla inglés.
Y a los 73 años ya no creo que lo aprenda. Y por si las moscas, no se lo vayan a decir a Mr. Trump.
Sin embargo, todos le entendemos a mi mamá cuando dice que se va a tomar un café en “estarbus”, que le encantaron los jardines de “Wasinton” y nos reímos bajito cuando le cuelga a los vendedores teléfonicos gritándoles a todo pulmón que ella “noinglis”.
Me preocupó esta semana la noticia de este nuevo proyecto de ley en el que, como me explicó la abogada Jessica Dominguez, hablar inglés le ayudaría al extranjero a que reciba un punto positivo en un nuevo sistema de méritos. El cuál sería creado para determinar quién podría calificar para la residencia legal.
Y quiero aclarar que yo no estoy en contra de que se hable inglés, ni mucho menos, pero si me duele que personas que llegan a este país con grandes talentos y sin hablar correctamente el idioma, tengan problemas para legalizar su estatus migratorio.
Mi colega Gabriela Tristán, de Noticias Univisión, lo ilustró perfectamente en sus redes sociales con dos ejemplos extraordinarios. La mexicana Rosario Marin, Tesorera de USA en el Gobierno de Bush, llegó a las 14 años a este país y tuvo dificultad para aprender el idioma. Si la ley que propone Trump hubiera existido en esa época, seguramente Rosario no hubiera podido convertirse en Residente de los Estados Unidos y no hubieramos sentido el orgullo de tenerla de Tesorera. La costarricense Sandra Cauffman Deputy Director de la Nasa tiene una historia parecida ya que también llegó a este país sin hablar inglés… Si hubiera existido esa ley, la NASA se hubiera perdido de una mente brillante.
Seguramente hay muchos inmigrantes soñando con una vida mejor como lo hicieron Rosario y Sandra. Y como mi mamá también deben de haber miles que sueñan con hacerse residentes y vivir legalmente en este país que les ha dado tanto.
No entiendo por qué seguir poniendo a los inmigrantes contra la pared. Para qué aumentar el miedo y las preocupaciones de familias enteras cuyo único pecado es luchar por un gran sueño.
Yo, mientras tanto, sigo tan agradecida a este país por haberme acogido sin condiciones, al igual que vivo muy orgullosa trabajando en español por una comunidad que necesita más que nunca entender (en español) qué leyes los protegen y los ayudan a seguir luchando por cumplir sus sueños.
Sobre la autora
Luz María Doria es inmigrante colombiana, periodista, productora ejecutiva de Despierta América y autora del libro “La Mujer de mis Sueños”. Podrán encontrar su columna cada lunes en nuestro diario impreso y en este sitio web.