Meghan Markle, la duquesa de Sussex, está en el ojo del huracán
Parece que hasta la reina Isabel II ha empezado a resentirse con la joven esposa del príncipe Harry
Era tan solo cuestión de tiempo que la ‘meghan mania‘ se diluyera parcialmente y surgieran las primeras críticas o historias negativas acerca de Meghan Markle, la duquesa de Sussex.
Este mismo fin de semana el Mail On Sunday ha publicado un controvertido artículo en el que presenta a la esposa del príncipe Enrique como un huracán, pero no precisamente a modo de analogía positiva, ya que no duda en relacionar la personalidad de la antigua actriz y su forma de afrontar su nuevo papel institucional con la dimisión de tres figuras relevantes del personal de palacio: una de sus asistentes, a la que en la prensa solo se conoce como Melissa, la secretaria de comunicación de Kensington Katrina McKeever y uno de los colaboradores del propio Enrique, Edward Lane Fox, a quien el diario presenta como su “mano derecha” y que finalmente dejará su puesto antes de lo esperado.
Esas renuncias se asocian de alguna forma con la actitud “de la costa oeste” y la fuerte ética de trabajo que la duquesa aplicaría a su nueva función en el seno de la monarquía, despertándose a las cinco o las seis de la mañana a diario y bombardeando a mensajes desde primera hora a su equipo con distintas ideas relacionadas con su labor humanitaria o sus “distintas misiones encubiertas” para conocer mejor al pueblo británico.
Los modales menos formales de Meghan, como cerrar ella misma las puertas de sus vehículos o su vestuario bastante más informal que el de su cuñada la duquesa de Cambridge, dos factores que en un principio fueron aplaudidos por aportar un soplo de aire fresco a una institución tan tradicional, también se han empezado a cuestionar ahora, en especial en el mencionado artículo. En concreto, se cita como ejemplo la primera aparición oficial de la duquesa de Sussex junto a la reina Isabel II el pasado junio, cuando la primera decidió prescindir de un tocado para el evento a pesar de que la reina había informado de que llevaría uno y, por tanto, el protocolo dictaba que ella también debería incorporar uno a su atuendo, lo que habría chocado incluso a la monarca.
“A Meghan ya le han dicho que tiene que empezar a vestirse menos como una estrella de Hollywood y más como un miembro de la realeza”, apunta una fuente de uno de los equipos de estilistas que han visitado el palacio de Kensington.
Pareciera que ahora ése soplo de brisa fresca ha empezado a incomodar a la realeza, y muchas cosas de las cuales ella hace parecieran ser ahora todo un problema, incluso para la reina Isabel II.