Trabajan para ampliar los limitados servicios de salud mental en comunidades hispanas en Chicago
Defensores de la salud mental y pacientes quieren que se reabran las seis clínicas públicas de salud mental cerradas 2012, pero hoy la alcaldesa Lori Lightfoot y expertos impulsan un enfoque más amplio para dar atención a pacientes
CHICAGO – La atención de los problemas de salud mental es de importancia crítica para las comunidades de Chicago, pues además de los padecimientos originados en situaciones médicas, psiquiátricas o psicológicas individuales o familiares, muchas personas se encuentran bajo enorme presión por haber sido víctimas o testigos de violencia, sufrir acoso, enfrentar problemas de pobreza o desempleo o padecer incertidumbre por el estatus migratorio, por solo mencionar algunos de los retos que enfrentan la comunidades latinas de Chicago.
La pandemia de Covid-19 y la crisis económica que ha desatado han agravado los problemas que muchas personas enfrentan, y si a eso se añade el estrés por la enfermedad en sí, el desempleo, el confinamiento y otros factores, la necesidad de mayores recursos y opciones de atención en salud mental son imperativos para la población de Chicago.
Con todo, los barrios habitados mayormente por minorías han enfrentado carencias en la disponibilidad y alcance de la atención en materia de salud mental, un problema que se agudizó en 2012 con el cierre de seis clínicas de salud mental operadas por el municipio, ubicadas en el sur y el oeste de Chicago.
Ante ello, se ha registrado un movimiento en dos vías. Una ha exigido que la Alcaldía reabra esas seis clínicas especializadas en salud mental, una propuesta que la actual alcaldesa Lori Lightfoot apoyó durante su campaña electoral en 2019. La otra ha sido ampliar la capacidad de las clínicas especializadas actuales y apoyar a otras, operadas por organizaciones y entidades diversas, para incrementar las opciones de atención en Chicago. Aunque Lightfoot apoyó en su campaña la primera vía, hasta ahora sus acciones se han enfocado en la segunda.
La crisis del coronavirus ha catalizado la ampliación de esos servicios por parte de la ciudad y otras entidades, a causa de la enorme presión sobre la salud mental de la población que ha provocado la pandemia, pero la reapertura de las seis clínicas es aún una meta incumplida.
“Hay mucho trabajo por hacer en la comunidad”
Tener depresión no le ha impedido salir adelante en la vida. Estela Díaz reconoce que es una lucha constante con altibajos, pero añade que compartir su experiencia además de ayudar a la gente también le ha servido terapéuticamente.
Díaz, de 41 años, sufrió abuso sexual cuando tenía seis años. Esta dura experiencia le provocó ataques de pánico, ansiedad y depresión. “No sabía que tenía depresión sino hasta que llegué a la edad adulta, más o menos a los 22 años, que me dio un ataque de pánico y ansiedad en la calle. Fui al médico y me recetó antidepresivos y pastillas para dormir pero no me refirió a ningún consejero o terapista”.
Díaz estuvo tomando medicamentos por años porque las crisis de depresión y ansiedad seguían, hasta que a la edad de 35 años intentó suicidarse sin éxito.
Díaz empezó a involucrarse como voluntaria en la escuela de sus hijos y fue allí a donde llegaron dos terapistas para hablar sobre salud mental. Ella les compartió su experiencia y le ofrecieron ayudarla. “Ofrecieron darme el apoyo en terapia de grupo, no terapia individual porque la lista de espera estaba ya saturada. Tuve que esperar mucho tiempo para obtener la terapia uno a uno que es lo que yo estaba necesitando”.
Díaz recibe terapia individual cada semana desde hace dos meses y trabaja para la campaña de salud mental de la organización Brighton Park Neighborhood Council (BPNC) desde hace un año. “El escuchar todas esas experiencias y sabiendo que he podido ayudar a más gente de la comunidad que está en una situación como la mía o está empezando o está en una situación peor que la mía me llena de satisfacción, aunque falta más esfuerzo y mucho trabajo por hacer en la comunidad”.
Tras batallar por años para recibir terapia individual, Díaz asegura que reabrir las seis clínicas de salud mental de la ciudad cerradas durante la gestión del alcalde Rahm Emanuel sería una excelente opción para los pacientes de bajos recursos que buscan estos servicios en comunidades de minorías.
Las preocupaciones más grandes en el área de salud mental son la depresión, la ansiedad, el estrés por la aculturación, la necesidad de apoyo para padres y los traumas.
En un estudio realizado en 2018 se halló que al menos 178,000 personas en Chicago informaron que durante el año previo necesitaron atención de salud mental durante pero no la obtuvieron, según una encuesta del Departamento de Salud Pública de Chicago.
La alcaldesa de Chicago Lori Lightfoot ha destinado un presupuesto de $9.3 millones para proveer un sistema coordinado e integral de atención en la salud mental.
Lightfoot, cuando era candidata a la alcaldía de Chicago, hizo campaña con la promesa de reabrir las seis clínicas de salud mental cerradas por Emanuel en 2012. Pero hasta la fecha esas clínicas públicas no se han reabierto y la estrategia de la alcaldía se ha enfocado en ampliar los servicios existentes y en apoyar a otras organizaciones dedicadas a la atención la salud mental.
En una declaración a La Raza, la oficina de Lightfoot indicó que los citados 9.3 millones de dólares serán usados para “financiar 20 centros de salud públicos y de entidades no lucrativas para expandir la atención en vecindarios con alta necesidad y sin que importe la capacidad de pago de los pacientes o el estatus de su seguro”.
Además, esos recursos serán destinados a “crear programas de prevención de la violencia para atender las necesidades de salud mental de las comunidades más impactadas por la violencia y la pobreza, invertir en equipos de prevención y respuesta para personas que tienen retos de salud mental adicionales y tienen problemas para acceder a las clínicas físicas, y coordinar el sistema de salud mental de la ciudad para asegurar que cada residente pueda acceder a la atención que requiera cuando la requiera, incluyendo una línea de ayuda 311 mejorada”.
Disparidad en servicios de salud mental
Arturo Carrillo, coordinador del Centro para el Bienestar Comunitario del Hospital St. Anthony y de la Asociación Colaborativa para el Bienestar Comunitario, ha abogado para que se reabran las seis clínicas de salud mental de la ciudad cerradas durante la gestión de Emanuel. “Estas son las clínicas que nosotros con nuestros esfuerzos aseguramos que puedan servir a las personas que no tienen seguro médico brindándoles acceso a servicios de salud mental”.
Según las investigaciones de la Colaborativa para el Bienestar Comunitario, los terapistas que están entrenados para dar este tipo de servicios a personas que han experimentado trauma en su vida se encuentran mayormente en las comunidades más ricas que pueden pagar por esos servicios.
“Si ves el mapa en todo Chicago, las comunidades latinas son los que menos tienen acceso a salud mental, mientras que las comunidades blancas tienen una proporción de terapistas muy alta”, dijo Carrillo.
En 2018, la Colaborativa para el Bienestar Comunitario informó que mientras en el área del Gold Coast de Chicago, de las más ricas de la ciudad, había 381 profesionales de la salud mental con licencia (4.45 por cada 1,000 residentes), las comunidades de bajos ingresos del lado del suroeste tenían 63 profesionales (0.17 por cada 1,000 residentes).
Este informe se centró en 2,859 adultos de suroeste de Chicago de 10 comunidades: Archer Heights, Barrio de Las Empacadoras, Brighton Park, Chicago Lawn, Gage Park, La Villita, McKinley Park, Pilsen, West Elsdon y West Lawn.
Las clínicas públicas
Parte de los servicios de salud mental en Chicago son ofrecidos por cinco clínicas públicas especializadas operadas por el Municipio y una por el Condado de Cook y por clínicas médicas comunitarias generales, que ofrecen atención en materia de salud mental como uno de los diversos servicios de salud que prestan.
Algunos pacientes dicen que en las clínicas médicas comunitarias hay listas de espera y que las terapias duran entre 20 a 30 minutos.
“Tengo este trauma desde los seis años y ahora tengo 41 años y en una sesión de 20 minutos a mi no me hacen sentir mejor… El terapista está viendo el reloj haber a qué hora acaba, no tiene sentido”, mencionó Díaz.
“Las clínicas públicas ahora no tienen lista de espera. Las clínicas médicas [comunitarias] que proponen tener servicios de salud mental dan citas de media hora, es muy poco tiempo para dar una consulta cuando una persona está hablando sobre una experiencia de violación, experiencia de trauma que han vivido en su vida”, dijo Carrillo. Y agregó que en las clínicas públicas tienen el tiempo y espacio para dar las consultas de una hora, pero como quedan solo cinco no hay suficientes para servir a toda la comunidad.
En el análisis hecho por la Colaborativa para el Bienestar Comunitario en barrios mayoritariamente mexicanos en el suroeste de Chicago se encontró que 80% de los latinos encuestados dijeron que de modo seguro o muy probablemente buscarían ayuda profesional para atender sus problemas. Pero el costo y la falta de servicios resultaron ser las principales barreras para acceder a esos servicios de salud mental.
“Estamos pidiendo a la alcaldesa Lightfoot lo que es necesario, más que nada es que se contraten los terapistas y si no pueden trabajar en esas cinco clínicas porque no están al alcance de la comunidad veamos otras posibilidades donde puedan trabajar, por ejemplo con las escuelas, con las bibliotecas, con centros comunitarios, para que estos terapistas de la ciudad estén en las comunidades trabajando en alianza con las organizaciones que puedan brindarles el espacio pero no tienen la forma de contratar personal”, indicó Carrillo.
“Necesitamos más enfoque y más fondos para otros recursos”
Según Jessica Boland, directora de servicios de salud mental en los Centros de Salud Esperanza, las clínicas de la ciudad de Chicago son buenas porque ofrecen servicios de terapia y de consejería gratis, pero estas pueden atender a un porcentaje muy pequeño de los residentes de Chicago. “Los servicios de estas clínicas sí son importantes, pero no son los únicos recursos. Necesitamos más enfoque y más fondos para otros recursos por toda la ciudad también, porque hay otro tipo de proveedores, otras clínicas, organizaciones que también estamos haciendo este trabajo de tratamiento de salud mental”.
De acuerdo a datos proporcionados por la oficina de la alcaldesa Lightfoot, en Chicago hay más de 100 clínicas que reciben fondos públicos y ofrecen servicios de salud mental. El 25% del personal clínico actual es bilingüe inglés y español.
Para Boland, Chicago cuenta con profesionales que brindan servicios de salud mental pero el problema es que no hay los suficientes trabajando en los vecindarios donde hay más necesidad.
En las áreas más ricas de la ciudad, como en el centro o en los vecindarios de Wicker Park y Gold Coast, el número de profesionales de salud mental, terapistas y psicólogos, es mucho mayor.
En cambio, en áreas latinas como La Villita la proporción de profesionales es sustancialmente menor.
En cuanto a las barreras para acceder a la atención de salud mental, Boland mencionó la transportación porque muchas veces los sitios donde hay servicios de salud mental no están cerca de donde viven las personas. El costo de la cita es otra barrera especialmente para las personas sin seguro médico, además del idioma y el estigma.
“El problema es más complejo que el abrir o cerrar clínicas”
El concejal del Distrito 12, George Cárdenas, quien presidió el Comité de Salud de la ciudad en el tiempo que se cerraron las citadas clínicas dijo que el enfoque en salud mental debe ser integral. “Una persona con problemas de salud mental es probable que tenga otro tipo de problemas, por ejemplo falta de vivienda, enfermedad, desempleo, adicciones, se está divorciando, perdió la custodia de sus hijos o está presionada por mil cosas”.
En ese sentido, Cárdenas dijo que hay que ver cómo se puede mejorar y cómo se puede dar mejor servicio a la gente. “No solo servicios de salud mental sino de todo tipo, como sociales, de acceso a trabajo, porque todo es un conjunto”.
Para Esther E. Sciammarella, directora ejecutiva de la Coalición para la Salud Hispana de Chicago, el problema es más complejo que abrir o cerrar clínicas. “La idea es integrar salud con salud mental, no puedes considerar salud mental algo independiente de lo que es salud”, dijo.
Sciammarella, quien también integra el Grupo de Trabajo de salud mental de la ciudad, es de la idea que hay que tener sistemas más integrales y menos fragmentados que ayuden a la comunidad. “Al paciente que se le atiende por salud mental, hay que ver qué otras cuestiones subyacentes o condiciones de enfermedad tiene. No es tratar un tema sino ver una cosa más comprensiva, holísticamente”.
La alcaldesa Lightfoot coincide con ello. De acuerdo a una declaración de su oficina a La Raza, el plan en materia de salud mental para Chicago “construirá equidad y transformará la atención en salud mental mediante la inversión y el apoyo de un sistema holístico que priorice a las personas y comunidades que más lo necesitan”.
Esfuerzos ante el Covid-19
La crisis del Covid-19 ha agudizado los problemas de salud mental que muchas personas sufren en Chicago, y ante ello la alcaldesa Lightfoot anunció hace algunas semanas nuevas iniciativas para atenderlos.
Lightfoot dijo, en un comunicado, que “estos problemas [de salud mental] que estamos atendiendo no empezaron cuando el Covid-19 golpeó nuestra ciudad, y no van a terminar con la epidemia tampoco. Nosotros continuaremos trabajando con los defensores, expertos, pacientes y comunidades de nuestra ciudad para mejorar el cuidado de la salud mental en Chicago y dar a nuestros residentes y familias el apoyo que muchos necesitan desesperadamente.
Por ejemplo, el Departamento de Salud de Chicago se ha vinculado a cuatro organizaciones de salud mental comunitarias para ampliar el acceso de personas que sufren esquizofrenia, desorden bipolar y otros desórdenes relacionados. $1.2 millones en apoyo han sido asignados en apoyo de las organizaciones Friend Health, Healthcare Alternative Systems, Thresholds y Trilogy Behavioral Healthcare.
Varias de las clínicas de esas organizaciones se encuentran en barrios con alta concentración de hispanos.
Y, en un comunicado, la comisionada del Departamento de Salud de Chicago, Allison Arwady, anunció la adquisición del sistema de telemedicina doxy.me, que será utilizado para ofrecer servicios digitales de salud mental en las cinco clínicas de salud mental operadas por el municipio. Esos servicios se ofrecerán sin importar el nivel de ingreso, el estatus de seguro médico o la situación migratoria de los pacientes.
El Departamento de Salud ofrecerá asistencia a otras organizaciones de salud para incrementar sus capacidades de proveer servicios de telemedicina en el contexto de la presente pandemia de Covid-19.
Recursos de salud mental durante la pandemia
- La organización National Alliance on Mental Illness (NAMI) ofrece una línea telefónica de ayuda con asesoría sobre salud mental. Llame al 311 o directamente al 833-626-42-44. Una guía de recursos en español está disponible en nami.org/Support-Education/NAMI-HelpLine/COVID-19-Information-and-Resources/Covid-19-Guia
- Servicios gratuitos de teleterapia de los centros de salud mental del Departamento de Salud de Chicago pueden obtenerse en el 312-747-1020.
- Fuera del horario laboral puede obtener ayuda las 24 horas enviando el texto HOME al número 741741.
- Más información sobre Covid-19 en Chicago en chicago.gov/coronavirus.
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El proyecto ‘Lens on Lightfoot’ (‘Lente en Lightfoot’) es una colaboración entre siete redacciones de Chicago para examinar la administración de la alcaldesa Lori Lightfoot. Los participantes son la BGA, Block Club Chicago, Chalkbeat Chicago, The Chicago Reporter, The Daily Line, The TriiBE y La Raza. Es administrado por el Institute for Nonprofit News.
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