’Tocadora’ profesional cobra $80 dólares la hora por dar abrazos
Justifica su trabajo porque "La gente está muy privada de contacto"
Amy Grinnell tiene una manera muy apretada de ganarse la vida: es una acurrucadora profesional en Connecticut, donde cobra $80 dólares la hora.
“Es muy profesional y muy significativo el trabajo que hacemos”, dijo al diario Connecticut Post. “La gente está muy privada de contacto”.
Grinnell admite que “parece ridículo pagarle a alguien para que te dé un abrazo”, pero los efectos y beneficios son bastante reales.
Las investigaciones han demostrado que la oxitocina, también conocida como hormona del “abrazo” o “amor”, ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad, e incluso conduce a un aumento de los sentimientos de espiritualidad.
“La alegría y la maravilla de tocar a otra persona es asombrosa y maravillosa”, afirmó. “Hay tanta alegría en ayudar a las personas a sentirse conectadas con la sociedad y el universo”.
Las sesiones de abrazos generalmente comienzan con una conversación entre la abrazadora y los clientes, quienes, según Grinnell, suelen ser hombres de entre 40 y 60 años.
“Primero tienen que aceptar el código de conducta”, dijo, destacando que no hay actividad sexual involucrada. “Luego tenemos una prueba de detección, un chequeo por teléfono o correo electrónico o ambas. Nos aseguramos de que el cliente esté en la misma página”.
Grinnell, quien trabaja a través de la página cuddlist.com, dice que “los límites siempre están ahí” para que todos se sientan “seguros”. Pero eso no ha impedido que su esposo se preocupe.
“Al principio él estaba muy, muy preocupado y un poco molesto por eso (…) Tenía muchas dudas de decir que estaba bien hacerlo debido a la intimidad que creía que estaba involucrada”.
El esposo de Grinnell eventualmente aceptó luego de que ella le explicara el impacto que el abrazo aparentemente tiene en las personas.
“Nuestra piel es prácticamente nuestro principal órgano sensorial”, dijo. “La gente ha dicho que el tacto es la ‘madre de todos los sentidos’. La salud mental y el bienestar general y la supervivencia evolutiva han dependido de que estemos interconectados”.