Los niños necesitan (algo de) dinero para aprender de dinero

Además de hablar de ahorrar y gastar o ver lo que hacen sus padres, necesitan experimentar y equivocarse con cantidades pequeñas

Se debe dejar que los niños se equivoquen usando la mesada para aprender de los errores./Shutterstock

Se debe dejar que los niños se equivoquen usando la mesada para aprender de los errores./Shutterstock Crédito: Shutterstock

Una de las mejores cosas que los padres pueden hacer por sus hijos es darles dinero.

Para que este consejo siga siendo bueno es importante aclarar que se tiene que tratar de una cantidad pequeña. Un poco. No mucho. Lo contrario, de hecho, suele ser contraproducente.

A ser posible como incentivo de tareas hechas en casa (poner o quitar la mesa de la cena, encargarse de la basura) o quizá como rutina los fines de semana. Es la mejor manera de educarles en algo que es clave para su futuro: la gestión del dinero.

Así lo defiende un artículo publicado el año pasado en el Journal of Family Issues. En el artículo, de la estudiante de doctorado Ashley Lebaron, argumenta que los hijos aprenden del ejemplo de sus padres y de lo que estos les cuentan directamente sobre la gestión del dinero pero que también es importante que practiquen y tengan experiencias reales que les preparen financieramente para cuando sean adultos.

Esta especialista en estudios familiares y desarrollo humano afirma que si la primera vez que un joven “usa una tarjeta de crédito, tiene que trabajar o ahorrar en una cuenta es cuando está solos, no es el mejor momento para practicar”.

Por eso sugiere que tengan en sus manos dinero desde que son pequeños y están con sus mayores. “Se les puede dar una mesada regular, pagarles por tareas que van más allá de las que se han atribuido regularmente, premiarles por el buen rendimiento escolar o animarles para ahorrar”, dice.

“Lo importante es que los padres den a los niños experiencias prácticas con el dinero cuando son pequeños, cuando el riesgo aún es bajo”, aconseja LeBaron. Por supuesto hay que hacer seguimiento de qué hacen con ello pero dejando que cometan errores para que se les pueda ayudar a aprender de estos. “Ayudarles a desarrollar hábitos antes de que estén solos y cuando las consecuencias sean mayores por estar gestionando cantidades más elevadas”.

Todavía hay muchos padres que tienen que escuchar estos argumentos porque según CrediCards.com solo el 40% de los menores de 18 años tienen una mesada. La mayoría de los padres no recibió enseñanzas de gestión de sus finanzas de sus progenitores, son las personas con mayores ingresos anuales los que recibieron estas lecciones de sus padres.

La encuesta de esta empresa, que analiza y patrocina tarjetas, apunta a que las mesadas que se están dando son de un promedio de $4 por semana y los niños empiezan a tener este dinero cuando cumplen ocho años en la mayoría de los casos. Antes, es fácil que lo pierdan como suelen perder la ropa, la botella del agua o los guantes.

La mayor parte de los padres da este dinero a sus hijos en forma de billetes o monedas pero un 10% de los padres hacen transferencias a una cuenta bancaria a través de Venmo o Cash App. Un porcentaje similar lo hace con tarjetas de débito prepagadas o de regalo.

Ambos casos son extraños para personas de cierta edad pero completamente válidos en unos momentos en los que se imponen los pagos a través del celular y es muy importante gestionar el dinero de las tarjetas. El crecimiento de la industria tecnológica financiera y la normalización de los pagos con tarjeta hacen necesario aprender el uso correcto de estas herramientas de pago.

No obstante, para los más pequeños, sigue siendo muy instructivo gestionarse con billetes y monedas con las que pueden experimentar simples y necesarias normas matemáticas.

Lección número 1

La mayoría de los encuestados por CreditCards explicaron que sus padres les enseñaron a ahorrar, gastar y donar. Tomar prestado e invertir no estaba entre las primeras y más recordadas lecciones. No obstante, los niños solían aprender más que las niñas de las técnicas de inversión por parte de sus padres. A las niñas se les hacía  más énfasis en la cultura de dar o donar.

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