El drama de las trabajadoras domésticas en Estados Unidos que están sin ayuda ni empleo
"Tenemos que elegir entre comer y pagar las cuentas. Tengo que decirle a mi hijo que no puedo comprar comida"
Millones de trabajadoras domésticas, en su mayoría mujeres de color y migrantes indocumentadas, están enfrentando lo peor de la pandemia del coronavirus al quedar sin empleos y ser excluidas de las ayudas financieras anunciadas por el gobierno.
“Llevo 18 años trabajando en hogares, como lo hacía mi mamá, como lo hacía mi abuela, como lo hacen tantas mujeres”, dijo hoy en una teleconferencia Rosana Araújo, una uruguaya que vive en Miami.
“Y llevo poco más de un mes sin empleo, me han cancelado todos los trabajos, no tengo para pagar la renta, la luz, el agua, y tengo mucho miedo porque si me enfermo no tengo seguro médico”, añadió.
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Por su parte, Ingrid Baca, quien lleva 20 años haciendo limpiezas en el área de Washington, dijo que la crisis ha afectado su vida “de manera terrible”.
Con voz quebrada por el llanto, Baca explicó que los $1,500 dólares promedio que recibía al mes se han esfumado con la crisis del coronavirus y que los dueños le han cancelado sin pensar que tiene necesidades económicas y de salud.
“Es una pena que el gobierno, que ya ha aprobado alivios, nos haya excluido. Cuando nos necesitan, tenemos que pagar impuestos, pero después los indocumentados somos invisibles”, añadió.
Ai-jen Poo, directora ejecutiva de la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas, dijo que unos dos millones de mujeres “trabajan en los hogares cada día, hacen limpiezas, cuidan de los niños y los enfermos”.
“Ya antes de esta crisis estas trabajadoras percibían compensaciones bajas, carecían de licencia por enfermedad o seguridad en el empleo”, añadió. “Las indocumentadas, en particular, son vulnerables a todo tipo de riesgos, incluido el acoso sexual, y todo tipo de discriminación”.
La encrucijada de las trabajadoras domésticas se vive de costa a costa, y aunque muchas ya habían tenido que lidiar con otras calamidades que afectaron su trabajo, la pandemia del coronavirus aseguran es lo peor que han vivido.
“Perdí muchas casas en el 2008, luego vinieron los incendios, y también nos golpeó, pero esto es como el fin del mundo”, dijo a Efe Rosa, una trabajadora doméstica que prefirió no revelar su apellido.
La inmigrante mexicana se queja además de que el coronavirus ha alentado el recelo. Y es que en los últimos días que pudo trabajar, varias de sus empleadores le preguntaron si estaba contagiada.
“Tenía un poco de tos, y me hicieron sentir mal con sus preguntas. Claro que los entiendo porque esto nos tiene asustados a todos pero no es la forma”, insiste la trabajadora.
Poo informó que su organización ha creado un fondo de emergencia, en el cual las donaciones suman unos $3 millones de dólares, para distribuir asistencia financiera a las trabajadoras domésticas, consistentes en unos $400 dólares, pero añadió que esa cantidad es insuficiente para las necesidades de las desempleadas.
El Congreso ha aprobado y el presidente Donald Trump ha promulgado un conjunto de medidas por valor de $2.3 billones de dólares para hacer frente a la crisis por la pandemia de COVID-19, que incluye pagos en efectivo a los contribuyentes, sustento para el subsidio por desempleo, ayuda para las empresas y extensión de cuidados médicos subsidiados, pero esto excluye a los indocumentados.
Haeyoung Yoon, directora de política migratoria en la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas, urgió al Congreso a incluir en el próximo paquete de emergencia “pagos en efectivo adicionales, puesto que un pago no es suficiente para quienes viven de la remuneración que ganan cada semana”.
“Estas trabajadoras necesitan una compensación más la que tenga en cuenta los riesgos para su salud, y deben obtener equipo de protección personal”, añadió
El desamparo en el que por años han vivido estas trabajadoras ha impulsado varias legislaciones en el Congreso, como la Declaración de Derechos de las Trabajadoras Domésticas, un proyecto de ley impulsado por la senadora por California Kamala Harris, y la congresista Pramila Jayapal (D-WA), que le permitiría a estas trabajadoras acceder a protecciones laborales federales.
“Nosotras somos quienes cuidamos sus hijos atendemos sus ancianos, limpiamos sus casas”, señaló Baca. “Somos también seres humanos, con necesidades. Nosotras también contribuimos a este país y las únicas personas que están ayudándonos son las otras que trabajan en el hogar”.
“Soy indocumentada y no puedo acogerme al plan federal“, sostuvo Araújo. “Esto me está afectando emocionalmente, tengo dolor en el corazón. Me retrotrae a cuando tuve que salir de mi país hace 20 años en una crisis en la que no teníamos ni para comer”.
“Lo que vivimos es lo mismo”, continuó. “Tenemos que elegir entre comer y pagar las cuentas. Tengo que decirle a mi hijo que no puedo comprar comida”.
“Yo pago impuestos, soy contribuyente, pero no estaré incluida en el paquete federal,” agregó Araújo. “No nos ven como personas, nos ven como números, y sin número del seguro social no tenemos ayuda. Y la merecemos, somos partes de las vidas que están en riesgo”.