La muerte sorprende en nueva novela publicada en Chicago
La novela “De Zorros y Erizos”, del mexicano radicado en Chicago Raúl Dorantes, trata el tema de cómo los inmigrantes establecemos aquí nuestra vida; pero no nuestra muerte.
Chicago.- Es un viaje hacia las entrañas de Pilsen, el barrio, narrado por un reportero que trabaja en la cocina de un ‘diner’, mera imagen del cuadro “Nighthawks”, de Edward Hopper. Allí se encuentran a veces los personajes de la calle, la Tongolele y “Xul”, el pintor, cuya misión es fundar un cementerio para inmigrantes.
En la novela “De Zorros y Erizos” (Editorial El BéIsMan, 2013), del mexicano radicado en Chicago Raúl Dorantes (Querétaro, 1968), se aborda el tema de la muerte y de cómo los inmigrantes vienen, trabajan, abren una cuenta de banco, compran una casa y aunque establecen aquí su vida, nunca establecen aquí su muerte.
También es la historia de un reportero y una serie de personajes que componen la fraternidad o un colectivo artístico. Sus nombres son Piotri, Condolesa, Carmen y Mauricio.
Esta es la primera novela de Dorantes, quien emigró a Chicago a principios de los 90s y desde entonces ha estado involucrado con diversas revistas literarias, entre ellas el proyecto Contratiempo. También ha incursionado en teatro y en la escritura de guiones, junto al Colectivo El Pozo.
- ¿Qué hacías en México antes de venirte para este lado?
“Mis padres tenían una tienda de abarrotes y quesos y yo crecí vendiendo; esa es mi infancia, desde vender jitomates hasta licores, cervezas; ahí crecí yo. Sí terminé la preparatoria, fui un año a la Escuela de Derecho y en esa época es que pensé en migrar. Opté por buscar medios para venirme a Estados Unidos y el único tío que vivía acá, estaba en Chicago”.
- ¿Cuándo llegaste a Chicago y por qué decidiste emigrar?
“Llegué a finales del 86, estuve un par de años en que me politicé mucho y trabajé muy poco, pero conocí a gente maravillosa, muchos activistas pro inmigrantes de esa época y me pasé aprendiendo de cosas que tenían que ver con el activismo, el quehacer político de aquí. Estuve dos años y me regresé un año a México y luego volví0 y es cuando conocí a todos con los que empezamos los talleres literarios”.
- ¿Qué significo para ti la revista ‘Zorros y Erizos’ y por qué escogiste el mismo título para tu novela?
“La primera revista que fundamos Febronio Zatarain, Ricardo Armijo, Francisco Piña y yo, se llamó ‘Fe de Erratas’. ‘Fe de Erratas’ para mí era como una búsqueda hacia el interior, nos marcaba una nostalgia muy profunda hacia el terruño, una desolación y algunos, a través de la poesía y el cuento, exploraban eso que estaban sintiendo adentro. La manera en que abordábamos los temas era muy subjetiva. La segunda revista que fundamos se llamó ‘Zorros y Erizos’, y no abandonamos la poesía, ni el cuento, pero empezamos a hacer periodismo, empezamos a hacer crónicas, reportajes; ya fue una búsqueda hacia afuera, hacia los fenómenos sociales que se daban en la comunidad, la inmigración, la violencia. Tratábamos de explicarnos a través de lo que veíamos en la calle, en el barrio. Por eso el nombre. Decíamos que hay dos tipos de seres humanos, los zorros, que saben poquito de muchas cosas y los erizos, que saben mucho de una cosa. Decíamos ‘algunos aquí somos zorros y otros somos erizos’”.
- ¿Y tú qué crees que eres?
“Creo que soy más zorro”.
- ¿Cómo te cambio esa época de tu vida?
“¿De qué manera me cambió mi vida? pues muchísimo. Encontrar tu vocación es algo muy difícil. A veces los jóvenes lo toman a la ligera. Yo vine aquí y trabajé en una imprenta hasta que dije ‘lo mío son las letras, escribir o hacer periodismo, aunque es muy difícil vivir de esto pero es lo que quiero’. Si algo definí en mi vida, fue mi vocación”.
- Después de tu actividad literaria y en teatro, ¿cómo describes este momento de terminar y publicar tu primera novela?
“Esta novela me tomó 10 años escribirla. Yo quería, de alguna manera, cerrar mi época ‘pilseniana’, porque viví mucho tiempo en Pilsen. Todos los temas que he tratado en la novela tienen que ver con esa época. Y escogí [el tema de] la muerte o la muerte escogió a mí. Los inmigrantes aquí venimos, trabajamos, abrimos una cuenta de banco, compramos una casa. De alguna manera hemos establecido nuestra vida; pero no hemos establecido nuestra muerte. Lo que yo veía con los grupos de inmigrantes que habían llegado a Pilsen era que cada uno había fundado una iglesia y un cementerio, y nosotros, habrá un millón y medio de mexicanos y no tenemos un cementerio. Es como raro. Rarísimo. Como que estamos divididos entre ese pasado que representa mi papá, mis abuelitos, en mi país de origen, y mi hija, que ya nació acá. Creo que nos ayudaría mucho abrazar de una manera existencial, psicológica esta tierra. Si nos sorprende la muerte aquí, que no haya ningún problema”.
LUGAR PRECISO
Presentación “De Zorros y Erizos”
De Raúl Dorantes
Jueves 25 de julio, 6:30pm.
Museo Nacional de Arte Mexicano (1852 W. 19th St.)