El violentómetro en nuestras vidas

Hace unos días pasé al Consulado de México y me llamó la atención que en la entrada tenían puesto al Violentómetro. Que ¿qué es eso?, es una cartulina grande en forma de regla que muestra las diferentes manifestaciones de violencia doméstica ocultas en nuestra vida cotidiana y que muchas veces confundimos.

Tiene tres colores y simula una escala de violencia gradual. En la zona amarilla están hacer bromas hirientes, chantajear, engañar o mentir, celar y culpabilizar. En la zona del medio controlar o prohibir, destruir artículos personales, golpear “jugando” o empujar. En la zona morada están encerrar, amenazar con armas, forzar a una relación sexual, violar, asesinar.

Me llamó mucho la atención esa escala y también me causó dolor porque la mayoría del tiempo la violencia se considera algo tan normal para las mujeres.

Esta semana el gobernador de Illinois Pat Quinn firmó una ley que hace más fuertes los castigos para agresores reincidentes en casos de violencia doméstica. Clasifica las ofensas repetidas como felonías o delitos graves –actualmente muchos casos son considerados delitos leves- y aumenta el tiempo de prisión hasta a 14 años por cuatro convicciones o más.

La ley entra en efecto el 1 de enero y se espera que de un poco de paz a esas mujeres que tienen terror de saber que sus agresores y monstruos andan sueltos como si nada.

Otra ley firmada también esta semana exige a los distritos escolares que tengan políticas para responder a incidentes de violencia entre novios adolescentes que ocurren dentro de las instalaciones de la escuela o secundaria. Esa entra en efecto inmediatamente.

El gobernador también firmó otra ley que permite a las compañías aseguradoras comunicarse con las víctimas de violencia doméstica que están bajo la cobertura de su abusador, de una manera en que no divulguen información como su dirección actual a los agresores. Esto por cuanto los esposos o novios, o ‘exes’ son muy mañosos para ubicar a sus víctimas una vez que éstas los han podido dejar.

Quiero compartir unas palabras que recordó una colega desde Xalapa, Veracruz, México (Gracias a Yadira Hidalgo). Son palabras de 1884 del periodista e inventor español Ramón Perea, un excéntrico y reivindicador de la fuerza femenina:

“El hombre hace unas leyes para sí y otras para la mujer. Se queja del despotismo de los gobernantes y él es un tirano para su compañera. Quiere que el mundo progrese y no da a sus hijas, que mañana serán madres, más que una educación superficial… Mientras el hombre se considere el amo de la mujer, mientras le niegue la igualdad civil, mientras no la mida con la misma vara que a sí mismo, no podrá decir con verdad que ha dado un paso en la senda del verdadero progreso”.

Fabiola Pomareda es periodista y editora general del periódico La Raza. Síguela en Twitter: @FabiolaPomareda

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