Se mueven contra las balaceras en La Villita

Aunque hay quienes dicen que aún hay mucho por hacer en el vecindario de La Villita, en Chicago, ex pandilleros y las autoridades hablan sobre lo que se está haciendo para frenar la violencia pandilleril en esta zona.

La comunidad de La Villita lucha por frenar la violencia en las calles y su sentir se ve reflejado en coloridos murales

La comunidad de La Villita lucha por frenar la violencia en las calles y su sentir se ve reflejado en coloridos murales Crédito: Foto Cortesía CeaseFire

Chicago.- David Álvarez ha rescatado a varios jóvenes de la violencia pandilleril; él los conoce muy bien pues fue un ex pandillero en La Villita por seis años.

“A los doce años comencé con los amigos a tomar, a fumar, como no teníamos nada qué hacer empezamos a andar en malos pasos, me volví pandillero; pero tuve un experiencia espiritual con Dios y me cambió la vida”, contó Álvarez a La Raza.

Este mexicoamericano ahora tiene 36 años y es mentor para la organización Enlace Chicago. “Busco a muchachos que son de más alto riesgo porque es probable que sean potencialmente baleados o que sean ellos los que hagan tiroteos”, dijo.

La meta de Álvarez es establecer una relación con ellos. “Hallar qué servicios necesitan para poder ayudarles a cambiar poco a poco, puede ser su forma de pensar, puede ser que necesiten remover sus tatuajes o un ‘ride’ a la corte y tratamos de involucrarlos en la escuela otra vez”, expresó.

Muchos de los jóvenes pandilleros crecieron en hogares disfuncionales, al menos esta es la perspectiva de Jorge Roque, quien dijo que cuando estaba en las pandillas muchos de sus amigos pandilleros también experimentaban lo mismo, venían de hogares donde imperaba la violencia doméstica y la inestabilidad emocional. “Casi toda mi niñez fue así, creciendo en un hogar inseguro, similar les pasaba a mis amigos”, contó.

Roque no llegó a pisar la cárcel por cuestiones delictivas; pero cuando dejó las pandillas empezó a visitar las cárceles a través de un ministerio cristiano.

“Esto fue muy importante porque se me abrieron las puertas para enfocarme en el trabajo que actualmente realizo en la comunidad como mentor”, dijo este hombre quien tiene 20 años sirviendo a la comunidad.

Entre los trabajos que realiza Roque en el Juvenile Justice Pastoral Care de New Life Center está el de trabajar con jóvenes que están en libertad condicional y en el grupo Padres Con Esperanza ayuda a las familias que tienen hijos que están en alto riesgo o en pandillas.

Jesús Salazar es supervisor Lead Outreach de Ceasefire en La Villita. “Nuestra misión es tratar de detener las balaceras aquí en la comunidad y una de las maneras que hacemos esto es identificando a jóvenes de alto riesgo”.

Los jóvenes tienen que tener entre 16 y 24 años y haber sido víctimas de algún tiroteo en los últimos 30 días, ser miembro de una pandilla y estar involucrado en actividades criminales. “Para que ellos sean de alto riesgo tienen que reunir estas características”, dijo Salazar.

Ceasefire tiene un programa que ofrece mentoría a estos jóvenes, los ayudan a que puedan acceder a servicios y recursos, como por ejemplo en la búsqueda de empleo y a que culminen sus estudios secundarios a través del GED, entre otros.

Arturo Carrillo, trabajador social clínico del programa comunitario del hospital Saint Anthony, el cual provee servicios a la comunidad de La Villita de manera gratuita con o sin seguro médico y sin condicionar el estatus migratorio.

Carrillo ha visto la necesidad de servicios de consejería de salud mental para la gente adulta que no tiene seguro médico. “Mi trabajo específicamente ha sido el ofrecer consejería gratuita a gente que habla español, que es adulta y que no tiene seguro médico”, explicó.

Este profesional dijo que no sólo sirven a personas que han experimentado algún tipo de violencia sino en otros temas emocionales y de salud mental que la gente ha lidiado sin apoyo, por lo que ofrecen terapias individual, de pareja y de grupo a las personas.

En el primer reportaje La Raza mencionó el trabajo de la comunidad para combatir la violencia en La Villita; pero hay residentes que piensan que aún hay mucho por hacer como el caso de Raúl Montes, un activista comunitario de ese barrio, quien opinó que para él ha habido un aumento de pandillas en La Villita.

“Por mucho tiempo hemos pedido más cámaras de videovigilancia, cámaras azules, que traigan más policías a nuestros vecindarios: pero no hemos tenido buenos resultados”, dijo Montes.

Este activista piensa que ha habido un amento de crímenes, tiroteos, asaltos y robos en La Villita. “Esta comunidad ha sido olvidada completamente, en mi opinión quizás mucha gente no se quiere involucrar por razones migratorias o por temor a represalias, tiene que haber más organización, que la gente se involucre y que hablen a la policía”, opinó.

La Raza consultó al concejal Ricardo Muñoz (D-22) qué se está haciendo para reducir los crímenes. “Seguimos trabajando con todas las organizaciones comunitarias como Enlace, Ceasefire, las iglesias, para involucrar a vecinos y sean parte de la solución, que sean parte de la prevención del crimen”, declaró Muñoz.

En cuanto a mejorar la comunicación entre la policía de La Villita y Cicero por ser zonas fronterizas, Muñoz indicó: “Los departamentos de policía de ambos municipios ya están coordinando sus esfuerzos, ellos hablan seguido”.

Aunque el concejal no dio cifras concretas sobre la reducción de la violencia en La Villita, dijo que estadísticamente la violencia se ha reducido especialmente en los crímenes a la propiedad.

“Pero aún se necesita hacer más. Aún con esa reducción de números todavía se necesitan más policías para prevenir el crimen”, afirmó.

En una entrevista realizada en abril pasado, la Comandante de Policía del distrito 10, María Peña, dijo a La Raza que en lo que va del 2013 habían habido seis homicidios, lo que demostraba una disminución del 53% en comparación con el 2012.

Asimismo, en el 2011 para este periodo hubo 790 crímenes reportados entre robos, ataques sexuales y muertes, según la policía. Para el mismo periodo del 2012 hubo 674 crímenes reportados y para el 2013 el número bajo a 620.

En cuanto a cámaras de vigilancia, en abril pasado el concejal Muñoz dijo a La Raza que en su distrito había 47 cámaras y que había planes de instalar al menos unas 15 cámaras este año. En esta última entrevista dijo que hay alrededor de 22 cámaras alrededor de escuelas y parques.

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