El parche del presupuesto temporal de Illinois

Un parche, y mal puesto, es el presupuesto temporal aprobado a toda carrera y en tiempo extra por la Asamblea Legislativa en Springfield para que el estado de Illinois –y la Ciudad de Chicago, sus escuelas públicas, sus policías y bomberos, etcétera– siga funcionando.

Lo llaman un presupuesto operativo, un presupuesto “para cubrir la brecha”; pero es un parche mal puesto, y sobre todo es un parche político.

Es un parche político por dos razones.

Primero, el presupuesto permite al estado de Illinois operar servicios básicos de educación, salud, atención a ancianos y discapacitados, seguridad pública y transportes de aquí a fines de noviembre o principios de diciembre cuando, una vez pasadas las elecciones generales, el legislativo estatal se reúna de nuevo en su sesión de otoño. Ningún político quiere irse a elecciones con el electorado furioso debido a que no hay escuelas, no hay atención médica, no hay limpieza de calles o no hay alumbrado público. Los legisladores no actuaron a favor de usted, contribuyente, sino a favor de sí mismos.

Segundo, es evidente que el estado necesita una reforma fiscal urgente. Illinois no capta suficientes ingresos por vía fiscal y sus finanzas públicas y sistema de pensiones están por reventar. Pero nadie quiere aventarse una reforma de ese tipo antes de unas elecciones. El gobernador Bruce Rauner, el presidente de la Cámara de Representantes Michael Madigan y el presidente del Senado John Cullerton esperarán a que pase la cita electoral de noviembre para armar un paquete fiscal.

No le va a gustar a nadie.

Lo más probable es que veamos un fuerte incremento en el impuesto sobre los ingresos, aumentos a impuestos de ventas, nuevos impuestos a servicios o hasta un nuevo impuesto a los ingresos de los jubilados (Illinois es uno de los pocos estados que no tasa el ingreso estatal de los pensionados).

Por todas esas mismas razones, otro que espera al día después de las elecciones es el alcalde de Chicago Rahm Emanuel.

A Emanuel le urgía el parche. Le urgía un presupuesto que permitiese el funcionamiento de las Escuelas Públicas de Chicago, especialmente luego de que el presidente de CPS, Forrest Claypool, instruyó a los directores de plantel a que hagan recortes de 40% en sus operaciones.

Éste es un mal verano para Emanuel. Hay cada día más tiroteos y más muertos y heridos. Los barrios sangran y la presencia policial es claramente insuficiente e ineficiente. El alcalde no quería tener que tragarse, además, una huelga escolar.

El problema con los parches es eso, que son temporales. Por debajo, la herida sangra. Tarda en cicatrizar. Illinois sigue en un momento crucial para su viabilidad futura, y legisladores y gobernadores se la pasan cambiándole el parche a la herida.

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