Sexo y artritis, la dolorosa combinación que se mantiene en secreto

Entre los efectos de las enfermedades reumatoides, el dolor de tener relaciones sexuales es uno de los menos hablados

Ya van más de dos décadas desde que a Marta F. le diagnosticaron artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria que, lenta y progresivamente, ha causado distintos grados de deformidad en sus articulaciones, dolores crónicos e incapacidad.

Pero más allá del tratamiento que recibe para controlar su dolencia, la mujer (quien pidió utilizar un seudónimo) acepta que en todos estos años ningún reumatólogo le ha hablado del impacto que podía tener en su vida sexual y su autoestima.

Marta F. no es la única con esta preocupación. De hecho, se estima que las personas que padecen estas patologías pueden tener dificultades en las relaciones íntimas debido a que disminuyen su apetito sexual, provocan depresión, dificultan determinadas posturas y pueden reducir la frecuencia de las relaciones sexuales hasta en un 73%, según establecen algunos estudios.

Y es que las enfermedades reumáticas no solo inciden en la salud sexual por sus consecuencias físicas -como el dolor, fatiga, las disfunciones en los músculos o articulaciones y los efectos de algunos medicamentos- sino también por su impacto psicológico, señala la psicóloga Vilmania Mambrú.

“Casi siempre se habla del dolor que causa, pero son enfermedades que también tienen un impacto en la autoestima, la sexualidad y la relación de pareja”, advierte Mambrú, quien es parte de los recursos de la Fundación Puertorriqueña de Enfermedades Reumáticas (FER) para orientar a pacientes con estas dolencias.

El reumatólogo Oscar Soto Raíces, presidente de FER, admite que es un tema que “ciertamente no se discute mucho” en las oficinas médicas. Según explica, en parte se debe a que en la evaluación reumatológica hay unas preguntas estandarizadas para medir el estado de la enfermedad y cómo afecta al paciente. Pero acepta que no se incluye el tema de las relaciones íntimas o la sexualidad.

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“Yo no tengo problemas con discutirlo con el paciente. Pero, las veces que lo he hecho he notado cierta incomodidad y, por otro lado, el paciente casi nunca se atreve a discutir este tema”, afirma Soto Raíces, aunque está de acuerdo de que se trata de un tema que se debería conversar con más regularidad en la oficina del reumatólogo para que este pueda referirlo al especialista indicado.

Más allá de hacer recomendaciones generales, el médico indica que cada caso debe ser individualizado, dependiendo del tipo de artritis y los niveles de dolor o discapacidad del paciente. “Pero sí hay cosas que se pueden recomendar. Si hay afectación de cadera, de espalda y de rodilla, siempre se les debe hablar de cómo protegerse y en el caso de las relaciones sexuales, buscar posiciones que sean cómodas. Además de que siempre se les recomienda que no se deben forzar las articulaciones porque se pueden lastimar y causar más dolor”, aconseja el reumatólogo.

Clave la comunicación

Se trata de una conversación, resalta Soto Raíces, en la que debe estar involucrada la pareja del paciente para que entienda lo que está pasando y conozca las opciones que tienen como pareja.

En ese sentido, la comunicación es fundamental. “Se debe entender que es un paciente con articulaciones que están activamente inflamadas, que las debe proteger y tomar medidas para que no se afecten”, agrega.

Cabe resaltar que la artritis y otros padecimientos relacionados incluyen más de 100 trastornos que, por lo general, afectan articulaciones, tendones, ligamentos, huesos y músculos. A lo que se suma que el dolor crónico, un síntoma recurrente en las enfermedades reumáticas, causa un deterioro en la calidad de vida de las personas, lo que también puede promover abatimiento, desesperanza, mucha ansiedad y alteraciones de humor.

“Se han hecho muchas revisiones de literatura y discusiones sobre estos aspectos, especialmente entre los psicólogos de la salud y los psicólogos clínicos. Y en las últimas investigaciones se ha comprobado que el dolor crónico no solo afecta a nivel físico sino también a nivel psicológico”, indica la doctora Mabrú, quien es paciente de artritis reumatoide.

Pero, según entiende, es algo que generalmente no se toma mucho en cuenta. Y, según dice, pasa lo mismo con el tema de la sexualidad y de la autoestima. Pero también es consciente de que muy pocos pacientes se atreven a consultar con su reumatólogo su vida sexual o la ausencia de ella debido a la artritis o los dolores que esta les causa.

Según publica la Arthritis Foundation, una de cada tres personas con artritis reumatoide acepta que la enfermedad tiene un impacto considerable sobre su sexualidad. Pero una de cada diez dice que no es una pregunta que le haría a su médico.

“Las enfermedades reumáticas son un grupo de trastornos sistémicos crónicos con manifestaciones que afectam el diario vivir de quien lo padece. Hay inflamación aguda de los tejidos conjuntivos que se encuentran en todas las estructuras del organismo, hay hinchazón, limitación en la movilidad, lesiones en la piel, debilidad muscular y alteraciones en los órganos fundamentales”, explica Mambrú, aunque destaca que algunas condiciones son mucho más amenazante que otras y algunas implican deformación, como el caso de la artritis reumatoide.

“Una vez que aparecen los primeros síntomas, la persona trata de asimilar esa pérdida de salud, sabe que va a perder funciones futuras y ese esfuerzo crónico hace que tengas una mayor vulnerabilidad psicológica”, indica la psicóloga, quien cree al ser enfermedades que se comportan de diferentes formas, provocan sentimientos de inseguridad.

Precisamente, el doctor Soto Raíces dice que a un paciente con una enfermedad reumática no solo se le afectan las relaciones íntimas, sino que también puede incidir en otras áreas de su diario vivir.

“Hay mucha ansiedad, no solamente por cómo se ven físicamente (debido a los cambios causados por la enfermedad) sino también por el dolor, lo que a su vez causa mucha depresión. Eso es algo que hay que discutirlo y referir al paciente al profesional de salud mental”, señala el reumatólogo, quien cree que esto es fundamental para ayudar a desarrollar estrategias y mecanismos para trabajar el estrés, la ansiedad y la autoestima.

Relación de pareja

“Se ha establecido claramente que más de la mitad de los pacientes reumáticos tienen dificultades con su pareja y que la enfermedad hasta puede causar rupturas. Y aunque muchas parejan saben manejar la situación y comprender lo que pasa, en otras la frustración puede acabar con la relación”, sostiene Mambrú.

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En el caso de la mujer, dice la psicóloga, puede que no tenga mucha flexibilidad y puede haber dolor en las articulaciones al momento de la actividad sexual, mientras que los varones, además del dolor, pueden sufrir de disfunción eréctil. Además de que muchos sienten que ya no son deseadas o deseados.

Por eso entiende que cuando el paciente tiene un buen manejo del dolor (que logra controlarlo), el deseo sexual no se afecta. “La clave se encuentra el control de la progresión del dolor. Pero también la persona debe tener la posibilidad de hablar con su pareja para decirle cómo se siente y cuál es el mejor momento para la relación sexual. Siempre hay soluciones”, aconseja Mambrú.

De la misma forma, la psicóloga recomienda que la pareja se asesore con un profesional de salud mental o en sexología para que ayude a hacer adaptaciones, “las que sean necesarias”, con el fin de que la relación sexual no se afecte. En ese sentido, dice que los seres humanos conservan el erotismo a través de toda la vida y la enfermedad no debería afectar esa parte tan importante.

Por eso enfatiza en la importancia de la comunicación abierta con la pareja, tomarse los medicamentos para el dolor, hacer ejercicios de flexibilidad y “tomar bañitos tibios” antes de tener el encuentro con su pareja. “Los aceites de olores para ambientar, los masajes, los lubricantes -si son necesarios- y buscar posiciones que ayuden a disminuir el dolor, son medidas que pueden ayudar”, recomienda.

La psicóloga también exhorta a los profesionales de la salud a que hablen más con sus pacientes sobre cómo se puede afectar la sexualidad o cómo mejorar este aspecto. “Si el paciente expresa alguna preocupación, lo deben referir a profesionales de la salud mental y a sexólogos con los que puedan hablar de sus temores. Son áreas de oportunidades que se deben desarrollar”.

– Ileana Delgado Castro

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