Cubanos piden asilo y se aferran a México

Tras derogación en EEUU la política de "pies secos, pies mojados", los isleños buscan un espacio en México

MÉXICO –  Toda su vida, desde que fue consciente, Amauris Medina quiso emigrar de Cuba. Su deseo de dejar atrás un país que pasa hambre, sin democracia y gobernado hace décadas por  una misma familia,  lo empujaron a intentar huir tres veces por mar y por tierra.

“La tercera era la vencida, pero fallé por 15 días”, cuenta este oriundo de la provincia de Cienfuegos en entrevista telefónica desde el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, ubicado en Tapachula, Chiapas (frontera sur), donde espera dos respuestas de las autoridades de este país.

Amauris, de 46 años, es parte de un grupo de 95 cubanos que oficialmente se aferran a México después de que Barack Obama anunciara el pasado 13 de enero (una semana antes de dejar la presidencia de Estados Unidos) la eliminación de la política de “Pies Secos, Pies Mojados” que operaba desde 1995 y permitía la residencia a todo cubano que tocara tierra en EEUU.

Amauris Medina y su pareja.
Amauris Medina y su pareja.

Para quedarse aquí, los isleños han usado dos recursos legales muy poderosos, mientras otros de sus connacionales (como los 1,300 varados que registra el Instituo Tamaulipeco de Atención al Migrante en Nuevo Laredo) , dudan si esperaran la piedad de Donald Trump, se quedan en México o se regresan.

Los detenidos en Chiapas, en cambio, ya presentaron un recurso legal de amparo que tiene cabida cuando hay violación a los derechos humanos por parte de autoridades como ellos argumentan que ocurrió en la estación migratoria Siglo XXI donde presuntamente fueron golpeados al protestar por falta de atención y maltratos.

Uno de los cubanos que denuncia haber sido golpeado por agentes del Instituto Nacional de Migración
Uno de los cubanos que denuncia haber sido golpeado por agentes del Instituto Nacional de Migración

El otro recurso es una petición de asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), donde tendrán que demostrar que su vida corre peligro o son perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, género, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas.

 “El problema es que Cuba oculta todo lo malo que ocurre en el país y  no hay más prensa que la que controla el gobierno. Por eso no se sabe de las represiones, la inseguridad ni del hambre que pasamos”, detalla Amauris.

Amauris emigró esta última vez desde Guyana (el único país que le dio visa) y de ahí recorrió doce países con miras a llegar a EEUU Anteriormente había intentado irse en lancha, pero lo agarraron las autoridades estadounidenses y lo devolvieron.

“Cuando el gobierno se entera que intentaste huir de la isla y te regresaron, se la cobran: te vuelves una escoria, no encuentras trabajo en ningún lado porque todo depende del Estado”.

Amauris observa que al menos en México puede trabajar aunque sea como vendedor ambulante, “el cubano se adapta a cualquier cosa”; allá, la venta callejera está prohibida, así toda empresa privada sin permiso oficial”

Después de la “normalización” de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos tras la visita de Obama en marzo de 2016, comenzó una desbanda de la isla ante el temor de que finalizaran los privilegios migratorios de “Pies Secos y Pies Mojados”, tal y como sucedió posteriormente. Según cálculos de Organización Internacional para las Migraciones, hasta mediados de ese año el flujo de cubanos por México era de alrededor de 200 al día.

Lo que hacía el Instituto Nacional de Migración (INM) en ese tiempo era detenerlos como a cualquier extranjero sin documentos y solicitar el reconocimiento de nacionalidad al gobierno cubano. Así repatrió en 2016 a 4,364 cuando tuvo respuesta; cuando no, les daba un oficio de salida que les permitía circular por el país por 20 días, tiempo en el cual llegaban a Estados Unidos. Así llegaron a tierra estadounidense más 50,000.

Teiny Punzano, de 27 años, y su concubino pensaron que serían dos más que alcanzarían el sueño americano, pero la demora en el permiso de salida del INM los dejó en México desde el 2 de enero y hasta la fecha que buscan asilo.

“En Cuba tuvimos problemas porque pusimos un letrero afuera de la casa criticando a Raúl Castro y porque mi mamá y yo somos parte de las damas de blanco. El problema creció poco a poco, allá no puedes criticar a los Castro, y para que nos molestaran en el barrio de Jimagüey, donde vivíamos, nos fuimos a La Habana, pero hasta allá llegó un policía para amenazarnos con llevarnos presos”.

Teiny cree que como campesinos que son, criadores de ganado y aradores de la tierra, encontrarán un buen lugar en México que los esconda de las persecuciones políticas, pero por ahora sobreviven de lo que le manda una amiga solidaria de Miami.

Teiny Punzano y su pareja.
Teiny Punzano y su pareja.

Salvador de la Cruz, director del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Cordova, una de las organizaciones de apoyo que más se ha solidarizado con la migración cubana con, observa que las peticiones de asilo de ciudadanos de la isla serán mucho menores a las de los Centroamericanos, porque el número de inmigrantes es menor y porque aún cuando llegan a México siguen pensando que pueden regresar los buenos tiempos.

“Ellos creen que en algún momento Estados Unidos los volverá a recibir”.

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