Activistas exigen al Congreso mayores controles para productos higiénicos de mujeres
WASHINGTON.- Los productos higiénicos para las mujeres son caros, y sus ingredientes tóxicos acarrean enormes riesgos para la salud, por lo que activistas de decenas de grupos presionaron este martes al Congreso a que apruebe mayores controles sobre la fabricación de estos productos.
La millonaria industria de productos femeninos ha sacado al mercado centenares de productos, incluyendo tampones, toallas desechables, toallas sanitarias, gel, duchas y aerosoles vaginales, y desodorantes, que contienen fragancias y químicos tóxicos que han sido vinculados con el cáncer, la infertilidad, y defectos congénitos.
El 70% de las mujeres usa tampones en EEUU y, según activistas, miles desarrollan irritación o incluso infecciones que requieren tratamiento médico urgente debido en buena medida a la escasez de información sobre los ingredientes en esos productos, por lo que el Congreso debe intervenir.
En declaraciones a este diario, Alexandra Scranton, directora de ciencia e investigación del grupo “Women´s Voices for the Earth”, explicó que el Congreso tiene ante sí dos legislaciones concretas, una que obligaría a los fabricantes a publicar los ingredientes de sus productos, y otra que financiaría una investigación a fondo sobre sus efectos negativos.
“Muchas mujeres están teniendo reacciones adversas al usar estos productos, pero no saben qué contienen, que les está causando problemas, o a qué productos cambiarse. Tienen derecho a saberlo“, dijo Scranton, cuyo grupo encabeza desde 2013 la campaña “Detox the Box”, para eliminar ingredientes tóxicos de estos productos.
#toxic #chemicals can legally be used in personal care products without pre-market safety testing. #ChemFatalehttps://t.co/v3RhBiYITi
— Women's Voices for the Earth (WVE) (@women4earth) May 12, 2017
En la década de 1980, los tampones estuvieron vinculados con el “Síndrome de Shock Tóxico” (TSS, en inglés) y las cajas contienen advertencia sobre este mal –que entre 1979 y 1996 causaron más de 200 muertes- y aunque ha disminuido el número de casos, “aún hay entre 50 y 100 cada año”, señaló Scranton, al advertir que los consumidores aún no saben los ingredientes de estos productos.
Acompañadas de la legisladora demócrata por Nueva York, Grace Meng, activistas de decenas de grupos “pro-mujer” han programado una protesta frente al Capitolio, y visitas a oficinas de legisladores, en víspera de una sesión informativa sobre esta polémica mañana ante el subcomité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
La Administración de Fármacos y Alimentos (FDA, en inglés) ofrece muy poca regulación de los productos higiénicos para mujeres y, de hecho, los productos de limpieza personal caen en la categoría de “cosméticos”, que no están sujetos a pruebas sobre su seguridad.
En cambio, la FDA clasifica productos para la menstruación como “dispositivos médicos”, pero no están sujetos a reglamentos para publicar la lista completa de sus ingredientes en las etiquetas.
Por ello, Meng promueve un proyecto de ley que, de aprobarse, exigiría que los fabricantes de productos vaginales publiquen todos los ingredientes en las etiquetas.
Mientras, su colega demócrata, también por Nueva York, Carolyn Maloney, promueve una legislación que exige que los Institutos Nacionales de Salud (NIH) realicen investigaciones sobre los posibles efectos adversos de los colorantes artificiales, conservantes, fragancias y demás químicos implicados en la manufactura de productos de cuidado personal para las mujeres.
En la actualidad, 37 de los 50 estados de la nación cobran impuestos en la compra de productos de higiene personal para las mujeres, por una cifra que asciende a unos $120 millones al año.
Según activistas, por ese monto, tanto el Congreso como el gobierno deben asegurar que los productos sean tan eficaces como seguros para la salud de las mujeres.