Conoce lo que dijo el periodista mexicano Javier Valdez en sus últimas entrevistas
El también escritor fue asesinado el pasado 15 de mayo, fue el séptimo en lo que va del año
Javier Valdez Cárdenas cubría el crimen organizado de cerca, trabajando para que no fueran olvidadas las historias que tenían que ser contadas.
El periodista narraba historias de desaparecidos, víctimas y viudas, pero también matones y pistoleros. “No me gusta que me digan experto en tema del narco”, aseguraba con humildad en esta entrevista.
Lo que él contaba, decía, era “el narco como forma de vida”, pero ya no podrá seguir haciéndolo, pues un grupo de hombres lo mató el pasado 15 de mayo, a pocas cuadras del semanario que él mismo fundó, Ríodoce, en su Culiacán natal.
Escribió artículos, columnas y libros, como “Huérfanos del Narco”, “Miss Narco”, “Malayerba”, “Los Morros del Narco”, “Levantones” y “Con una granada en la boca”.
El año pasado publicó el último: “Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia”.
Tenía 50 años, estaba casado y era padre de una hija.
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Un mes antes de su muerte, Valdez contribuyó con su testimonio a una investigación universitaria sobre la situación del periodismo en México, el tercer país del mundo con más periodistas asesinados: 106 desde 2000.
Esta entrevista se realizó como parte de esa investigación.
¿Cuándo se volvió tan peligroso ser periodista en México?
Yo creo que tiene mucho que ver con la fractura del cartel de Sinaloa, en 2008. El gobierno es responsable de que una organización criminal se haya dividido y que ahora sean tres organizaciones criminales, cuando había una sola.
Ahora se habla de, no sé, 50 carteles, cuando había tres o cuatro principales en el país. El gobierno provocó esta división con esta guerra estúpida, provocó vacíos de poder, y eso colocó en situaciones de mayor riesgo a los periodistas.
Siempre hemos estado en riesgo, pero creo que ahora es mucho, mucho peor porque nos hemos convertido en un obstáculo ¿no? Al denunciar, y repito la complicidad con la autoridad, el papel que tiene el narco en el desarrollo económico, o en las grandes inversiones, etc.
Pero si quieres ponerle fecha creo que tiene mucho que ver con 2008 y la fractura del cartel de Sinaloa, la organización más poderosa todavía que hay en el país.
Y lo otro es que estamos ahondando en los efectos del capitalismo en México, la división, la pobreza. Esto ha generado una decadencia espantosa, ha empobrecido a las familias y las ha desintegrado. Entonces el narco en muchas regiones es como la única opción para movilidad social, para tener empleo, para tener ingresos, porque la educación está en crisis, el salario es muy bajo, etc.
Entonces yo siento que el narco se presenta como una opción casi inevitable en muchas regiones del país. Y esta degeneración de la que te hablaba implicó el ascenso de los hijos de los capos que antes eran generosos, tenían arraigo social, como Ismael Zambada. Tenían identidad social, sentido de pertenencia.
Esa generación de capos está retirada. Los nuevos capos, los nuevos jefes, son los hijos de esos capos, de Zambada, de Guzmán. ¿Y entonces qué tenemos? Que son muy agresivos, no crecieron esforzándose, crecieron bebiendo… mamando las mieles del poder. Son muy agresivos, son beligerantes.
Entonces agrégale a la fractura del cartel de Sinaloa, al crecimiento de la pobreza, a la carestía, y a todos los fenómenos sociales de pauperización, agrégale el ascenso de una generación de guerra, partidaria de la beligerancia, no del diálogo, de la negociación, sino de la guerra.
Esto expone más a la gente que está en medio. Expone más a los periodistas, expone más a los activistas.
Y antes se cuidaba mucho eso. Ellos iban a matar a un enemigo y si se iba con la familia no lo mataban. Hace 30 años se esperaba a que estuviera solo para matarlo. Ahora no, ahora lo matan a él y matan al hijo, al bebé, a la esposa, a la amiga y al desconocido que está con ellos. Por alguna razón no les importa.
¿Cómo afecta la violencia al trabajo periodístico?
Ya no son solo los valores, es la sobrevivencia; que nosotros sobrevivamos a esto, que los periodistas no nos quedemos callados pero que contemos aunque sea una parte del infierno, pero para sobrevivir. Porque yo pienso que quedarte callado sería lo peor.
Yo siento que el narco sometió al gobierno, sometió a los empresarios y está sometiendo a los periodistas. Quiere ese consenso cómplice, quiere ese silencio cómplice, no quiere que se les mencione, que se diga que están involucrados en tal negocio o que siguieron estas operaciones de lavado de dinero, etcétera. Si ya sometió a la autoridad, ¿por qué no va a someternos a nosotros?
¿Y cómo afecta la violencia a los periodistas personalmente?
Yo creo que mucho, creo que es un saldo que nadie cuenta. Igual que el saldo que provoca la violencia o este ambiente de violencia en los niños y los jóvenes. No hay nadie que esté contando estas historias, ni los académicos, ni el gobierno, nadie absolutamente.
La forma de vida que está generando el narco a toda la población es gravísima, de un miedo permanente, de amputarte la vida pública, la convivencia, etc. Te da miedo si se te empareja con una camioneta de lujo, porque andas en la calle, aunque tú no tengas nada que ver con el narco, ¿no? ¿Qué vida es esa?
Por ejemplo, en mi caso yo te puedo decir que padezco insomnio, yo voy a terapia, tomo antidepresivos, tomo pastillas para dormir… Pero los compañeros, hay muchos compañeros que no están atendiéndose, ¿no? Tú aunque te ponga triste una historia, la escribes, y te vuelve a poner triste. La lees y te vuelve a poner triste, es muy difícil.
Creo que nosotros estamos en la antesala del psiquiátrico o de terapia intensiva, o del panteón. Somos un hospital también, las redacciones lo son. Afecta mucho el ánimo, el estrés postraumático lo padecemos, tenemos problemas de depresión, de paranoia…
Pero tampoco se está atendiendo, yo no veo esfuerzos de las asociaciones o de los medios de comunicación para conseguir terapia para los periodistas. O que los periodistas tengan una charla con el terapeuta o psicólogo, para que sepan cómo enfrentar tanto cadáver. Afecta mucho, es un coctel molotov, porque estamos así como muy sensibles. Afecta a nuestros hijos, nuestras relaciones con nuestras parejas, es muy complicado.
¿Cuán común es la autocensura en México?
En los 80, en los 90, en el periodo del priismo, la autocensura era parte de ese control político. Ahora no. La autocensura es una forma de sobrevivencia, de resistir. ¿Sabes qué es lo que permite que tú y yo estemos aquí platicando? Que yo haya quitado una parte de una historia hace meses, que tiene que ver con El Chapo.
Yo quité parte de esa historia que hablaba de una persona poderosísima que controla la región a 100 kilómetros de Culiacán, que es del cártel de Sinaloa, que mandó a matar a un sobrino y a un primo y corrió a sus hermanos y hermanas para quedarse con todo el negocio.
¿Tú crees que yo lo voy a mencionar en la nota? Si nadie lo detiene, está ahí, en esa zona. Mandó matar a dos de sus familiares y corrió a sus hermanos y hermanas. Pues no, no lo puedo mencionar. Yo sé cómo se llama, sé cómo le dicen, pero esa autocensura me permitió darle seguimiento a la recaptura de El Chapo, publicar algunas cosas importantes…
Pero no pude publicarlo, lo de esa persona, por qué me hubieran matado.
Eso me permite estar aquí contigo. Entonces la autocensura, esa parte de la historia que no estamos publicando nos permite seguir escribiendo, pero no nos quedamos callados. La autocensura ahora es una vitamina al revés, para seguir peleando con las teclas, para seguir contando estas historias aunque tengamos que mecharles parte de la historia. Ahora es eso, es atrincherarse, autocensurarse ahora es resistir, pelear. Es parte de esta guerra, ¿no?
¿Y dentro de los medios, cuán frecuente es que alguien haga una llamada o que, desde adentro de la redacción, el jefe de redacción diga ‘eso no lo vamos a publicar’?
Mira, es en diferentes niveles. Hay regiones en las que el narco manda, como en Tamaulipas, llaman por teléfono y dicen ‘esa nota no la publiquen’. Y cuelga el teléfono y llama otro narco de una organización enemiga de la primera que llamó y dice ‘publica la nota’. Y llama un tercer narco de otra organización criminal enemiga de las dos primeras que llamaron y dice ‘quiero que publiques esa nota y le des portada y con fotografía’.
Así pasa en algunas regiones. Aquí en Sinaloa todavía hasta hace muy poco… tú tenías que saber, que ubicar, que estar consciente de que una parte de esa historia no la puedes publicar, pero no porque alguien te está amenazando, porque hay un ambiente de amenaza, porque el cartel de Sinaloa lo controla todo.
Pero yo no necesitaba hace poco que el narco llamara y dijera ‘esto sí, esto no’. ¿Me entiendes? Por el ambiente. ¿Que qué parte de esa historia no voy a publicar? Pues no sé. Te lo va marcando la historia, la coyuntura.
Ahorita es muy peligroso hablar de fulano, por darte un ejemplo. Bueno no lo voy a mencionar ¿no? O voy a mencionar esta parte que ya es pública. Pero tú no sabes hasta donde llegar, la línea que no debes pasar se mueve. Se mueve. Tienes que andar con mucho cuidado, comentar con tus jefes, si hay confianza mejor, comentar con gente de confianza: “Oye, ¿tú crees que si menciono esto me va a poner en peligro?”, discutir mucho sobre esto, revisar, revisar y revisar.
Y morderte un huevo, como decimos acá, si no vas a poder publicar parte de la historia o toda la historia. Pero ya hace poco empezaron a meterse más los narcos aquí en Sinaloa y ahora tienden a eso, a mandar gente o a llamarte para que no se publique tal o cual cosa.
Ahora es muy peligroso, por ejemplo, referirse a los hijos de El Chapo, hablar de ellos. Pero no lo era hace meses. Entonces es una realidad que se mueve mucho, por eso te decía hace rato de las arenas movedizas. Se mueve mucho eso. ¿Cuándo va a terminar esto? Quién sabe.
Tú tienes que aprender a jugar esa realidad. Pero sí hay regiones en las que llaman ellos directamente. Y tienen mucho haciéndolo. En Veracruz el narco tiene espías en los periódicos. Están infiltrados en los medios. Y ese reportero dice “oye van a publicar una nota de tal cosa” y le dice al narco, y el narco llama y dice “dile que no lo publiquen”. Y no lo publican. ¿Cómo se enteran? Pues porque tienen la gente ahí dentro de las redacciones.
¿Cómo describiría la situación actual del gobierno federal en relación con los medios de comunicación?
Al gobierno federal le vale madre el tema de los periodistas, no le importa, la libertad de expresión… No le interesa. Lo que te puedo decir ahora es que no hay condiciones para una vida digna en México, y si no hay estas condiciones, tampoco hay condiciones para ejercer el periodismo. Al gobierno no le importa este aspecto, no le importa aplicar la ley. Por eso, creo que solo son dos casos en los que hay detenidos de cerca de un centenar de homicidios y desaparecidos, etcétera. Son como 250 periodistas que están pidiendo asilo político en Estados Unidos.
Se sigue manejando el tema de la publicidad oficial con mucha discrecionalidad. Se privilegia mucho a las televisoras, a las estaciones de radio por la audiencia y porque es discrecional el asunto de las concesiones que se dan a estaciones de radio y televisión. Entonces, es un criterio de carácter político, no hay igualdad, no hay transparencia. A los medios críticos nos siguen castigando con publicidad. Entonces, no hay salvación. Tú no puedes acudir al gobierno si te amenaza el narco. Lo mejor si te amenaza el narco y es un narco poderoso… lo mejor es o te sales del periodismo o te vas del país, porque ya no hay donde acudir o a quien acudir.
¿Cómo diría usted que ha afectado la transición del gobierno de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto? ¿Hubo algún cambio en el trato a los periodistas en esos gobiernos?
Mira, para precisar yo no hablaría de transición. Yo hablaría de alternancia, nada más. No hay un proceso de transición democrática, ojalá. No veo yo ningún cambio, ni con Fox, ni con Calderón y mucho menos con Peña Nieto. En esencia es lo mismo, es un gobierno sometido al narco, un gobierno que ha privilegiado los negocios, que no respeta el ejercicio crítico de los periodistas, que no garantiza la libre expresión de los ciudadanos, activistas, por eso también son muchos activistas asesinados.
Yo creo que una transición democrática sí debería reflejarse, como parte de este cambio sustancial, en un mejor ambiente para el trabajo de los periodistas. Un ambiente menos enfermo, menos contaminado, menos deteriorado como el que tenemos ahora. Es una parte importantísima, y no… yo veo que ahora la actitud de la autoridad, ya sea por omisiones o por complicidad, es de cercenar la voz crítica, los oídos y los ojos de los ciudadanos frente a esta realidad.
En México, donde la seguridad esta bastante en cuestión en relación a los periodistas, ¿cómo se controla desde el periodismo a las autoridades en casos de corrupción o violencia?
Yo creo que en ese aspecto también se perdió mucho terreno. Ahora, creo que hasta hace poco, a lo mejor un par de años se podía hablar de los malos manejos de la autoridad, del ámbito político, etc. Pero ahora, cada vez es más peligroso abordar el tema de la política, ya no solo el narco te pone en riesgo, incluso asuntos universitarios, de servicios públicos, de mal manejo de recursos… todo esto te esta poniendo en riesgo.
Se trasladó el riesgo de la cobertura periodística a ámbitos estrictamente políticos por la penetración del narco, entonces no veo por ahí tampoco opciones para decir que se puede evitar o disminuir los riesgos, haciendo esto o aquello, no.
No hay manera de contrarrestar eso, uno a veces en periódicos como el que yo fundé aquí en Culiacán, discutimos las notas. Es una redacción viva, hay mucha confianza, hay notas que no encargamos a los periodistas jóvenes, que son nuevos, para que no se pongan en riesgo y en ocasiones, nosotros decimos: no vamos a publicar esto porque es peligroso.
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Pero no hay formulas, ¿no? Cada historia te va dictando un tratamiento diferente. Lo que si te puedo decir es que crece mucho este riesgo ahora que se tocan temas políticos, ya no solo es el narco. ¿Y por qué razón? Porque los narcos hicieron a estos políticos, yo sostengo que esta clase política es hija del narco, es intolerante.
Fue financiada por el narco, fue creada por el narco, tiene negocios con el narco, más que otra generación. No hablo solo de un partido político. Entonces, no tiene cultura de medios, no tiene cultura democrática… Y explota fácilmente, y recurre a lo que tienen a mano, que es el brazo armado del narco para responder a los periodistas críticos, no?
Lamentablemente, eso ha aumentado, esa actitud. Porque antes el político iba con los narcos, los buscaba, el político antes le pedía dinero al narco y el narco lo financiaba. Ahora no. Ahora el narco busca al político, lo hace, lo promueve, lo alimenta, lo nutre, lo hace candidato. Cuando llega al gobierno, dice quiero que pongas a tal, a tal y a tal en la policía, en tránsito, en permisos, en asuntos legales, en asuntos de trámites, en asuntos de actas de nacimiento, de propiedades, etc.
Pone a gente en los ámbitos que tienen los negocios. Entonces, ya es cuando nosotros hablamos de narco política, porque ya no es un político que acudió al narco, ¿no? Es un narco, que el narco promovió para que se hiciera político. Entonces ya son narco gobiernos, estos. En ese aspecto también, hay una grave amenaza.