Video: El eslabón perdido de los dinosaurios

Un inclasificable dinosaurio hallado hace más de una década por un joven chileno podría ser la clave para comprender la evolución de los gigantes prehistóricos.

La fascinante historia del Chilesaurus diegosuarezi está repleta de curiosidades. Para empezar tenemos su inusual nombre, más propio de un ser humano que de un reptil antediluviano y escogido en honor al niño de 7 años (Diego Suárez) que lo descubrió al sur de Chile en el año 2004.

Reconstrucción pictórica del Chilesaurus diegosuarezi. BBC/UNIVERSIDAD DE BIRMINGHAM

El hallazgo causó conmoción entre paleontólogos e investigadores de todo el mundo, debido a la fisonomía y peculiaridades únicas de este dinosaurio. Y es que, tras analizarse los fósiles encontrados, parecía evidente que el inédito Chilesaurus reunía características compartidas por dinosaurios de todo tipo y condición y aparentemente incompatibles entre sí. Así, pese a tener la apariencia típica de un carnívoro bípedo, su mandíbula de dientes planos apuntaba a que la dieta de esta criatura que vivió hace unos 150 millones de años era mayoritariamente herbívora.

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El estupor generado fue tal que se terminó conociendo al Chilesaurus diegosuarezi como “el dinosaurio Frankenstein”. Trece años después, un equipo de investigadores del Museo Británico de Londres y la Universidad de Cambridge afirma en un estudio que este espécimen podría ser todo un “eslabón perdido” entre dos familias de dinosaurios. Así lo declaró el académico Paul Barret para el diario español El Mundo. Y es que la extraña fusión de especies presente en el Chilesaurus no se limita a su dieta. Como detalla el informe, la parte más alta de su cadera se asemeja a la de un terópodo (es decir, un carnívoro), mientras que la más baja es similar a la de un ornitisquio (con forma de ave y principalmente herbívoro). Esto ha llevado a pensar que en su origen se trataba de un dinosaurio omnívoro que fue evolucionando hasta convertirse en algo único.

El paleontólogo Marcelo Isasi le muestra a sus hijos la replica del Chilesaurus diegosuarezi que se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en Buenos Aires, Argentina. (EITAN ABRAMOVICH/AFP/Getty Images)

Pese a que hasta el día de hoy resulta inclasificable, el estudio de este dinosaurio “en transición” parece la pista más clara que tenemos para aprender más sobre cómo los ornitisquios evolucionaron desde sus ancestros carnívoros hasta adoptar definitivamente la dieta vegetal hasta el final de sus días.

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