Demócratas y republicanos se enzarzan en agrio debate sobre futuro de “DACA”

El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, amenazó con incluir el "DREAM Act" en cualquier otra legislación obligatoria si el liderazgo republicano no lo somete a voto este mes.

WASHINGTON.- Líderes demócratas del Congreso exigieron este miércoles un voto este mismo mes sobre el “DREAM Act”, sin ataduras, para proteger a  jóvenes indocumentados que perderán el “DACA” a partir de 2018, mientras los republicanos sugirieron que cualquier medida para ayudarlos deberá incluir un mayor control de las fronteras.

En una hacinada rueda de prensa en el Capitolio y flanqueados por “DREAMers”, decenas de líderes demócratas del Congreso remacharon los argumentos económicos,  políticos y morales para ayudar a los casi 800,000 beneficiarios del programa de “Acción Diferida” (DACA) de 2012, que será eliminado de forma gradual por órdenes del presidente Donald Trump.

En otro salón del edificio, mientras tanto, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, afirmó que cualquier legislación que salga del Congreso para proteger a los “DREAMers” tendrá que incluir un componente para reforzar la seguridad fronteriza.

Ambas ruedas de prensa dejaron en claro que el camino hacia el eventual voto del “DREAM act” no será corto ni fácil y, por el contrario, desatará una lucha campal en el Congreso, ahora que Trump impuso un plazo de seis meses para dar una solución permanente.

Trump ordenó la anulación de “DACA” para el 5 de marzo de 2018, pero anoche, en una aparente contradicción a su ultimátum, dijo que si el Congreso no actúa en seis meses, él podría reevaluar el futuro de “DACA”.

Hoy, al abordar Air Force One camino a Bismarck (Dakota del Norte), Trump negó estar enviando señales mixtas y reiteró que corresponde al Congreso “encargarse de esta situación”.

“Si podemos lograr que ocurra algo, vamos a firmarlo y vamos a hacer a mucha gente feliz… quiero ver lo que ocurre en el Congreso”, dijo Trump, sin comprometerse a apoyar una vía hacia la ciudadanía para los “DREAmers”.

Preguntado sobre qué quiere ver en una legislación, Trump precisó que quiere un “acuerdo permanente”,  que incluya “una buena seguridad fronteriza y una buena transacción (sobre) DACA en la que todos estén contentos”.

No obstante, su cancelación del “DACA” generó la repulsa de líderes demócratas, cívicos, empresariales, religiosos, y sindicalistas, que al unísono destacaron las contribuciones de los “DACAmentados” al tejido social y económico del país.

La pelota ahora está en el tejado del Congreso, donde el asunto ha reanimado viejas pugnas partidistas sobre cómo resolver la inmigración ilegal.

 Demócratas piden un “DREAM Act” sin condiciones 

 Durante una rueda de prensa, en la que no tomaron preguntas, algunos de los principales líderes demócratas de ambas cámaras del Congreso hicieron una sola exigencia: someter el “DREAM Act” a un voto este mismo mes y sin ataduras de ningún tipo.

La líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, dijo que la anulación de “DACA” ha sido, sin duda, “un despreciable acto de cobardía  política” por parte de Trump, y que su bancada no aceptará “trueques” o la inclusión de medidas ajenas a los “DREAmers”.

En ese sentido, la senadora demócrata por California, Kamala Harris, instó a los legisladores a que dejen de lado los “juegos políticos”, y señaló que, sin DACA, tan solo su estado sufriría una pérdida económica de $11,000 millones.

“Confío en que si se somete a voto en el pleno, conseguirá un apoyo abrumador” de ambos partidos, dijo, por su parte, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, quien calificó la decisión de Trump de “sin corazón y sin cerebro”.

Para lograr su aprobación, Schumer no descartó la posibilidad de incluir el “DREAM Act” a otras legislaciones que requieran una aprobación obligatoria, aunque no precisó cuáles.

Por lo general, las legislaciones con carácter obligatorio tienen que ver con la aprobación de presupuestos o la renovación de fondos, y los legisladores las utilizan para negociar concesiones de ambos bandos.

La primera vez que el Congreso intentó aprobar un “DREAM Act” para legalizar a los jóvenes indocumentados fue en 2001, y la más reciente fue en 2010, cuando se aprobó en la Cámara Baja, pero no en el Senado.

En 2013, fue incluido en una medida para la reforma migratoria integral que fue aprobada en el Senado pero quedó sepultada en la Cámara Baja.

El nuevo “DREAM Act”, copatrocinado por los senadores Dick Durbin, demócrata por Illinois, y Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, ofrece la legalización y una vía hacia la ciudadanía para “DREAMers” que cumplan con una serie de requisitos, incluyendo una revisión de antecedentes penales, conocimiento del inglés, y estar inscritos en la secundaria o universidad, obtener empleo o prestar servicio militar.

Durbin afirmó que la medida bipartidista también tiene apoyo de otros influyentes senadores republicanos, como  Jeff Flake, y Lisa Murkowski y, a su juicio, “es hora de armarse de valor y aprobar el Dream Act”.

Los “DREAMers”, en cuenta regresiva

Con el rímel estropeado por copiosas lágrimas, la mexicana Karen Caudillo, una joven de 21 años, viajó desde Florida para implorar al Congreso a que codifique los beneficios del “DACA”, que le han permitido estudiar en la universidad y establecer una pequeña empresa de servicios de limpieza en Orlando.

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En declaraciones a este diario, Caudillo, quien llegó a EEUU a los cuatro años de edad, dijo que los “DREAMers” corren peligro inminente de la deportación, y la economía también sufrirá pérdidas, si el Congreso no actúa.

La “DREAMer” mexicana, Karen Caudillo, pidió la ayuda del Congreso ante el inminente peligro de la deportación. Foto: María Peña/Impremedia
Una veintena de “DREAMers” acompañó a líderes demócratas del Congreso para exigir voto sobre “DREAM Act”. Foto: María Peña/Impremedia

“Nosotros vamos a sufrir, pero este país va a sufrir más sin nosotros, porque están cortando una parte muy vital: somos dueños de empresas, yo tengo una empresa chica, somos estudiantes, gente de la comunidad que esta trabajando duro”, afirmó Caudillo.

A su lado, el congresista demócrata por Florida, Darren Soto, afirmó que la bancada demócrata entera en la Cámara Baja apoya el “DREAM Act”, por lo que solo necesitaría el “sí” de una veintena de republicanos. En el Senado, la legislación sólo necesitaría el apoyo de ocho republicanos.

Portando carteles, tanto en los pasillos del Congreso como frente a la Casa Blanca y, más tarde, frente al hotel de Trump en Washington, los “DREAMers” y activistas del área capitalina han prometido movilizar a la comunidad inmigrante para lograr la aprobación del “DREAM Act”.

De acuerdo con un memorándum del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la agencia no aceptará más solicitudes nuevas para la protección bajo el “DACA”, aunque continuará procesando las que ya están “en cola”.

Los que tienen sus permisos vigentes podrán seguir usándolos hasta su vencimiento, porque no habrá más prórrogas. En cambio, si sus permisos vencen en o hasta el 5 de marzo de 2018, tendrán un plazo hasta el próximo 5 de octubre para pedir una última renovación.

Un análisis de David Bier, del conservador Instituto Cato, muestra la “muerte natural” de los permisos bajo “DACA”, y a cuántos miles afectaría, dependiendo de su fecha de vencimiento.

Según Bier, después de la fecha tope para el fin de “DACA”, alrededor de 1,091 permisos vencerán a diario, o 32,686 permisos al mes. Alrededor del 60% de los “DACAmentados”, o un total de 305,297 tendrán permisos vigentes hasta al menos 2019, y el 11% hasta 2020.

Para “DREAMers” como Caudillo, el tiempo apremia y el Congreso “no debe jugar con la vida de quienes contribuimos a este país… si no hacen algo, ICE nos va a sacar”.

“Que alisten su salida”

Aunque Trump pide que el Congreso resuelva ya el asunto de los “DREAMers”, el DHS distribuyó entre bambalinas otro memorándum de doce puntos a ciertos grupos en el debate migratorio y en los que delineó los argumentos para justificar la anulación de “DACA”.

El punto diez indica que el DHS urge a los “DACAmentados” que aprovechen el tiempo que les queda para “prepararse y arreglar su salida de EEUU –incluso obteniendo de forma proactiva sus documentos de viaje-, o para solicitar otros beneficios migratorios para los cuales puedan ser elegibles”.

En declaraciones a este diario, la presidenta del Caucus Hispano del Congreso (CHC) y legisladora demócrata por Nuevo México, Michelle Luján Grisham, condenó ese documento y afirmó que lo que corresponde es que el Congreso “se ponga a trabajar ya”.

Asimismo, afirmó que su bancada seguirá luchando por el “DREAM Act”, pese a la sugerencia de Ryan de hacer un “trueque” a cambio de una medida para la seguridad fronteriza.

“Si verdaderamente le interesa (a Ryan) resolver este problema, como dijo antes, entonces su deber es programar un voto del Dream Act. No entiendo qué pretende con sus tácticas dilatorias… si piensa movilizar a su bancada para votar en contra, que lo haga, pero nosotros haremos lo propio y recurriremos a toda estrategia legislativa hasta conseguirlo”, prometió Luján Grisham.

Divisiones y una agenda apretada

Pero el Congreso, disfuncional e inmerso en luchas partidistas durante años –además de divisiones entre los republicanos moderados y los ultraconservadores del “ala del Trumpismo”-, jamás logró consenso sobre las distintas versiones del “DREAM Act” desde 2001.

Ahora, con la aparente presión de Trump, los congresistas tienen ante sí un amplio abanico de prioridades, apenas tendrá doce días de trabajo legislativo en septiembre, y poco o ningún apetito para embarcarse en un plan migratorio.

Asuntos como la aprobación del presupuesto para el año fiscal 2018; evitar un cierre parcial del gobierno; la reautorización de diversos programas federales; el aumento del techo de la deuda nacional; la reforma tributaria, y millonarias ayudas para los damnificados del huracán “Harvey”, dominan la agenda en las próximas semanas.

Hoy mismo, la Cámara Baja aprobó un paquete de ayuda para las víctimas del huracán en Texas, pero falta el voto en el Senado, pero en la olla de presión también hay otros plazos: para el 29 y 30 de septiembre próximos, el Congreso tiene que aprobar el aumento del techo de la deuda, y los fondos del gobierno, respectivamente.

Cada una de esas medidas tendría repercusiones, de no aprobarse. Por ejemplo, un cierre parcial del gobierno tendría un alto costo político para los republicanos en las elecciones legislativas de 2018, y negarse a aumentar el techo de endeudamiento podría desatar una crisis en los rankings de crédito de EEUU.

Estas prioridades no incluyen otras en la larga “lista de deseos” de la agenda de Trump, entre éstos la anulación de “Obamacare”, un megaproyecto de ley de infraestructura y, claro está, la construcción de su prometido muro fronterizo.

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