Editorial: Cuenta regresiva para DACA

No es realista pensar que una ley tan compleja como es una reforma migratoria se puede realizar entre ahora y marzo

Comenzó el conteo final para la desaparición del programa de acción diferida (DACA). Este proceso se inicia con la pérdida de la protección de deportación de cerca de 36,000 beneficiarios. Una señal muy concreta de lo que se espera si el Congreso no actúa con rapidez.

Este es resultado de la política de la administración Trump. Junto al anuncio de la eliminación de DACA, se redujo el período de renovación para 154,000 beneficiarios a un mes, en vez de los seis meses previamente establecidos.

Esta fue una mala jugada destinada a perjudicar a estas personas. Ellas no fueron notificadas como correspondía hacerlo. Al acortar sorpresivamente el tiempo no les dieron la oportunidad para recaudar los US$495 dólares necesarios para la renovación.

Otros tuvieron temor en hacer un trámite migratorio ante un gobierno que asegura que la deportación dará trabajo a ciudadanos desempleados y que su permanencia pone al país en riesgos del delito, la violencia e incluso el terrorismo.

Estas son las palabras del secretario de Justicia, Jeff Sessions. Son las mismas acusaciones que sin ningún asidero repetía en el Senado. Las mentiras en que hoy se basan para dejar al borde la deportación a más de 800,000 personas que por estar desde niños en nuestro país son estadounidenses en todo, excepto en los papeles.

Y esto es solo el principio. Por eso es necesario que el Congreso apruebe el DREAM Act y que de una vez por todas se reconozca que ellos pertenecen a este país.

El respaldo a los soñadores es inmenso en EEUU. Un 83% de los encuestados en el sondeo de PBS/Marist piensa que deberían permanecer en Estados Unidos. Si se quedan, 74% de los entrevistados creen que sus padres deberían permanecer aquí, incluyendo el 41% que opina que ambos grupos deben tener un camino a la ciudadanía.

Este apoyo ciudadano es suficiente para mover por sí solo el proyecto de ley bipartidista de los senadores Richard Durbin y Lindsey Graham. El plazo de marzo del año que viene impone una urgencia.

Es un error querer aprovechar la ocasión para una reforma que incluya una ensalada de medidas.

Esta semana la administración Trump mencionó en una audiencia legislativa una lista de por lo menos 10 temas complejos que le gustaría resolver en una ley migratoria. En la bancada legislativa republicana también se piensa en eso.

No es realista pensar que una ley tan compleja como es una reforma migratoria se puede realizar entre ahora y marzo. Lo más viable es la regularización migratoria normal de los soñadores, sin limitaciones extrañas, para que puedan cumplir con su potencial en esta tierra.

El presidente Trump necesita promover esta acción. El impacto político en sus base será mínimo porque el respaldo es a su persona y no a lo que hace o deja de hacer.

El respaldo bipartidista está allí, ahora falta la voluntad política.

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