Muerte desgarradora

El 3 de septiembre, vi a mi amigo Julio Olivo morir después de haberse sometido a una cirugía quíntuple de bypass cardíaco en el sur de Texas.

Pero antes de morir, Julio, un camarógrafo profesional, estuvo inconsciente y conectado a un respirador por casi 40 días.

“Mi hermano Julio no habría sufrido tanto si nos hubiera dicho lo que él deseaba para el fin de su vida”, dijo Gisela Olivo, su hermana menor.

Conversaciones de fin de vida

En esta época de la celebración del “Día de los Muertos”, es el momento oportuno para hablar sobre la inevitabilidad de la muerte al igual que cómo debemos prepararnos cuando llegue ese dia.

El caso de Julio no es poco común. Los latinos a menudo evitamos las conversaciones sobre los cuidados de fin de vida como si fuera “una peste”. Irónicamente, los latinos llevamos la tasas más altas de enfermedades mortales, y somos los que tenemos menos probabilidades de realizar directivas anticipadas o platicar con nuestros seres queridos, bajo cual circunstancia, si la hay, queremos recibir intervenciones médicas que prolonguen la vida o sufrir un agonizante proceso de muerte.

Sin embargo, podemos hacer frente a estas disparidades, comunicándonos con nuestros médicos y seres queridos de lo que deseamos en caso de encontrarnos demasiado enfermos para poder hablar y decidir si queremos ser mantenidos “vivos” con tratamientos agresivos y debilitantes que solo prolongan el proceso de muerte.

Cuidados de fin de vida

Algunas personas con enfermedades terminales pueden decidir que ya han tenido suficiente tratamiento curativo fútil así como doloroso y quieren evitar el dolor y sufrimiento relacionado con una muerte prolongada.

Si contamos con seis meses o menos de vida, tenemos la opción de elegir el cuidado de hospicio que maximiza la calidad de vida que nos queda.
Los cuidados paliativos se ofrecen rutinariamente a las personas que se encuentran con dolor y sufrimiento, pero es un componente crítico especialmente en los cuidados para fin de vida. También tenemos la opción de rechazar atención médica subsecuente que sólo podría extender nuestro proceso de muerte.

Existen varias opciones para una muerte pacífica en los Estados Unidos. Los estados de California, Colorado, Montana, Oregón, Washington, Vermont, y el Distrito de Columbia, autorizan una gama completa de opciones para las personas con enfermedades terminales que tengan un pronóstico de vida de seis meses o menos. Dichos estados incluyen cuidados de hospicio y cuidados paliativos así como la opción de que los adultos en pleno uso de sus facultades mentales, pueda obtener una receta médica de su doctor para ingerir un medicamento que les permita morir pacíficamente en su sueño, si el sufrimiento se vuelve insoportable. Legisladores de 26 estados han presentado proyectos de ley que autorizan la ayuda médica para morir.

Máquinas y catéteres

Julio entró en un paro cardíaco el 25 de julio, dos días después de una cirugía de corazón abierto. Los médicos y enfermeras tardaron una hora en resucitarlo, una hora en la que su cerebro fue privado de oxígeno, lo que dio lugar a su estado vegetativo persistente, el cual pudo haberse evitado si hubiese tenido una planificación anticipada para cuidados de fin de vida.

Julio tomó su último aliento a las 3:53 p.m. Fue hasta entonces que su sufrimiento terminó.

(Patricia A. González-Portillo es la Directora Nacional de Comunicación Latina y directora para Compassion and Choices, dicha organización ofrece asesoría bilingüe gratuita así como herramientas por internet para educar a las personas sobre los cuidados para fin de vida. Compassionandchoices.org)

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