Qué oculta el hecho de que más personas vivan sin pareja en Estados Unidos

Actualmente se tiende a sobrevalorar la independencia, autonomía y libertad como valores esenciales, según los expertos en el tema

Más estadounidenses viven sin una pareja en el país, lo que representa un alza del 39% al 42% en la última década, según revela un análisis del Pew Research Center de las tendencias entre 2007 y 2017, basado en datos del censo nacional. Los hispanos (46%) y afroamericanos (62%) constituyen los grupos que más confrontan esta realidad.
Sin planearlo, Pilar Alonso forma parte de esa población de 35 años o menos que constituye la mayoría en esta estadística (61%).
“Duré cinco años con mi esposo y le dediqué mucho tiempo, me aparté de mis círculos sociales y abandoné mucho mi carrera”, explica la diseñadora que trabaja para una organización sin fines de lucro. “Me divorcié hace cinco años y ahora estoy mucho más enfocada en mi desarrollo profesional”.
Su crisis matrimonial decantó en nuevas oportunidades. “Hoy en día, la sociedad te presiona para estudiar más y conseguir un mejor trabajo. Ya no hay ese tabú de quedarse para vestir santos”, admite riendo.

Cambio de prioridades

La actitud de Alonso no es un hecho aislado. “La liberación femenina, el incremento de oportunidad educacionales y laborales para la mujer, los cambios en la percepción de nuevas formas de asociación/afiliación de pareja y la tendencia a valorizar la individualidad por sobre la vida de familia”, son factores que en los últimos 50 años han fomentado este cambio en la sociedad, opina Claudia Diez, psicóloga clínica y profesora de la Escuela de Medicina Icahn, en Mount Sinai College, en Nueva York.
“Actualmente, la cultura tiende a sobrevalorar la independencia, autonomía y libertad como valores esenciales”, acota Diez. Dentro de este contexto, “las personas buscan asegurar solvencia emocional y financiera independientemente de la pareja, a través de sus carreras, amistades, viajes y variedad de experiencias, y pueden llegar a percibir a la pareja como un obstáculo en ese desarrollo personal”.
Este cambio de percepción es particularmente obvio en las mujeres (43%), que tienden más a vivir sin pareja que los hombres (40%). “Ahora hago más cosas que me gustan sin tener que negociar con nadie, acierta Alonso. 
En 2005, William H. Frey, un demógrafo del Brookings Institution de Washington, declaró en The New York Times: “Para bien o para mal, las mujeres son menos dependientes de los hombres y de la institución del matrimonio… y están preparándose para vivir grandes partes de sus vidas solas o sin casarse”.
Dos tendencias demográficas —el aumento de la cohabitación y la disminución del matrimonio— influyen en este fenómeno, destaca Richard Fry, autor del estudio. Las experiencias negativas como el divorcio —puntualiza Diez— lleva a los individuos a “evitar  repetir los errores de los padres o de una experiencia dolorosa anterior; buscar formas alternativas de satisfacción emocional o sexual, tales como  cohabitación, ‘dating’ y la vida independiente”.
Adicionalmente, “en este país los costos de divorcio son muy altos, lo cual se convierte también en un factor de aversión a uniones por ley”. Según divorcestatistics.info, el costo promedio de un divorcio en Estados Unidos fluctúa “entre $10,000 y $20,000”.
Las cifras muestran que la propensión a no tener una relación fija “ha aumentado a medida que los estadounidenses envejecen”, dice Fry.
Viajar, tener experiencias y una mejor situación económica son razones cada vez más comunes para evitar el compromiso de pareja./Shutterstock

El costo de estar solo

Hace 12 años, Alberto Martínez terminó con su novio y desde entonces no ha vuelto a vivir con una pareja. “He salido con gente, pero nada pasa de allí”, explica este empleado bancario. “Me han presentado gente, pero es que yo soy muy ‘picky’[exigente]”.
Martínez pasó cuatro años sin trabajo. “Quién iba a querer salir con un desempleado”. En 2007 la cifra de desempleados sin pareja era de 46%; en 2017 había subido a 51%.
“Las dificultades que los hombres hispanos encuentran en el mercado laboral… genera obstáculos en su posibilidad de proveer estabilidad financiera a una familia, lo cual  desincentiva la creación de familias/matrimonios”, concluye Diez. El grado de educación también influye en este cambio, según Fry: 46% de los adultos menos educados tienen más a no establecer una relación fija, en comparación con el 31% de aquellos que al menos tienen una licenciatura.
Ahora que su vida profesional y sus finanzas son más estables, para Martínez aún es cuesta arriba. Hawái, Washington D.C., Nueva York, California y Massachusetts son los estados más caros. Para vivir cómodamente y poder ahorrar en Nueva York se necesitan casi $87,000; en San Francisco, unos $110,000; al tiempo que en Detroit o El Paso, basta poco más de $40,000, según Gobankingrates.com
Financieramente, estar solo puede dejar un gran hueco en el presupuesto. “El ingreso medio por hogar por parejas o matrimonios es de $86,000. En contraste, el de adultos sin pareja es de cerca de $61,000”, concluye Fry.
Como Pilar Alonso, Alberto Martínez tuvo que vivir con su hermana y amigos tras su ruptura, para poder ahorrar lo suficiente. Ella aún vive con tres personas más, pero especialmente porque su prioridad es estudiar un máster en terapia ocupacional. “Tengo un perfil muy bajo de gastos y controlo muy bien mi dinero”, dice a su favor.
Desde hace cinco años, él consiguió un empleo que le da lo suficiente para vivir solo. “Cuando vivía con mi novio, compartíamos todos los gastos. Ahora es muy duro pagar $700-$800 de renta solito, pero no dejo de disfrutar lo que tengo”, apunta Martínez.

Un escudo para la autoestima

 “No estar en pareja puede ser una elección o una circunstancia transitoria; no es, típicamente, un reflejo de falta de buenas cualidades o aptitud en la persona”, subraya la psicóloga Claudia Diez.  Para no perder la autoestima ante estas situaciones, ella recomienda:
1) Identificar los obstáculos para obtener una pareja.
2) Tratar de remediar esos obstáculos.
3) Promover un círculo social de apoyo e intimidad a través de amistades y familia.
4) Establecer medidas de auto-cuidado y auto-realización como formas alternativas a satisfacer la necesidad de bienestar emocional. 
 
Fuentes:
 
 

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