Alianza de los corruptos contra los puertorriqueños
Elías Sánchez versus Ricardo Roselló
Alegar ignorancia en la esfera pública es tratar de evadir la responsabilidad -desde una posición ingenua ante los electores- por los actos de corrupción cometidos. Con esa categoría política debemos calificar al gobernador Ricardo Roselló, quien argumentó que “no se le había consultado” el contrato que se le otorgó a la empresa Whitefish Energy, para la reconstrucción de la red de energía eléctrica en Puerto Rico, después del paso del huracán María.
Resulta -por demás ofensivo- que el citado gobernador exponga, en una rueda de prensa, que él desconocía el tema o, peor aún, que intenté justificar un contrato lesivo -a todas luces- invocando el estado de emergencia.
Acá, cae la primera pregunta, ¿cuántos siglos puede durar un estado de emergencia? Lo coloco en centurias para acotar la ironía desde mi posición por el respeto a la vida y mi rechazo absoluto a la corrupción de todo nivel, en particular, contra la que ejecutan los “altos” funcionarios. De nuevo entrecomillo lo de “altos”, para remarcar mi enfado. Porque el adjetivo “alto” presupone la capacidad del funcionario como dignatario de una nación o país; que deriva de la dignidad y estos sujetos no tienen una pisca de dignidad. Menos cuando el referido gobernador dice que él defiende los intereses del pueblo puertorriqueño, si con solo observar a su plantel de gobierno y enfocarse en el personaje Elías Sánchez, cualquier ciudadano se percata que él y sus funcionarios son arribistas de la mediocridad.
Al investigar someramente a Elías Sánchez, comprenderemos que él representa los intereses del gobernador y los propios, al jugar el doble rol de funcionario público y empresario privado de compañías de energía, con el agravante que lo hace en contra los puertorriqueños. Es decir, él fue el promotor del contrato a favor de “Whitefish”, el cual -el mismo gobernador- se vio obligado a declarar como lesivo, después del escándalo público, o ¿será que no se pusieron de acuerdo Elías y Ricardo en los porcentajes del lucro? ¿Habrá que investigar?
Entonces, otorgar un contrato por 300 millones de dólares a una empresa “cuasi” fantasma como “Whitefish”, la cual fija su sede en Montana y tiene solo dos empleados. ¿Qué significa? ¿En serio?, se pregunta uno como persona. En consecuencia, es muy fácil deducir que se trata de enriquecimiento ilícito. Es decir, unos “hombrecitos” lucran con la riqueza del Estado, dinero de todos los puertorriqueños, a su favor otorgando contratos perniciosos. Lo expongo más, un pequeño sector privado, que en este caso tiene como protagonistas a Enrique, Elías y demás secuaces, se enriquecerán de manera ilegal y la factura de energía eléctrica a Usted, querido consumidor, le vendrá cada mes más alta, aunque consuma lo mismo o menos. Porque estos pilluelos se quedarán con su dinero, usted será más pobre y ellos podrán comprar autos de lujo, entre otras bagatelas, que su denodada ambición les permite.
Recurro a la figura penal del delito de enriquecimiento ilícito, porque es un violación punible desde lo federal. Además, porque desde mi perspectiva es inmoral. Sin embargo, la ética rapaz de estos sujetos debe ser investigada. Luego, por sus acciones, deben ser condenados, con la idea de sentar un precedente; para que ningún funcionario público actué, otra vez, a su favor en contra de los intereses que debe representar.
Dejo estas acotaciones periodísticas, para que los funcionarios de justicia asuman el papel para el cual han sido contratados. Como suele suceder, puede que también sean corruptos; en consecuencia, se debe plantear un recurso a una corte federal. Porque hemos deseado estar en el orden imperante, antes que violentar ese orden político social, como diría un estadista.
Mientras eso sucede, si es que sucede, Usted tendrá que sufrir las consecuencias de no tener energía eléctrica. Además, ver como el país que ama se desabastece y lo llevan a la ruina personajes como los citados, para que la angustia y agonía de los cuidamos sea un caos total, luego lo intervengan de forma más violenta y, al final, lo puedan vender por porciones a precios bajos. Como dice el refrán, “río revuelto ganancia de pescadores”. ¿Por eso le habrán puesto a la compañía fantasma “Whitefish”? ¿El hambre de los puertorriqueños será su pescado blanco?, o -peor aún- ¿será un experimento de las agencias de investigación social de los Estados Unidos?
(Armando Rivera es escritor, poeta, periodista de viajes y columnista de opinión en el diario Carretera News de Guatemala)