Hispanos transforman la Iglesia Católica y aumentan demanda de servicios en español
Se calcula que los hispanos conforman el 60% de los católicos menores de 18 años
WASHINGTON – El olor a incienso, el sonido de guitarras y rezos y cantos en español son parte de la vistosa estampa de misas para celebrar la Guadalupana o festejar a una quinceañera en EEUU, dando fe de cómo los latinos han transformado a la Iglesia Católica, aumentando la demanda por más templos, más colegios y más sacerdotes católicos.
Aunque las misas en español durante décadas han acompañado el crecimiento de la comunidad hispana en destinos tradicionales como Los Angeles y San Diego (California), Houston (Texas), o Miami (Florida), recientemente también se han convertido en un fenómeno normal en sitios lejos de la frontera, como Lawrence (Massachusetts), en el noreste del país.
Allí, el poblado de apenas 80,000 habitantes en la zona de Nueva Inglaterra, más bien podría llamarse una “ciudad de inmigrantes católicos”, porque sus tres parroquias católicas ofrecen varias misas en español cada semana, según Hosffman Ospino, profesor e investigador de Boston College.
Ospino publicó recientemente un estudio sobre cómo la Iglesia Católica ha florecido y se ha fortalecido gracias en buena medida a los latinos, no sólo los inmigrantes sino también los nacidos en EEUU, lo que sirve de testimonio del poder de las tradiciones religiosas para futuras generaciones.
En entrevista telefónica hoy con este diario, Ospino explicó que en los últimos 20 años, la población católica latina ha pasado de ser primordialmente inmigrante —con unos 20 millones de inmigrantes de América Latina— a una en la que casi dos tercios, o el 65,5%, nació en este país.
“Eso conlleva literalmente un cambio de estrategias pastorales, de cómo educar a los latinos que han nacido aquí, cómo acompañarles espiritualmente… los nacidos y criados acá son distintos a los de América Latina, la mayoría habla más inglés que español y están siendo influenciados por el mundo norteamericano”, observó.
Se calcula que los hispanos conforman el 60% de los católicos menores de 18 años, de los cuales el 93% nació en EEUU, pero a través de sus familias mantienen su fe, idioma y tradiciones culturales.
Ese crecimiento demográfico exige más servicios religiosos, sociales, educativos, y de consejería pastoral, pero “lamentablemente la Iglesia Católica no tiene la infraestructura” para educar a los ocho millones de niños católicos latinos, según Ospino.
“También exige un nuevo tipo de liderazgo, para que los sacerdotes, religiosas, y laicos, adquieran competencias culturales para trabajar con la comunidad hispana… y sobre todo, que la nueva generación de religiosos, teólogos y maestros de escuelas católicas provenga de la misma comunidad latina”, aconsejó Ospino.
Cerca del 83% de los sacerdotes hispanos y más del 90% de los laicos son extranjeros, pero la Iglesia debe hacer más para atraer a seminaristas latinos nacidos en EEUU, agregó.
Si bien la forma de expresar y vivir la fe es distinta en EEUU —por cuestiones de logística o seguridad vial las procesiones en las calles son más cortas o restringidas, por ejemplo—, y no hay fiestas patronales a la usanza de América Latina, la “pregunta del millón” para Ospino es que tanto de esas tradiciones retendrán los latinos a largo plazo en este país.
“Mientras la Iglesia Católica siga apoyando, reteniendo y acompañando a estos jóvenes y a sus familias, sí se mantendrán estas tradiciones, pero no si se sienten abandonados”, enfatizó el académico.
Es que los latinos, según Ospino, han sido la clave del crecimiento de la Iglesia Católica en EEUU: en 1965, había 48.5 millones de católicos en este país y, medio siglo después, la cifra subió a 75 millones. Los latinos han conformado el 71% del crecimiento de la población católica desde 1960.
La mayoría de los católicos provenientes de Europa durante el siglo 19 y la primera mitad del siglo 20 se asentó en el noreste y la zona central de EEUU, donde establecieron iglesias, colegios privados y universidades, para preservar sus creencias religiosas.
Así, el gran reto de la Iglesia es aprovechar la ola demográfica latina, especialmente la concentración de católicos latinos en el sur y oeste del país, para crear una nueva infraestructura que incluya escuelas, universidades, parroquias, centros de formación pastoral, y casas de retiro.
En la actualidad, el 61% de las parroquias y de los colegios católicos, el 83% de las universidades católicas, el 60% de los seminarios y más de la mitad de los hospitales y casas editoriales siguen concentrados en el noreste y la zona central de EEUU, al igual que más del 50% de las archidiócesis, indicó Ospino.
La Iglesia también debe tomar en cuenta otras tendencias de la comunidad hispana y adaptar los servicios a sus necesidades, comenzando con el uso del idioma español y programas de educación religiosa para jóvenes centrados en la familia.
Aún con los costos que supone administrar escuelas y universidades anclados en la fe católica —miles cerraron sus puertas en los últimos 50 años—, la explosión demográfica de niños latinos presenta una oportunidad para la renovación de esas instituciones.
Según la investigación de Ospino, una cuarta parte de los hispanos abandonó la Iglesia Católica —alrededor de 14 millones— y de éstos, la mayoría lo hizo antes de los 24 años por un distanciamiento o desánimo gradual, o porque dejaron de creer o de practicar la fe inculcada por sus padres.
El escándalo de abuso sexual que sacudió a la Iglesia sigue teniendo secuelas en la comunidad de fe y “tomará una generación o más para subsanar las heridas”, vaticinó Ospino.
Sin embargo, la popularidad del Papa Francisco, y su férreo apoyo y acompañamiento de los pobres y los inmigrantes en EEUU, son elementos que la Iglesia debe aprovechar en sus tareas de evangelización, enfatizó.
“Nadie va a una organización o institución donde lo ignoran o lo tratan mal… la Iglesia como institución tiene claridad en esto, los cambios demográficos han sido rápidos, pero se ha adaptado para responder a la nueva realidad de los latinos”, puntualizó.