Racismo cada vez mas escandaloso de Trump enfrenta al país consigo mismo

Las expresiones del mandatario estadounidense son eco de la turbulenta historia de los Estados Unidos, pero también ayudan a unir en su contra a sus críticos de diversas ideologías.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Crédito: Win McNamee | Getty Images

El jueves por la tarde, cuando los medios estaban candentes con la discusión sobre el presidente Donald Trump y su negativa a seguir aceptando a inmigrantes de “países de mierda”, uno de los intelectuales conservadores más prominentes del país lo condenó por Twitter.

Acto seguido, la ex candidata a la presidencia Hillary Clinton, del partido contrario, compartió ese tweet del escritor Bill Kristol, probablemente la primera vez que esto ocurría en la historia política reciente de este país.

El estilo y la retórica de Trump han dividido más que nunca a los Estados Unidos, pero aunque este no inventó las tensiones raciales ni la xenofobia, que tienen un lugar prominente en la historia de Estados Unidos, también está ayudando a unir a antiguos competidores y enemigos.

Kristol y Clinton nunca han estado en el mismo lado político ni tenido la misma opinión sobre prácticamente nada. Pero ambos condenan la actitud de Trump, quien desde el principio de su campaña atacó a diversos grupos, comenzando con los mexicanos.

Ellos no están solos en su percepción. Las encuestas más serias y rigurosas, como la del Centro de Investigaciones PEW, revelan que son cada vez más los estadounidenses que, a pesar de sus diferencias en otros temas, piensan que Trump ha contribuido a perjudicar las relaciones raciales en este país.

Poco después de su elección, el 46% de los estadounidenses pensaban eso, y ese número se ha elevado al 60% de los estadounidenses. Un 30% dice que no ha hecho ninguna diferencia y solo un 8% que ha mejorado las relaciones raciales.

Trump no inventó los problemas raciales de Estados Unidos, que han existido desde el nacimiento de este país, ni tampoco inventó los sentimientos hostiles hacia extranjeros e inmigrantes, pero los usó muy efectivamente y en forma abierta para hacerse el líder de un movimiento político y llegar a convertirse en Presidente.

Los reportes sobre esta reunión intensificaron la discusión sobre las ideas racistas del presidente, que eran un secreto a voces desde que este comenzó hace años a cuestionar la validez del certificado de nacimiento del ex presidente Barack Obama, la forma favorita en que muchos críticos del demócrata expresaron su propio racismo hacia el primer presidente negro de este país.

En cierta forma, Trump es presidente gracias a la polarización de este país y a la forma en que el millonario hotelero utilizó las divisiones raciales y económicas que ya existían y han existido siempre.

Lo que destaca a Trump, en la era de la presidencia moderna de una de las naciones líderes del mundo, es que casi ningún presidente en la historia reciente se había atrevido a decir en voz alta y con tanta claridad lo que otros han implicado y sugerido.

En la reunión privada, según numerosos reportes y confirmación de varios senadores presentes, Trump dijo: “¿Para qué queremos haitianos? Sáquenlos!” y “¿Por qué seguimos trayendo a inmigrantes de países de mierda?”, al referirse a países de Africa, así como Haití y El Salvador, amparados por el Estatus Temporal de Protección o TPS.

El exabrupto no es precisamente inusual para Trump, quien hace poco tiempo había afirmado que todos los haitianos “tienen Sida” y que lanzó su campaña diciendo que los indocumentados mexicanos “traen drogas y son violadores” y que “algunos” podrían ser buena gente, pero igual no los quiere aquí.

La ironía de todo esto es que Trump contrata y ha contratado a numerosos inmigrantes haitianos y mexicanos en su resort de Mar-a-Lago y en muchos de sus negocios, tal y como el padre de la patria Benjamin Franklin fue dueño de un periódico en idioma alemán, después de denigrar de los alemanes.

Franklin, uno de los fundadores de Estados Unidos, prominente intelectual, promotor de la ciencia y de las libertades democráticas, también fue un gran xenófobo, y en una carta fechada el 9 de mayo de 1753, escribió que los inmigrantes alemanes “eran muy tontos para aprender el inglés y por lo tanto representaban una amenaza política para Estados Unidos”.

“Los que vienen son generalmente la clase más ignorante y estúpida de su propia nación”, escribió Franklin. “Ellos muy pronto serán más que nosotros, al grado que todas las ventajas que tenemos, no servirán para preservar nuestro lenguaje y nuestro gobierno se volverá frágil”.

No obstante, como es de todos sabido, los alemanes -ancestros de Trump- y muchos otros grupos inmigrantes después de ellos, vinieron a este país, enfrentando insultos similares y encontrando también oportunidades, construyendo lo que es hoy este país.

Tras las declaraciones sobre los “países de mierda”, no sólo los enemigos políticos de Trump lo criticaron, sino también muchos compañeros de partido, aunque la mayoría de los republicanos fueron muy cautos en sus declaraciones y algunos simplemente se mantuvieron en silencio.

Pasa que si bien el racismo y la xenofobia son parte de la historia del país, la inmigración, las oportunidades y la tolerancia también lo son, como lo indicaron varios críticos de Trump dentro de su mismo partido.

La primera congresista de origen Haitiano-americano Mia Love, representante del estado de Utah, condenó las palabras de Trump, caracterizándolas como “crueles, divisivas y elitistas” y hablando de sus ancestros inmigrantes.

El senador John McCain, otro republicano, apuntó que el “respeto por la dignidad de otros humanos, sin importar su raza, etnia o circunstancias de su nacimiento, es la esencia del patriotismo estadounidense”

McCain señaló que el prejuicio hacia ciertos grupos “es opuesta a la idea de los Estados Unidos”.

No obstante, estos prejuicios persisten y gracias a ellos en gran medida, Donald Trump se convirtió en presidente, pero si las encuestas son indicativas de la dirección en la que va su gobierno, son parte de una imagen en declive del mandatario. 

Trump ha perdido terreno hasta en el sur profundo de Estados Unidos (en Georgia, donde ganó por 5 puntos, amaneció hoy con un rating negativo de 22) y hasta los tribunales han tomado nota de sus expresiones prejuiciosas para cuestionar sus decisiones gubernamentales. 

Los prejuicios de un grupo de la población estadounidense ayudaron a elegir a Trump, pero su expresión cada vez más escandalosa de estos y sus decisiones en el gobierno, están ayudando poco a poco a aumentar la oposición en su contra y a unir en la crítica a personas de diversos orígenes e ideologías. 

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