Dreamers responden a Trump: “su plan es inaceptable, negocie”.

Cristina Jiménez, la líder y cofundadora de la organización dreamer más grande del país dice que el movimiento seguirá presionando a ambos partidos. Nueva encuesta halla que 82% de los estadounidenses apoya un Dream Act separado del muro y medidas restrictivas.

En el dime y direte político en torno a la propuesta que Trump y el liderazgo republicano hacen para legalizar a “dreamers” a cambio de deportaciones masivas y cambios profundamente negativos al sistema migratorio, una voz suena alta y clara en definir lo que el movimiento de jóvenes inmigrantes puede y no puede aceptar a cambio de su futuro.

“Queremos que todos los miembros del Congreso escuchen que necesitamos una solución y que esta propuesta de Trump es extrema, es inmoral y no se puede aceptar porque no refleja los valores de este país ni la de la mayoría del pueblo estadounidense”, dijo a La Opinión este fin de semana Cristina Jiménez, directora y cofundadora de United We Dream, la organización de jóvenes inmigrantes más grande del país.. “No podemos decir que sí a una solución extrema que nos va a separar de nuestros planes y familias”.

Los “dreamers”, ese colectivo que nació en 2001 con las primeras “sentadas” callejeras -bloquear calles y avenidas vestidos de toga y birrete, por ejemplo- se han convertido en un movimiento nacional que ha transformado para siempre el debate migratorio estadounidense. Sus voces, por medio de cientos de actividades, protestas, conversaciones y manifestaciones de parte de jóvenes en todo el país, ya ha logrado algo, que en boca de una de sus líderes, es “trascendental”.

“El hecho de ver a tantas organizaciones uniéndose a nosotros, diciendo que el plan del presidente Trump es inaceptable y que hay que cuidar de los dreamers y familias es un cambio trascendental”, apuntó Jiménez “Nunca vimos el nivel de participación y de apoyo que estamos viendo en este país”.

El apoyo viene de conservadores y progresistas, y lo que es más importante para Jiménez, del pueblo estadounidense.  Este lunes, otra nueva encuesta -Monmouth University- volvió a reafirmar este apoyo: Un 66% de los estadounidenses, incluyendo 77% de los demócratas, 63% de los republicanos y 60% de los independientes apoya un acuerdo para legalizar a los dreamers. Además, un 82% considera que el tema dreamer debe ser tratado separado de otras medidas como dinero para construir el muro fronterizo o restringir la inmigración de padres y hermanos.

A pocos días de una nueva fecha límite para aprobar una ley de presupuesto o, en su defecto, otra extensión que permita mantener al gobierno federal funcionando, el tema del “dream act” sigue sin solución y las negociaciones aparecen estancadas, a pesar de la presentación de un nuevo proyecto de ley bipartidista a cargo de los senadores John McCain (Republicano) y Christopher Coons (Demócrata) que esencialmente equivaldría a un “Dream Act limpio”, sin fondo para muros ni otros cambios y un estudio para analizar las medidas fronterizas que serían necesarias.

Trump no vio el proyecto con buenos ojos en sus tuiteos del lunes por la mañana y siguió acusando a los demócratas de su “inacción” a pesar que legisladores de ambos partidos le han presentado diversas opciones de trabajo.

Jiménez, quien siempre se ha cuidado de desligar el movimiento dreamer de ningún partido político y de señalar responsabilidades a ambos lados del discurso político, dice que fue Trump quien creó esta crisis y que su plan es inaceptable por “el daño que hará a nuestros propios padres, la comunidad y la unidad familiar”.

“No es serio, no es viable”, dijo. “Partimos siempre de un dream act necesario pero si bien no somos “naive” y sabemos que debemos negociar, hay cosas que nunca aceptaremos. Nunca aceptaremos sacrificar a nuestros padres y familias“.

Los demócratas cometieron una “falla política”

Jiménez tiene también palabras duras para el liderazgo demócrata en el Senado, en particular para el líder demócrata Chuck Schumer, de una “falla política y una falla a la comunidad inmigrante”.

“Cuando en enero los demócratas deciden reabrir el gobierno solamente con una promesa de debate y “quizá” acción legislativa sin compromisos más firmes del líder republicano Mitch McConnel, es donde se pierde el poder de negociación que tenían los demócratas“, dijo Jiménez. “Esa promesa de debate no es una solución, esta fue una falla política y una falla a la comunidad inmigrante y el país que está apoyando una solución de parte del partido demócrata. Eso tiene que quedar bien claro”.

Desafortunadamente, la realidad política se impone. Si bien los estadounidenses apoyan un dream act, no apoyan mantener un cierre del gobierno para lograrlo. Hay por lo menos cinco demócratas moderados que además tienen miedo de perder sus próximas elecciones al senado si se mantienen en esa postura, concede Jiménez.

“No somos inocentes, sabemos que hay que negociar, pero es una lástima que los demócratas no se hayan mantenido unidos, estos son los valores que ellos promueven“, dijo la activista y organizadora, quien este pasado año ganó una prestigiosa beca McArthur por su activismo. “No es que le echemos todo el muerto a los demócratas, los republicanos son los que apoyan a este presidente, quien no tiene una intención seria de negociar”.

Los dreamers no descansan y seguirán empujando

Durante las últimas semanas, cientos de jóvenes inmigrantes y sus aliados han marchado en los pasillos del Congreso, se han reunido con legisladores de ambos partidos mayoritarios en Estados Unidos, han protestado y escenificado en forma teatral lo que para ellos significaría el fin de DACA sin un Acta de Sueño que legalice a jóvenes inmigrantes, han empujado a demócratas y republicanos y se han puesto ante las cámaras de televisión, radio y cualquier medio masivo disponible.

Para cuando la negociación ya estaba muy avanzada y el cierre de gobierno se había efectuado, aunque de poca duración, Trump lanzó un dardo envenenado a la mesa. Los “cuatro pilares” de Trump, proponen legalizar a 1.8 millones de dreamers a cambio de una letanía de medidas que reforzarían la frontera, inundarían los barrios de agentes de ICE, construirían un muro y eliminarían al menos la mitad de visa para la inmigración de padres y hermanos.

Esta semana, ofuscada la lucha política por otros temas (el “memo Nunes”, por ejemplo), viene otra fecha límite: el 8 de febrero, para aprobar otra extensión al presupuesto, que los demócratas buscan atar a un acuerdo migratorio porque los republicanos “aún necesitan sus votos”, apuntó la activista.  “Llegamos casi a esta fecha y será clave ver lo que pasa en la Cámara Baja y como usan los demócratas sus votos y si es que van va a poder organizar a su partido para adoptar la propuesta de fondos para el gobierno y hay rumores de que es un desorden”.

Entretanto, las demandas contra DACA siguen en los tribunales y estos han obligado al gobierno a seguir aceptando solicitudes mientras las disputas legales se resuelven, pero a largo plazo, es precisa una ley que resuelva permanentemente el futuro de los dreamers, aunque hay rumores de una “extensión temporal” de un año para DACA.

Solamente la presión política funcionará entretanto”, dijo. “Para esta semana organizamos una marcha, con los grupos progresistas y con sindicatos a más de 500 personas en la semana que viene para mandar un mensaje que este plan es supremacista y no lo aceptamos. La gente tiene que hablar, levantar la voz, participar, llamar al Congreso y a la Casa Blanca”.

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