Los niños son los más afectados por los plaguicidas en México

Un estudio halla un deterioro del desarrollo neuronal temprano y una reducción del índice de orientación espacial

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México informó hoy de que la población infantil constituye el grupo más vulnerable a la exposición de plaguicidas, así como al efecto de los rastros que permanecen en los alimentos de consumo humano.

Un  estudio sobre la presencia de plaguicidas organoclorados en los ecosistemas mexicanos halló un deterioro en el desarrollo neuronal temprano y una reducción del índice de orientación espacial y habilidades psicomotoras de la población infantil.

Guadalupe Ponce, técnica académica del Laboratorio de Contaminación Marina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las entidades encargadas de la investigación, advirtió de que, si bien el mayor riesgo está en la exposición directa, la facilidad de propagación y bioacumulación hace que consumir alimentos expuestos a estos químicos eleve su concentración en las poblaciones humanas.

Los principales alimentos afectados por los plaguicidas son el arroz, el trigo, el tomate, la lechuga, la manzana y la patata, que representan otra ruta de exposición a la toxicidad de los químicos que mantienen a los cultivos protegidos de las plagas.

La investigadora Ponce explicó que los plaguicidas pasan a diferentes eslabones de la cadena alimenticia en un fenómeno conocido como biomagnificación: “existen datos científicos de acumulación en organismos donde nunca han sido aplicados plaguicidas en sus ambientes, y te estoy hablando de organismos de los polos, y esto se debe a su rápida distribución y acumulación en la biosfera”.

La experta agregó que no sólo los niños se ven afectados, ya que personas adultas en Chiapas también presentaban alteraciones físicas en la piel y, en algunos casos, vómito y dolores de cabeza, manifestaciones que se relacionan con la exposición directa o bien con el consumo de alimentos contaminados.

Varias de las moléculas presentes en los plaguicidas tienen la característica de ser perturbadores hormonales: “hay un efecto de mimetismo con las hormonas naturales y sus lugares bioquímicos son ocupados por moléculas extrañas que aparentemente pudieran funcionar como las hormonas reales y entonces trastocan todas las rutas metabólicas donde intervienen todas las hormonas naturales”.

De acuerdo con esta científica, los estados de Campeche, Chiapas, Estado de México, Morelos, Nayarit, Puebla, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán son los que más plaguicidas usan en México. Las consecuencias de su empleo se reflejan en la acumulación de sus restos en los ecosistemas terrestres y acuáticos.

En México, según Ponce, se comercializa un estimado de cien mil toneladas de estos compuestos químicos para mantener a los insectos lejos de los cultivos, lo que equivale al 4% del consumo mundial. La Dirección General de Epidemiología (DGE) reportó cerca de 4.000 casos de intoxicaciones por plaguicidas en 2016.

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