Editorial: Democracia en acción

La investigación de Mueller debe llegar al final. No hay que dejar cabos sueltos

Michael Cohen es señalado por pagar $130,000 a estrella porno.

Michael Cohen es señalado por pagar $130,000 a estrella porno. Crédito: BRYAN R. SMITH/AFP/Getty Images

El presidente Donald Trump dice que es “un ataque sobre nuestro país”. Para nosotros es una democracia en acción.

Un ataque contra EEUU fue el ocurrido el 9/11, el de Pearl Harbor en la Segunda Guerra Mundial y el intento ruso de influenciar la elección presidencial. Estos fueron actos contra los estadounidenses y sus instituciones. La investigación que involucra la Casa Blanca es un proceso legal o constitucional.

El cateo de la oficina y residencia del abogado personal de Trump, Michael Cohen, inquieta al mandatario con justa razón. Las investigaciones federales tienen rodeado al Presidente. La acción del FBI contra el asesor legal toca el círculo más íntimo del neoyorquino.

No está claro cuál es el motivo central del operativo. Los diversos reportes indican que el interés pueden ser problemas propios de Cohen o sus actividades ligadas al pago de dinero a dos o más mujeres para que callen su relación íntima con Trump, o los contactos con millonarios rusos que supuestamente tuvo en representación de Trump. La investigación de Mueller debe llegar hasta el final. No hay que dejar cabos sueltos.

Posiblemente sea todo junto.

La pesquisa del investigador especial Robert Mueller se inició con el propósito de ver la relación que pudo haber habido entre la campaña presidencial de Trump y el esfuerzo ruso para influenciar el resultado de la elección 2016. Este no es un camino recto, tiene muchos senderos. No está limitado en su alcance, puede seguir cualquier pista que lleve a un delito.

Así Mueller llegó al entorno de Trump. A su exjefe de campaña Paul Manafort, a su exasesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn y el exasesor de campaña, George Papadopoulos y a otros que están acusados o investigados. Papadopoulos y Flynn llegaron a acuerdos con el investigador a cambio de su testimonio, lo que debe preocupar al Presidente.

Al mismo tiempo, la pesquisa se amplió a una presunta obstrucción de la justicia, cuyo elemento más significativo es el despido del exdirector del FBI James Comey. Como a las finanzas familiares que por ahora abarcan al yerno presidencial, Jared Kushner, pero pueden llegar perfectamente al centro del Imperio Trump.

El Presidente dijo que sus negocios estaban fuera del límite aceptable de la investigación. Trump lentamente está dándose cuenta que es su poder como mandatario el que tiene los límites de la legalidad, aunque actúe como el jefe ejecutivo de sus empresas.

Trump no es un presidente republicano acorralado por demócratas.

El mandatario nombró a Rod Rosenstein como subsecretario de Justicia que a su vez designó a Mueller. El fiscal federal de distrito que autorizó el cateo de la oficina de Cohen, Goeffrey Berman, fue especialmente entrevistado y elegido por Trump, para ese cargo. Los tres son republicanos.

Estados Unidos es mucho más que el ocupante temporal de la Casa Blanca. Los valores democráticos y el respeto está por sobre el individuo. Llegado el caso, incluso el Presidente.

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