Extremos Unidos (EEUU)

Una sala instalada en pleno vagón del Metro NYC

Una sala instalada en pleno vagón del Metro NYC Crédito: www.reddit.com

Algo huele mal en Nueva York. La ciudad padece una anarquía como Washington DC y Caracas, en proporción y causas diferentes. Y aún así, se asemejan.

Donald Trump no ganó el voto popular, fue electo por defectos del sistema electoral y sospechosas circunstancias en 2016, apoyado por la extrema derecha e, irónicamente, el descontento de obreros empobrecidos.

Bill de Blasio (nacido Warren Wilhelm Jr.) ocupa desde 2014 el segundo cargo de elección popular más importante de EEUU -la alcaldía de Nueva York-, y jamás ha ocultado su debilidad por Cuba, la izquierda y todo lo que huela a liberalismo (que confunde con libertinaje).

Iba de tercero en las encuestas y la primera vez ganó por descarte, entre escándalos y errores de sus adversarios. En medio de una alta abstención fue reelecto por ósmosis en 2017, básicamente por ser el candidato “anti Trump”. Pero la realidad es que es un pésimo alcalde y tiene a Nueva York sumida en el caos y el retroceso urbano.

Empezando por el destartalado Metro, donde si bien el déficit presupuestario no es su responsabilidad, sí lo es la seguridad. Y lo que allí está sucediendo es una jungla.

En los últimos meses hay que persignarse antes de entrar en el subterráneo de Nueva York, para que llegue el tren y salir sin rasguños. Robos, perros atacando a pasajeros, retrasos, desvíos, empujones, hacinamiento, pervertidos, indigentes, cuchilladas, disparos, venta de drogas, gente orinando, peleas, y hasta motos y sofás dentro de los vagones son parte del panorama. Sin sorpresa, ha bajado el número de usuarios… que han huido a las ruedas en las calles, en consecuencia más congestionadas, según informes oficiales de la propia alcaldía y el Metro.

Arriba, en el asfalto, parques y aceras, la situación no es más agradable: pagamos impuestos altísimos, pero Nueva York está más sucia, infestada de ratas y maloliente que nunca, lista además para impregnarse de marihuana ahora que el alcalde le ha dado luz verde a su consumo. Tampoco es un delito, desde la semana pasada, entrar al Metro sin pagar…

En las escuelas municipales, el número de alumnos que deben ir a clases obligatorias de verano para nivelarse ha descendido porque la alcaldía también ha optado por relajar esas normas, a pesar de que sólo alrededor del 40 % de los estudiantes de la ciudad aprobaron los exámenes estatales de inglés y matemáticas el año pasado. Mientras, las pandillas crecen en miembros, imberbes pero muy violentos.

Es el precio de vivir en una ciudad “liberal” que se opone a un presidente que igualmente protagoniza una anarquía institucional y caprichosa desde Washington. Izquierda y derecha, dos extremos que se han unido en este país y no para convivir y exigirse, sino para devaluarse mutuamente.

En estas comparsas de chirigotas no se ve un respiro para la política seria, responsable y progresista. Es la selva del caudillo, como en Caracas. Al menos en Venezuela sabemos que hay una dictadura tercermundista… en cambio en Washington se jactan de liderar el planeta desarrollado, y en Manhattan de ser la capital del globo.

Si Ángela Merkel no existiese, habría que inventarla.

Andrés Correa Guatarasma es corresponsal y dramaturgo venezolano residenciado en Nueva York, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

(Las Tribunas expresan la opinión de los autores, sin que EFE comparta necesariamente sus puntos de vista)

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