Papa Francisco nombra santo a Monseñor Romero, ante unas 70,000 personas en Plaza de San Pedro

La misa y ceremonia de canonización de Romero sirvieron de colofón a un proceso iniciado en 1993

El Papa Francisco elevó hoy a los altares a siete nuevos santos, incluyendo Monseñor Romero y el Papa Pablo VI. Foto: María Peña/Impremedia

El Papa Francisco elevó hoy a los altares a siete nuevos santos, incluyendo Monseñor Romero y el Papa Pablo VI. Foto: María Peña/Impremedia  Crédito: María Peña | María Peña

CIUDAD DEL VATICANO— El Papa Francisco elevó este domingo a los altares al asesinado Monseñor Oscar A. Romero y al Papa Pablo VI, dos íconos religiosos que impulsaron una visión progresista de la Iglesia Católica, durante una solemne ceremonia y ante más de 70,000 personas, incluyendo a más de 10,000 salvadoreños.

Ante un mar de banderas de El Salvador y decenas de países de América Latina, el Papa Francisco proclamó santos a Romero y al Papa Pablo VI, además de otros cinco religiosos, en una misa al aire libre celebrada en la Plaza de San Pedro.

El Papa Francisco leyó en latín el rito de canonización al inicio de la misa, donde nombró a los siete nueve santos “para la exaltación de la fe católica, el incremento de la vida cristiana”.

La multitud respondió espontáneamente con ruidosos aplausos, mientras algunos se enjugaban las lágrimas al seguir el evento desde pantallas gigantes colocadas en los costados de la emblemática plaza.

La ceremonia, celebrada bajo vigilancia policial, sirvió de colofón a un prolongado proceso iniciado en 1993, que involucró a cuatro Papas y avanzó a la recta final por el Papa Francisco, con la beatificación en mayo de 2015.

Una misa con carga simbólica

La misa, televisada al mundo, tuvo una alta carga simbólica, tomando en cuenta que tanto Romero como Pablo VI fueron dos de las figuras que influyeron en la formación del Papa Francisco. Así, el Santo Padre exaltó la obra y figura de Romero y su opción por los pobres, y aludió a la labor del Papa Pablo VI por “cruzar fronteras” en nombre de su misión evangelizadora.

El Papa Francisco lució una reliquia del mártir salvadoreño: el cíngulo manchado de sangre, o cordón con borlas, a manera de cinto, que Romero llevaba puesto cuando fue asesinado mientras oficiaba misa el 24 de marzo de 1980 a manos de escuadrones de la muerte.

También portó el cáliz, el palio,  la casulla, y el báculo pastoral que utilizó Pablo VI (1963-1978), a quien se atribuye el proceso de reforma y modernización de la Iglesia Católica a partir de la década de 1960.

Un largo peregrinaje

Se calcula que alrededor de 13,000 peregrinos salvadoreños participaron en la ceremonia de canonización, la mayoría de ellos provenientes de Estados Unidos, o de otros países que han acogido a la diáspora salvadoreña, y el resto de El Salvador.

Que el primer Papa latinoamericano haya canonizado a “San Romero de las Américas”, el primer santo salvadoreño, emocionó a miles de salvadoreños que llegaron hasta Roma, entre éstos Ana Sol Gutiérrez, la primera delegada salvadoreña de la Asamblea estatal de Maryland.

Ana Sol Gutiérrez, la primera salvadoreña asambleísta estatal de Maryland, dijo que la canonización de Romero es un orgullo para su pueblo. Foto: María Peña/Impremedia

“Monseñor Romero ha sido el ejemplo que todos debemos seguir, de luchar por aquellas personas que están sufriendo tanto, no solo pobreza sino también discriminación, abusos. Nos dio el modelo que todos debemos seguir; en mi corazón y en el de mi madre el ejemplo de Romero ha sido una guía en nuestras vidas”, afirmó Gutiérrez.

“En El Salvador persisten los problemas contra los que tanto luchó Monseñor Romero, no se han resuelto: el abismo entre pobres y ricos, una pobreza que se ha agudizado, tantos problemas por lo que nuestros jóvenes están buscando refugio en EEUU, pero monseñor nos enseña a seguir luchando”, enfatizó.

Por su parte, Jaime y Gilma Galdamez, viajaron desde Hartford (Connecticut) porque, según indicaron, no podían perderse “este momento histórico”.

“En cuanto nos enteramos hace unos meses, hicimos planes para ahorrar y viajar hasta acá. Ya tenemos a nuestro San Romero de las Américas, un santo universal”, dijo Jaime, quien emigró a EEUU 1980.

Los salvadoreños Jaime y Gilma Galdamez, de Hartfort (Connecticut) celebraron al “Santo de los pobres”. Foto: María Peña/Impremedia

“Estamos muy emocionados, le venimos a pedir a Monseñor Romero por la paz en nuestro país, que tanto la necesita en este momento, no podíamos perdernos esta oportunidad. Es el santo de los pobres, la voz de los sin voz”, dijo con la voz entrecortada Gilma, quien reside en EEUU desde 1998.

Mientras, dos amigas salvadoreñas de Palmdale (California),  Yuli L. Snapp e Irma Rodríguez, llegaron desde el martes y madrugaron para asegurarse una silla en el mar de gente.

“Es algo inolvidable, porque cuando Monseñor Romero muere, muere ´in persona christi´, oficiando misa”, dijo Snapp.

Rodríguez dijo que “es un orgullo para nosotros los salvadoreños tener el primer santo de America, Monseñor Romero… es un Cristo a quien asesinaron ese día”.

La ceremonia contó con la asistencia de los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; de Panamá, Juan Carlos Varela; de Chile, Sebastián Piñera; y de Italia, Sergio Matarella, así como la reina Sofía de España.

También los jóvenes peregrinan

Luciendo camisetas y gorras alusivas a Romero,  los peregrinos salvadoreños comenzaron a formar cola afuera de la plaza a las cinco de la madrugada, aunque un pequeño grupo llegó pasada la medianoche.

Algunos usaban la bandera salvadoreña para cubrirse del leve frío y otras, para pasar el tiempo, cantaban espontáneamente cantos de la misa popular salvadoreña, o gritaban consignas en alabanzas a Romero.

“Se siente, se siente, Romero está presente”, y “Romero, Romero, te quiere el mundo entero”, eran algunas de las consignas que se movían como olas en el mar de camisetas blancas y gorras azules a la entrada de la plaza.

Entre los peregrinantes jóvenes, que han oído de la vida y obra de Romero a través de sus padres y abuelos, estaban las primas Karen Argueta, Myra Torres, y Patricia López, que viajaron desde distintos puntos de EEUU para la ceremonia.

De izq a der, las primas Karen Argueta, Patricia López, y Myra Torres, sienten orgullo por presenciar un momento histórico en el Vaticano. Foto: María Peña/Impremedia

“Para mí fue un honor poder presenciar esta muy importante ceremonia, porque crecimos oyendo hablar de este gran hombre de nuestra abuelita, que nos ayudó a entender el valor de Romero. Fue un hombre que acompañó a los más necesitados, que vivió su fe ayudando a los demás”, dijo Torres.

“Mi hija menor nació en la misma fecha de Romero, el 15 de agosto, y mi hija mayor nació en la fecha que a Romero lo asesinaron, un 24 de marzo,  así es que tiene mucho significado personal”, apuntó.

López asentía con una sonrisa, al destacar que “es nuestro primer santo y eso es una gran bendición”.

Durante la misa, que duró cerca de dos horas por la lectura de textos y oraciones en latín, italiano, francés, español y chino, el Papa Francisco también nombró santos a Francesco Spinelli; Vincenzo Romano; María Caterina Kasper; Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y Nunzio Sulprizio.

Posteriormente, el Papa Francisco hizo un recorrido en su Papamóvil por toda la plaza, mientras la gente gritaba “Papa te queremos!”, y “Que viva el Papa!”

El Papa Francisco, que el miércoles pasado recibió a jóvenes nacidos en EEUU de inmigrantes salvadoreños, realizará una misa y una audiencia especial con miembros de la diáspora salvadoreña mañana lunes.

En esta nota

canonizacion diáspora salvadoreña EEUU El Salvador Iglesia Católica Monseñor Óscar Arnulfo Romero Papa Francisco Papa Pablo VI Vaticano

Recibe gratis todas las noticias en tu correo

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias! Ya estás suscrito a nuestro newsletter

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain