Ruth Bader Ginsburg: por qué muchos en Estados Unidos entran en pánico cuando RBG se enferma
Una caída de RBG, la jueza más conocida de la Corte Suprema de Estados Unidos, causó preocupación la semana pasada entre el sector más progresista del país. Pero ¿por qué?
Cuando llegó la noticia a finales de la pasada semana, gran parte de Estados Unidos entró en shock.
La jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg, de 85 años, había sido hospitalizada.
Según aclaró su oficina poco después, RBG, como se le conoce popularmente, se había caído en su oficina y fracturado tres costillas.
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La reacción de la parte más liberal del país fue una mezcla instantánea de buenos deseos y un pavor apenas reprimido.
“#RuthBaderGinsburg ¡NO TE ATREVAS A MORIRTE, TE NECESITAMOS!” escribió una usuaria de Twitter.
“Por la presente, dono todas mis costillas y órganos a Ruth Bader Ginsburg”, escribió la columnista de Teen Vogue Lauren Duca.
I hereby donate all of my ribs and organs to Ruth Bader Ginsburg
— Lauren Duca (@laurenduca) November 8, 2018
Aunque Ginsburg regresó a su casa el viernes, la ansiedad en torno a la salud de la jueza más veterana del máximo tribunal de Estados Unidos seguramente continuará durante los próximos meses, al menos mientras Trump sea presidente.
Si Ginsburg muriera, se retirara o una enfermedad le obligara a dejar de trabajar, el presidente podría cimentar la mayoría conservadora de la Corte con el nombramiento de su tercer juez, después de nominar a Neil Gorsuch y al polémico Brett Kavanaugh recientemente.
Pero más allá de eso, el derroche de preocupaciones también puede atribuirse al hecho de que para el sector más liberal de Estados Unidos, RBG se ha convertido en un símbolo del pensamiento más progresista de la sociedad y, también, en un ícono pop.
Happy Halloween from all these RBG’s! #RBGMovie #HappyHalloween pic.twitter.com/HXI2TIELg9
— RBG (@RBGmovie) October 31, 2018
Sobre Ginsburg se han hecho libros y películas biográficas y su imagen aparece en camisetas y tazas de café hasta disfraces de Halloween.
“Creo que personas de todas las edades están emocionadas de ver a una mujer en la vida pública que ha demostrado que, incluso a los 85 años, puede ser inquebrantable en su compromiso con la igualdad y la justicia”, dice Irin Carmon, una de las autoras de Notorious RBG, un libro sobre la vida de la jueza.
Famosa por su diminuta estatura, su actitud seria y sus largas pausas en las conversaciones, se dice que no tiene tolerancia para hablar de tonterías.
Pero ¿cómo pasó RBG a convertirse en un símbolo?
Feminismo y leyes
Joan Ruth Bader nació en el barrio de Flatbush en Brooklyn, Nueva York, en 1933, de padres inmigrantes judíos.
Después de graduarse de la Universidad de Cornell en 1954, se casó con Marty Ginsburg y poco después, tuvo su primer hijo.
Mientras Ginsburg estaba embarazada, fue “descendida” en su trabajo en una oficina de seguridad social (la discriminación contra las mujeres embarazadas aún era legal en la década de 1950) y esa experiencia la llevó a ocultar su segundo embarazo años más tarde.
En 1956, se convirtió en una de las nueve mujeres que se inscribieron en la Escuela de Derecho de Harvard, en la que el decano obligó a sus estudiantes a decirle cómo podían justificar que ocuparan el lugar de un hombre en su escuela.
Más tarde se trasladó a la Escuela de Derecho de Columbia, en Nueva York, y se convirtió en la primera mujer en trabajar en las revisiones de leyes de ambos colegios.
Sin embargo, pese a haberse graduado en esas universidades, Ginsburg batalló por encontrar trabajo.
Finalmente, se convirtió en profesora en la Universidad Rutgers en 1963, donde enseñó algunas de las primeras clases de mujeres y derecho, y fue cofundadora del Proyecto de Derechos de la Mujer en la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos.
En 1973, se convirtió en la asesora general de esa última organización, lo que dio inicio a una era prolífica para argumentar casos de discriminación de género, seis de los cuales la llevaron ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos.
Ganó cinco de ellos, incluido el de un hombre que reclamaba la pensión de su esposa fallecida después del parto.
También fue durante este tiempo cuando discutió en nombre de una capitana de la Fuerza Aérea que había quedado embarazada y a quien le pedían que abortara al bebé para que no perdiera su trabajo.
En 1973, el caso Roe vs. Wade decidió la legalización del aborto, pero Ginsburg notó que, dado que el fallo dependía del derecho a la privacidad, y no del de la protección igualitaria, estaba abierto a un ataque legal.
“La Corte se aventuró demasiado lejos en el cambio que ordenó y presentó una justificación incompleta de su acción”, contó en una conferencia de 1984.
La segunda mujer en la Corte Suprema
En 1980, el presidente Jimmy Carter nominó a Ginsburg a la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito de Columbia.
Se ganó una reputación de centrista, votando con los conservadores muchas veces.
Por ejemplo, cuando rechazó de escuchar el caso de discriminación de un soldado que dijo que había sido dado de baja de la Armada por ser gay.
El presidente Bill Clinton la nominó a la Corte Suprema en 1993, después de una prolongada búsqueda.
Ginsburg se convirtió en la segunda mujer nominada al más alto tribunal de Estados Unidos.
La disidente ardiente
Uno de sus casos más importantes y tempranos en la Corte fue el llamado Estados Unidos vs. Virginia, que anuló la política de admisión de solo hombres en el Instituto Militar de Virginia.
Al explicar su decisión, Ginsburg alegó que ninguna ley o política debería negar a las mujeres “la plena ciudadanía, la misma oportunidad de aspirar, lograr, participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades individuales”.
A medida que la Corte se ha vuelto más conservadora, Ginsburg se ha movido cada vez más hacia la izquierda y ahora es famosa por sus ardientes disensiones del resto de los jueces.
Ha sido una posición que la ha vuelto tan conocida que una joven estudiante de derecho llamada Shana Knizhnik creó una cuenta en Tumblr dedicada a Ginsburg llamada Notorious RBG, una referencia al difunto rapero The Notorious BIG.
La cuenta reintrodujo a Ginsburg a una nueva generación de jóvenes feministas y se hizo tan popular que Knizhnik y su coautora Carmon convirtieron el blog en un libro del mismo nombre, que devino un éxito de ventas.
“Creo que en realidad es algo que Ginsburg realmente ha disfrutado en estos últimos años”, opina Schiff Berman, quien trabajara para la jueza.
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“Para ella es muy emocionante sentir que su legado puede inspirar a una nueva generación de mujeres, jóvenes en particular “, agrega.
Un icono pop
Muchos aspectos de la vida de Ginsburg se han convertido en un tema de fascinación en Internet, como su rutina de ejercicios, que ha sido imitada por el comediante Stephen Colbert.
RGB ha sido celebrada por su estilo de moda, desde su afición por los guantes de encaje hasta sus elaborados jabots, los cuellos que lleva sobre sus túnicas, o su famoso “collar disidente”.
Sin embargo, la justicia no es inmune a la crítica… ni al error.
Durante las elecciones de 2016, llamó “farsante” al entonces candidato Donald Trump y dijo que no podía imaginar un mundo con él como presidente de Estados Unidos.
“Dice lo que se le ocurra en el momento. Realmente es un egocéntrico”, le dijo a CNN.
Sus declaraciones fueron criticadas tanto por la derecha como por la izquierda, que alegaron que esos comentarios podrían socavar su imparcialidad y autoridad de la corte.
RGB finalmente se disculpó.
Negativa de retiro
Durante los dos mandatos del presidente Barack Obama, algunos expertos se preguntaron en voz alta si no era hora de que Ginsburg se retirara en ese momento, con un demócrata en el cargo, lo que permitiría el paso de otro juez liberal para la corte.
Pero esos llamados fueron recibidos por Ginsburg con cierta irritación.
“Muchas personas me han preguntado: ‘¿Cuándo va a renunciar?’, pero mientras pueda seguir haciendo mi trabajo a todo vapor, seguiré aquí”, dijo en una entrevista este año.
Carmon, por su parte, se apresura a señalar que esta no es la primera vez que Ginsburg se rompe las costillas y que, si bien sobrevivió a dos batallas contra el cáncer y la operaron del corazón en 2014, nunca se perdió un día de discusiones en la Corte.
“Cada vez regresa con más determinación y resistencia. Ella ha estado en este trabajo durante al menos medio siglo y aún no ha terminado”, afirma.
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