Dolph Lundgren: ‘Tuve que hacer de Iván Drago de nuevo para liberarme de él’
El actor sueco vuelve a interpretar en Creed II al villano más recordado de la saga Rocky
A principios de los años 80 el ingeniero industrial sueco Dolph Lundgren renunció a una beca Fulbright para hacer un doctorado en Boston. “Conocí a esta cantante en Nueva York, a Andy Warhol, Michael Jackson… y me metí en el show business”, recuerda Lundgren de la época en que su vida se cruzó con la de Grace Jones, quien le animó a presentarse al casting de Rocky IV de Sylvester Stallone. Tras ser elegido entre unos 5,000 aspirantes, Lundgren se convirtió en Iván Drago, uno de los villanos más recordados de la historia del cine.
Conversamos con Lundgren en Filadelfia pocos días antes del estreno de Creed II, donde vuelve a interpretar al personaje que le hizo famoso.
Pregunta: Iván Drago es un personaje icónico. ¿Qué lo hizo tan especial?
Dolph Lundgren: Es una buena pregunta. Es difícil de saber. Tú ves al Rick de “Casablanca”, uno de los personajes más famosos de Humphrey Bogart, y sale de una película pequeña que creían no iba a hacer dinero. Iván Drago surge durante la Guerra Fría, un tipo ruso muy grande, boxeador, guapo, con buen cuerpo, fuerte… representa a la Unión Soviética. Y mata a Apollo Creed, un personaje muy querido. Así que se convirtió en una representación del sistema soviético que, aunque después cayera el muro y desapareciera la URSS, se quedó en nuestras mentes. La mayoría de los villanos rusos en películas americanas son personajes que no recordamos. Bueno, menos Sean Connery en “The Hunt of Red October”, pero claro, era Sean Connery, te acuerdas de Sean Connery…
P.: Pero no del nombre de su personaje. De Iván Drago sí…
D.L.: Sí, nuestra película de alguna manera se volvió un icono. También por la forma en que fue dirigida por Stallone. Es muy moderna, con esos planos congelados… La ves hoy y pudo haberse hecho en esta época.
P.: Y más de 30 años después vuelves a Drago. ¿Cómo ocurrió?
D.L.: Fue una experiencia extraña. Casi surrealista. Él me mandó un texto un día. “¿Harías de Drago otra vez?” [dice Lundgren imitando la voz grave de Stallone]. Yo había visto Creed y entendí que, si había una segunda, posiblemente Iván Drago iba a estar en ella. Aunque yo no estaba muy entusiasmado. Tenía miedo de que fuera un personaje de una sola dimensión. Pero cuando leí el guion, me fascinó, es fantástico y supe que haría la película. Desde entonces –y esto fue en enero, hace diez meses, todo pasó muy rápido-, trabajé duro el personaje para darle profundidad, grabamos y volví a estar mirando para abajo a Rocky Balboa en el ring, con esas curiosas zapatillas… Y ahora estoy sentado aquí. Ha sido un viaje extraño.
P.: Mucha gente te asocia con este personaje…
D.L.: Desde luego, sí.
P.: ¿Te gusta, te parece justo? Has hecho muchas otras películas…
D.L.: Mira… La primera vez que la gente ve a un actor en pantalla, ya sea Conan el Bárbaro, Rocky Balboa… la gente se acuerda de eso. Sean Connery siempre era James Bond. Le tomó mucho tiempo salir de eso. Yo tenía la sensación de que necesitaba volver a este personaje en otra versión de él para dejarlo atrás. Tuve que pasar por Drago de nuevo para liberarme de él, para quitarme ese estigma de ser el tipo que no puede hablar y mata gente. He hecho muchas otras películas, pero no me importa que me asocien a él, aunque me gustaría que me asociaran con este nuevo Drago de Creed II en vez del viejo Drago.
P.: ¿Cuál crees que es el secreto de la popularidad de las películas de Rocky?
D.L.: El boxeo es un deporte muy viejo, básico, dos hombres uno contra otro. Eso combinado con la historia del underdog comenzada por Stallone en la primera Rocky, la historia de un hombre que logra algo contra todo pronóstico… También hay un poco de cuento de hadas, con la chica, los obstáculos. Son emociones humanas muy básicas. Todos tenemos nuestros objetivos, nuestras luchas… todos nos identificamos con eso. Y por supuesto Stallone ha tomado ese concepto y le ha dado la vuelta cien veces. Creo que es atractivo para cualquiera en todo el mundo. Es mitología humana básica: ser desconocido y tener la oportunidad de demostrar quién eres. Hay muchas películas de boxeo, pero las más populares son las de la saga Rocky. Tienes de Kirk Douglas, Burt Lancaster, Robert de Niro con “Raging Bull”… pero ésas películas tenían un fondo oscuro, destructivo. Las películas de Rocky son muy positivas, te dan esperanza.
P.: Sigues actuando, pero no todo el rato. ¿Qué más haces?
D.L.: Jajaja, no sé. Trato de dormir, pasar tiempo con mis hijos. Vivo en Los Ángeles y tengo una casa en España, donde viví durante 15 años, en Marbella. Mis hijas lucen suecas, son muy rubias, pero hablan español.
P.: ¿Y tú lo aprendiste?
D.L.: Un poquito, sí [dice cambiando a un muy buen español]. Pero necesito practicar más. Me gusta leer libros de Historia [dice volviendo al inglés]. Me gusta meditar, me he vuelto más espiritual con los años. En la medida en que te haces mayor creo que tienes que buscar esa espiritualidad en tu vida, porque la vida es muy corta y te vas dando cuenta con los años. Según se acerca el final de tu vida se necesita encontrar esa espiritualidad positiva. Si no terminas convirtiéndote en un amargo viejo gruñón.