AMLO comienza la “Cuarta Transformación” con la promesa de no reelección

México vive la historia con la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador

El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (i).

El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (i). Crédito: EFE

MÉXICO  Los diputados y senadores encendieron sus celulares y acicalaron sus ropas, vestidos de escotes pronunciados,  trajes sastres en color oscuro, guayaberas blancas y paliacates, huipiles, faldones coloridos al estilo indígena, sombreros y huaraches de dos correas, tacones, zapatos lustrados. Levantaron banderas tricolores y estallaron en una furia casi unánime. “Es un honor estar con Obrador”, una, dos veces hasta tres.

Andrés Manuel López Obrador estaba ahí, tres intentos después de intentarlo, a un paso de ser presidente de México. A un costado, Enrique Peña Nieto, saliente, quien había sido escoltado hasta el recinto por Gerardo Fernández Noroña, uno de los alfiles más radicales del entrante. Ambos sonreían. Y la banda se transfirió, sin prisas, y volvieron los aplausos. ““Presidente, presidente”.

López Obrador alzó la mano y juró “guardar y hacer guardar la constitución” e inició su discurso: “Esto no es sólo un cambio de gobierno sino un cambio completo de régimen”, zimbró.

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El presidente electo logró salir de su casa, ubicada al sur de esta capital mexicana, lento y complicado por una euforia inédita que le impedía llegar a cumplir la obligación de colocarse la banda presidencial: la gente se acercó lo más que pudo  para lanzarle porras y bendiciones, loas, gritos y buenas vibras.

Un joven en bicicleta se aparejó a su paso y con el dedo de frente le soltó.

– Tú no puedes fallar.

AMLO tomó nota mientras del otro lado de la ciudad, en el Congreso de la Unión, los senadores y diputados se rasgaban las vestiduras en manifestaciones de esperanzas y miedos en la misma proporción, dado que los partidos aliados y opositores tuvieron cada uno, independientemente del número de votos que hubieran tenido, tuvieron 10 minutos para explayarse.

En una manta azul, colocada por diputados del Partido Acción Nacional (PAN), se volcaron temores: “(Nicolás Maduro) no eres bienvenido”; en otro cartel, debajo del podio principal, otro cartel rezaba por la esperanza
“Andrés Manuel eres el presidente de la Cuarta Transformación”.

“Esto no sólo un cambio de gobierno sino un cambio completo de régimen”, dijo la diputada de Geovanna Bañuelos, en representación del Partido del Trabajo y puso nerviosos a los legisladores de oposición que apretaban los puños, las quijadas, guardaban y sacaban papeletas y, en el mejor de los casos, guardaban silencio.

“Por el bien de todos debemos sacar al país de ser un Estado fallido y lograr una industria fuerte, tecnológicamente competitiva y que genere riqueza, una industria petroquímica fuerte y además fundamentar la educación en la dignidad”, dijo Bañuelos en un esfuerzo por explicar lo que significa la “Cuarta Transformación”.

Pero el posicionamiento no cambió un ápice el ánimo de algunos como el senador Clemente Castañeda, quien fijó la postura del Movimiento Ciudadano o René Juárez, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) , quien resumió así una inquietud que data de mucho tiempo atrás: una reelección de López Obrador.

“México no debe ser rehén de caudillos”, dijo en un largo discurso en donde sembró la alerta y un llamado a evitar una dictadura o el autoritarismo. “No permitiremos amenazas al pacto federal y la división de poderes… No vamos a permitir un nuevo gobierno que, aclamando la desigualdad, pase por encima de las leyes. Hay que acabar con el capitalismo de compadres que no es lo mismo cambiar de compadres”, advirtió Bañuelos.

La respuesta

Dos horas más tarde, López Obrador, al frente del poder del país, daría respuesta anhelada tras ser interrumpido por gritos contra la presencia del presidente de Venezuela al que llamaron dictador: “Soy maderista y, por lo tanto, partidario de la no reelección bajo ninguna circunstancia voy a reelegirme, por el contrario, voy a someterme a la revocación de mandato”.

– “Sí se pudo, sí se pudo” -corearon manifestantes en los alrededores del congreso. Alguno lloró.


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