Cuatro pasos para hacer una revisión financiera

Conocer hasta dónde llega el dinero y cómo nos hace sentir ayuda a tomar decisiones

Para tomar medidas que alivien el estrés financiero hay que saber qué duele más./Shutterstock

Para tomar medidas que alivien el estrés financiero hay que saber qué duele más./Shutterstock Crédito: Shutterstock

La Asociación Americana de Psicología (APA en sus siglas en inglés) asegura, para quien le quedara alguna duda, que se está viviendo en una época en la que se registra un fuerte aumento del estrés. El dinero es crónicamente una de las principales fuentes de este problema.

En concreto su falta, andar con lo justo o lidiar con resultados de una mala administración de lo que se tiene, puede acabar con el bienestar de individuos y familias. Conociendo los problemas se puede intentar encontrar soluciones por ello es bueno hacerse una revisión, como cuando se va al médico, sobre el bienestar financiero personal.

¿Qué es el bienestar financiero? La Oficina de Asuntos del consumidor Financiero (CFPB) lo definió hace unos años como el estado en el que una persona se encuentra cuando “puede hacer frente a sus actuales y continuas obligaciones financieras, se puede sentir segura de su futuro financiero y es capaz de tomar decisiones que permitan el disfrute de la vida”.

Desde el CFPB, se ha estudiado que el bienestar financiero tiene estos cuatro elementos que son los que conviene revisar:

  • ¿Tiene el control sobre las finanzas diarias y mensuales?

Se tiene el control cuando se pueden pagar las facturas a tiempo y no se tiene preocupación de que falte el dinero para salir adelante. La clave, tal y como lo describe el CFPB, es que uno gestione su dinero, no que el dinero lo gestione a uno.

  • ¿Tiene capacidad para absorber un revés?

Se le rompe el auto ¿puede pagar el arreglo? Se le pierde la tarjeta mensual del metro ¿Puede reponerla? (aunque el enfado no se lo quita nadie). Tiene que ir al dentista porque le duele una muela o le han despedido de su trabajo.

Son gastos y situaciones no planificadas pero que ocurren. Algunos no están planificados, como comprar regalos para tres cumpleaños de niños de la escuela en un mismo mes, pero son previsibles.

Si tiene capacidad para hacer frente a estos retos porque tenga dinero para ello, ahorros dedicados a imprevistos, una red de familia o incluso amigos que le pueda tender la mano temporalmente y absorber ese shock permite alivio mental y financiero. Lamentablemente, Bankrate ha  descubierto que solo el 39% de los americanos podrían cubrir un gasto inesperado de $1,000 con ahorros.

  • ¿Está camino de conseguir sus objetivos?

Quienes tienen un cierto bienestar financiero están cumpliendo no solo con sus obligaciones actuales sino con objetivos de medio y largo plazo como ahorrar para hacer una compra, pagar deudas, ahorrar para la jubilación, estudios…

  • ¿Tiene la libertad financiera necesaria para tomar decisiones que le permitan el disfrute?

Más allá de lo que se quiere pagar en este caso se trata de lo que se quiere. Hacer un viaje en vacaciones, salir con los amigos de cena o tragos, comprar un carro especial. Se trata de mantener una cierta independencia que permita caprichos o decisiones importantes como dejar un trabajo y buscar otro un tiempo después.

Presupuestos

Es complicado ahorrar cuando los dólares no alcanzan y hay estilos de vida, más o menos frugales que ayudan cuando los ingresos son bajos. Lo que más ayuda es hacer presupuestos.

Saber el dinero que entra y controlar cómo sale y por qué. No se pueden hacer milagros pero saber cómo se gasta el dinero ayuda a mantener la perspectiva y usarlo de una forma eficiente. Puede que se supriman muchas alegrías y es tedioso pero con el tiempo, perseverancia y sacrificio se puede ir trabajando en una cierta tranquilidad.

Hay una guía básica que ayuda y es la regla de 50-30-20 sugerida por la senadora Elizabeth Warren en un libro sobre la cuestión. El 50% de los ingresos se dedican a necesidades, el 30% a lo que se quiere (algo de caprichos) y el 20% a ahorros. Sobre este esquema y teniendo en cuenta la situación de cada uno, se ha de variar.

Quienes viven de cheque a cheque tienen mayores dificultades pero por ello es más importante que presupuesten antes de que empiece cada mes con los ingresos con los que cuentan y los gastos a los que tienen que hacer frente. Dependiendo de su situación económica: tiene o no deudas, necesita ahorrar o tiene gastos especiales, hay que presupuestar con objetivos distintos y adaptar los porcentajes.

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